Capítulo veintisiete

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-Hm- me desperezo estirando lo que viene siendo todo el cuerpo mientras que abro la boca para bostezar. Es ahí cuando abro la boca, para encontrarme metida en la bañera- Oh, no, me he quedado dormida mientras me bañaba.

Dejarme, soy estúpida, ¿vale? Es que hoy no he podido dormir absolutamente nada. Me desvelé a medianoche y ahí me he quedado. Me da miedo mirarme al espejo y ver las ojeras que tendré. Salgo de la bañera y enrollo mi cuerpo en una toalla. Me encamino hacia el armario y cojo cualquier prenda de ropa. Total, es para estar en mi casa.

-Ahora, ¿dónde están las zapatillas?- me digo a mí misma. Comienzo a buscar por toda la habitación y nada. Decido mirar debajo de la cama- Ahí estás, ¿eh?- la zapatilla está al final del todo y, como comprenderéis, no llego- Pues de ahí te va a sacar quien yo sé, porque yo no.

Me levanto del suelo y al notar el frío suelo bajo mis pies, cambio de opinión. Estúpido suelo.
¿Por qué está tan frío siempre si estamos en pleno verano?

Tras varios intentos de sacar las zapatillas con la escoba, lo consigo. Me las pongo y bajo las escaleras hacia la cocina. Empiezo a prepararme el café y lo dejo encima de la vitrocerámica calentándose hasta que suene.

Después de unos minutos, decido cerrar los ojos para dormir un poco, pero el sonido de la cafetera me interrumpe. Me levanto soltando maldiciones y, cuando voy a echarme el café en la taza, me lo derramo todo en la camiseta.

-Me cago en el café, la cafetera y el ser humano que los creó- estiro más la ropa para poder ver la gran mancha que se ha quedado y subo otra vez hacia mi habitación para cambiarme.

Ya otra vez vestida, y dispuesta a bajar las escaleras, no veo el primer escalón y tropiezo haciendo que vaya rodando hasta el suelo.

-Hostia terrible- me estiro en el suelo y toco mi cabeza, porque ha empezado a doler- Qué techo tan bonito, me encanta- tras eso, me desmayo.

Supongo que este día no iba a salir muy bien que digamos.

(...)

De un momento a otro, me asusto. Es como si me hubieran transportado a otro lugar. Estoy sentada, todo es de color blanco. Un montón de imágenes y vídeos se presentan ante mí.

Son todos mis recuerdos perdidos. Las imágenes pasan lentamente, para que pueda verlas con detenimiento. Esto es una señal, estoy empezando a recordarlo todo. De todos, un vídeo me llama más la atención. Aaron y yo hablando, yo cogiendo la iniciativa y besando a Aaron.

Bostezo por segunda vez en el día y vuelvo a abrir los ojos. Tardo mi tiempo en acostumbrarme a la gran luz del mediodía. Estoy en un hospital, lo sé porque he estado más veces aquí y no me trae muy buenos recuerdos. Llevo la misma ropa que llevaba antes de caerme por las escaleras.

-¡Por fin despiertas! ¿Estás bien?- llega Sarah y se sienta en la orilla de la cama- Por si no lo sabes, te desmayaste y has estado dormida dos horas. Menudo golpazo te diste, tía.

-¡Sara! ¡Sarah! ¡Lo recuerdo todo!- comienzo a llorar- ¡Todo, Sarah, todo!

Ella comienza a llorar también y nos fundimos en un abrazo entre miles de lágrimas.

-Amiga mía- comienza a decir- Cuánto te he echado de menos, no sabes lo feliz que me haces que hayas recuperado la memoria.

-¿Qué ha pasado?- entra Aaron por la puerta- ¡Hillary! ¡Estás despierta! Pero, ¿por qué lloráis? ¿Qué pasa?

Me levanto sin importar los gritos de Sarah diciendo que había recuperado la memoria y hago lo que he estado queriendo hacer desde que he despertado, besar al chico del que estoy enamorada. Le cojo la cara y le beso los labios. Me corresponde el beso al momento y con deseo.

-No sabes las ganas que tenía de volver a besarte- susurra en mi oído.

(...)

-La última pregunta, Hillary- me dice la médica. Sí, claro, eso me lo ha estado diciendo treinta veces- ¿Cómo es tu hermano? Quiero decir, internamente.

-Es una personita maravillosa- respondo al instante- Es muy cariñoso y siempre se preocupaba por mí. Es lo único que me queda, ¿sabe? Siempre intentaba que no le pasara nada y me decía siempre que no me preocupara de él, que yo me tenía que preocupar por mí misma. Es tan chico y tan mono. Si pudiera volver al pasado, le agradecería a mis padres mil veces más que gracias por haberme dado un hermanito tan bondadoso. Creo que eso es todo- sonrío nostálgica.

-Muy bien. Definitivamente, ha recuperado la memoria, señorita Stone. Ha sido muy fuerte y valiente, lo asumiste todo muy bien. Felicidades- la médica me dedica una gran sonrisa- Debe estar un día en reposo, por si acaso y ya podrá seguir con su vida normal. Espero no verla más por este hospital- me guiña un ojo y yo le sonrío.

Por fin, por fin, por fin, estoy tan contenta que podría trepar paredes. Mejor, no, eso se lo dejo a Spiderman.
Ahora lo único que me falta en la vida es algo, o más bien, alguien.

|Frágil|® [TO #1]Where stories live. Discover now