Capítulo quince

2.6K 147 6
                                    

-¿Os dísteis un beso?- grita Sarah tras habérselo contado.

La gente de la sala empiezan a mirarnos y yo solo intentaba no llamar mucho la atención.

-¡Cállate! Te va ha oír- le tapo la boca- Y, en realidad, fue él el que me besó.

-Pero me has dicho que estabas pensando en no separarte y no lo hiciste- alza las cejas repetidas veces.

Ruedo los ojos porque sé que tiene razón. No iba a separarme por más que mi cabeza me lo dijera, no quería.

-¿Has vuelto a hablar con él?- me pregunta tras un breve silencio.

-¿Qué? ¡Claro que no!- agito las manos repetidas veces- Me da vergüenza. No podría ni mirarle a los ojos. No quiero hacerle daño.

-¿Y qué es lo que vas a hacer? ¿Piensas huir siempre?

-No sé, ya pensaré algo. De momento, solo intentaré esquivarlo para no hablar con él.

-Pero, Hillary, ¿te estás escuchando?- me mira confusa- Otra vez estás huyendo de tus problemas, en vez de afrontarlos- agacho la cabeza avergonzada- Sé que te gusta, aunque me lo sigas negando. Lo siento, pero tú me ayudaste con Trevor. Lo menos que puedo hacer es ayudarte con Aaron. Está detrás tuya y viene hacia aquí- me tenso ante sus palabras.

La primera y genial idea que se me viene a la cabeza es comenzar a andar hacia delante. Comienzo a correr, pero una mano en mi hombro me lo impide.

-Hillary, ¿por qué corres?- se le nota asfixiado- Te estaba buscando.

-¿Para qué?- me hago la loca.

-Tenemos que hablar- comienzo a ponerme nerviosa- De lo del beso de ayer.

-¿Qué pasa con eso? Solo fue un beso- miento, aunque me esté doliendo por dentro.

-¿No significó nada para ti?- suena triste.

-Aaron, ese beso fue un error- agacho la cabeza.

-¿Un error? ¿En serio crees que fue un error? ¿Crees que todo lo que ha pasado entre nosotros ha sido solo un error?- comienza a alterarse- De verdad, Hillary, ojalá pudiera entenderte.

-No lo entiendes, no quiero hacerte daño.

-Me lo estás haciendo ahora. La que no lo entiendes eres tú, Hillary. Yo solo quiero estar contigo, pero cada vez me pones más obstáculos y es más difícil. Te ayudaré en todo lo que pueda, pero, por favor, déjame estar contigo.

--No puedes ayudarme, estoy rota- digo cabizbaja. Lágrimas amenazan con salir, pero las retengo para no parecer débil.

Pero bueno, llegados a este punto, nada me importa.

-Pues déjame arreglarte- coge mi barbilla obligándome a mirarle a los ojos. Sus ojos color miel se encuentran con los míos azules.

-¿Crees que es fácil arreglar un cristal tras haberse roto en mil pedazos?- esto último lo digo llorando.

Antes de que pueda contestarme, lo hago yo- Intentaré responderte yo. En algunos casos, puede arreglarse, pero dura mucho tiempo, en otros, es imposible.

Tras eso, salgo corriendo.

(...)

Narra Sarah

No puedo creer que estés haciendo esto, Sarah.

Yo tampoco, conciencia, yo tampoco.

Vuelvo a llamar a la puerta y, esta vez, alguien habla desde dentro.

-¿Quién es?- pregunta Aaron desde dentro.

-Tu dignidad, vengo a despedirme- contesto sarcástica.

-¿Quién es?- vuelve a preguntar.

Joder, ¿por qué este chico es tan inseguro? ¿No me puedes abrir la puerta y ya está?

-Abre la puerta, teñido- le grito desde fuera.

Él abre la puerta y rueda los ojos al verme- No sé por qué sabía que eras tú. Ah, y otra cosa, no soy teñido- hace hueco para que entre a su casa.

-Como sea- empiezo a mirar de un lado a otro, inspeccionando la casa- Es muy grande. ¿Te la dejaron tus padres en herencia?- veo cómo agacha la cabeza tristemente y empiezo a entender- Quiero decir, lo siento, suelo ser muy curiosa.

-No pasa nada, está superado- hace un movimiento con la mano quitándole importancia- Y, dime, ¿a qué has venido?

-Vengo a hablar de Hillary- respondo.

-¿Ella sabe que estás aquí? ¿Te ha mandado ella?

-¿Qué? ¡No! Si ella lo hubiera sabido, me hubiera prohibido venir.

-No hay nada de qué hablar. Ella no quiere hablar conmigo. Me dejó muy claro que lo nuestro solo fue un error- me cuenta mirando hacia otro lado.

-Aaron, ella está asustada hasta la mierda- confieso- Le asusta hacerte daño, porque de verdad, que le importas. Le asusta no poder empezar una relación por culpa del peso de los años.

-¿Y qué debo hacer? Ya no sé qué más hacer- dice frustrado.

-Lo que debes hacer es ir a su casa y soltarle todo lo que sientes- camino hacia él y le señalo con el dedo- No la dejes hablar hasta que termines. Y si después de todo el discurso que ha salido de tu corazoncito, ella sigue soltándote uno de sus rollos, le coges la cara y le pegas un morreo que no olvide en su vida. ¿Te queda claro?- él asiente nervioso, normal, ahora luzco como una psicópata. Lo cojo por el cuello de la camisa- Y si resulta que todo esto funciona, ya sabes lo que pasará si le haces daño. Es mi mejor amiga y no soportaré que le hagas nada. Pero no quiero que te tomes esto como una amenaza, ¿vale?- le sonrío triunfante- Eres libre de hacer lo que quieras- camino hacia la puerta de la entrada- Entonces, ¿lo harás?

-Lo haré- asiente decidido.

-Así me gusta- asiento orgullosa de mi trabajo.

-Así me gusta- asiento orgullosa de mi trabajo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


|Frágil|® [TO #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora