VIII*

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-Valery-

Abrí los ojos lentamente mientras veía todo distorsionado.

Escuche sonidos raros y cuando porfión mi visión se enfocó pude notar la habitación en la que estaba, era totalmente blanca y con un sofá en la esquina de esta, a mi lado había una especie de máquina que hacia un pitido que me estaba empezando a irritar.

Sentí una punzada en mi cabeza, y dolor, mucho dolor.

Toque la parte trasera de esta encontrando una irregularidad, tenia una venda en mi cabeza.

Mire mi ropa, la cual era una bata azul cielo, y mis pies descalzos dentro de una sabana que tapaba medio cuerpo desde mi estomago hacía abajo.

Estaba en una camilla con una especie de suero a un costado y al otro la máquina de los pitidos.

Me dolía la cabeza y sentía un leve mareo, estaba desconcertada, y confundida.

Me sentía débil, y de pronto de un momento a otro miles de imágenes golpearon mi cabeza, recuerdos, el choque, los gritos, la explosión... mi..

-Papá -susurre sintiendo como un dolor más grande se posaba en mi corazón y las manos y todo el cuerpo empezaban a temblarme.

Rápidamente salí de la camilla arrancando las cosas que estaban conectadas a mis muñecas, sentí un dolor en ellas pero no me importó, en ese momento mi cabeza solo lograba enfocarse en mi papá.

Las lagrimas no tardaron en llenar mis ojos haciéndome nublar la vista.

Abrí la puerta encontrándome con un pasillo vacío, corrí por el hasta el elevador, el cual ignore y preferí bajar por las escaleras corriendo casi tropezándome en varias ocasiones.

Al parecer estaba en el tercer piso, pero ni siquiera sentí el agotamiento ni nada, mi mente solo estaba en una persona y lo preocupada que estaba de esta, mis pies se movían por si solos y la adrenalina empezaba a hacer que mi corazón se saliera.

Al llegar a la puerta de Exit la abrí de un golpe llegando a lo que parecía ser la estancia del hospital.

Todos se giraron a verme y enseguida no dudé en correr a la salida, escuche unos pasos seguirme y las voces de lo que me parecen eran enfermeras hablarme.

Pero no hice caso, simplemente salí de ahí y corrí, no me importo que estuviera descalza, ni que no tuviera nada debajo de la bata más que mis bragas, tampoco que estuviera lloviendo, solo corría.

De alguna forma simplemente quería correr y escapar de la realidad, no... no podía mi papá no podía estar muerto... pero dentro de mi sabia la verdad, y aunque quisiera escapar de la realidad, no podía, lo hecho, hecho estaba y ya no había arreglo.

Tropecé a los poco metros de correr por la banqueta, quedando de rodillas.

Y entonces deje escapar un sollozo y las lágrimas que había retenido, la realidad me golpeo como una cachetada sin piedad, y el dolor en mi corazón se sintió más real que nunca, mis piernas empezaron a temblar y doler al igual que mi cabeza y mi cuerpo empezó a temblar, pero no por el frio de la lluvia empapándome, sino, por el sentimiento de impotencia ante la cruda realidad.

La rabia y el dolor me inundaron haciéndome gritar desgarradoramente y dejándome un amargo sabor en la boca.

Se había ido... para siempre.

...

Me subí al coche de mi madre sin hablar, ella subió y arranco este para dirigirse a la casa.

Después de 3 días estando en el hospital, el doctor al fin decidió darme de alta, al parecer había tenido una crisis totalmente "normal" después de lo que había vivido cuando desperté horas después del accidente.

El Nerd.Where stories live. Discover now