Capítulo diecinueve

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Una semana. Una semana ha pasado desde que desperté de aquel accidente. Una semana que llevo viniendo a este hospital y cada día que vengo, la esperanza de que despierte es cada vez menor. Estos días no he podido observar ningún cambio en su actitud, en su cuerpo, ni siquiera un movimiento y eso me hace dudar más.
Pero, bueno, la esperanza es lo último que se pierde, ¿no? Espero que despierte pronto.

Estoy sentado en la silla de siempre esperando a que me digan que puedo pasar a ver a Hillary. Los médicos solo dicen que lo único que puedo hacer por ella ahora, es esperar. Esperar a que despierte y poder volver a estar con ella.

Tamborileo mis dedos sobre el asiento y mis pies dan golpecitos en el suelo, impaciente.

-Aaron, ya puedes pasar a verla- ya he cogido confianza con la médica y todo.

Me levanto apresuradamente hasta esa habitación en la que ella se encuentra. Abro la puerta silenciosamente y vuelvo a cerrarla de la misma manera. Me acerco a la orilla de la cama y me siento. Su rostro se encuentra todavía con el aparato de oxígeno que le permite respirar cuando está dormida. Tiene algunos hematomas por los brazos, al igual que yo, pero a mí ya no se me ven tanto. También tiene un arañazo que cruza su mejilla, pero, incluso con eso, sigue estando linda.

-¿Sabes qué? Sé que despertarás algún día, lo tengo claro. Sé que eres fuerte y podrás con todo lo que se te interponga en el camino. No sé si te lo he dicho alguna vez, lo más probable es que sí, pero te lo diré otra vez. Hillary, te quiero y mucho. Estoy enamorado de ti, y sé que esa palabra es muy fuerte, pero yo así lo siento. Nunca me he enamorado de nadie. Ha habido muchas chicas, sí, pero ninguna me ha hecho sentir aquellas mariposas en el estómago, como me pasa cuando estoy contigo. Eres especial, Hillary. El día del accidente iba a pedirte salir, pero nada salió como esperaba- le cojo la mano y se la aprieto- Te quiero, princesa, te quiero.

De repente, noto cómo Hillary me devuelve el apretón de manos. Dios, sí, ha movido la mano, eso es buena señal.

Me acerco a ella- Hillary, por favor, despierta, venga, tú puedes, despierta.

La médica entra por la puerta y se acerca a dónde estamos- ¿Qué ha pasado?

-Me ha apretado la mano, lo he notado- digo alterado.

De un momento a otro, la habitación se convierte en un revuelo de médicos de aquí para allá. Me pierdo entre la masa de médicos y consigo llegar hasta la puerta. Debo informar a Sarah de esto.

(...)

Estoy demasiado ansioso e impaciente. La obsesión de morderme las uñas cuando estoy nervioso ha llegado a su punto máximo. No puedo más. Necesito verla a ella y a esos preciosos ojos azules. Los médicos no han parado de salir y entrar de la habitación de Hillary y me muero por saber qué está pasando dentro.

Sarah se encuentra sentada a mi lado y no sé si está igual o más nerviosa que yo.

Trevor también se encuentra con ella, apoyándola en todo

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Trevor también se encuentra con ella, apoyándola en todo. He tenido la oportunidad de conocerlo y hablar con él y es muy buen chaval.

-¿Crees que estará despierta?- me pregunta Sarah.

-No lo sé, Sarah, no lo sé. Lo único que sé es que sentí aquel apretón en mi mano, lo única respuesta que puedo darte es que, si todavía no está despierta, le falta poco- respondo esperanzado.

La médica, con la cual ya he cogido confianza porque es la que siempre nos atiende, camina hacia nosotros apresuradamente.

Los tres nos levantamos- ¿Sucede algo?- pregunto.

-Sí- me tenso- Hillary ha despertado del coma- una gran felicidad inunda todo mi cuerpo- Podéis pasar, pero de uno en uno. ¿Quién será el primero?

Sarah y yo nos miramos y ella asiente con la cabeza para que yo vaya primero. Le suelto un "gracias" y sigo a la médica hasta llegar a su habitación.

Me quedo paralizado antes de entrar cuando la veo sentada en la cama cabizbaja jugando con el anillo que siempre lleva en sus dedos.

-Vamos, entra- me apresura la médica.

Camino hacia ella y me siento en la cama. Ella levanta la mirada y me mira de pies a cabeza.

-Hillary, cariño, estás despierta- le acaricio la mejilla- No me lo puedo creer, una semana esperando a que despiertes y aquí estas. Te quiero tanto, princesa.

Hillary me mira confusa y asustada a la vez- ¿Quién eres?

|Frágil|® [TO #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora