XIX

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-Valery-

Las gotas de agua resuenan en la habitación blanca y llena de mosaicos celestes y azules.

Una fina capa de vapor cubre el ambiente.

Enjabono con prisa mi cabello y me apresuró a enjuagarme, no quiero estar más de la cuenta bajo el agua, la verdad, la señora Flor nos ha dicho que estos dias podíamos tener problemas con el agua por el mantenimiento de algunas tuberías, y no quiero tener que quedarme sin agua antes de acabar de bañarme.

Salgo del baño en una toalla envuelta y voy hacia mi habitación, en el piso se escucha sólo la compañía de soledad y silencio.

Mis dos grandes y mejores amigas junto con sarcasmo e indiferencia.

Somos un equipo inseparable.

Me visto y decido que no tengo nada que hacer el día de hoy, he terminado mis trabajos, gracias a Lei.

Y me libre de la cita de ayer gracias a Jess.

Decido que quiero comer algunas golosinas y me dirijo a la tienda más sercana que está a varias cuadras.

Me enfundó en una chamarra de mezclilla y salgo a la calle.

El dia parece estar acalorado a pesar de que no hay mucho sol.

Al llegar no demoró más de 10 minutos en buscar algunas golosinas y comida chatarra.

Hago la cuenta de lo que llevó mientras reviso mi cartera, debería buscar un trabajo, el dinero de papá es para dos y una de ellas nisiquiera se preocupa por la hipoteca y la renta de la otra.

Mientras me cobran me ofrecen una tarjeta de acumulación de puntos, decido aceptarla por que vamos, adoro tener separadores de improvisó.

De hecho creo que la mayoría de libros que tengo sin acabar, sólo los utilizo para guardar tarjetas así.

Nunca tiendo a acabar las historias así que siempre estás inconclusas y con separadores improvisados.

Antes me gustaba la emoción que me causaba leer, era realmente satisfactorio.

Con el tiempo encuentras nuevas vías de escape, y vas dejando el interés por leer los final felices, por que los dramas ya son suficientes en tu vida.

En cuanto me dirijo a la salida puedo ver desde el otro lado de las puertas de cristal como derrepente un aguacero cae por todos lado sin previo aviso.

Demonios.

Me guardo las maldiciones para mi, pero no logró evitar esconder la cara de aborrecimiento que se planta en mi rostro.

No quiero esperar a que paré por que no parece querer parar y no puedo salir por que el agua está callendo tan fuerte que se que me empapare antes de siquiera dar un paso para echar a correr.

Una voz a mis espaldas me hace voltear y me encuentro con una sonrisa bastante familiar.

-Valery, que gusto verte de nuevo.

-Hola chico de la cita.

El se rie por el mote que le he puesto.

-A la cual, por cierto faltaste.

-Tuve un imprevisto -digo sin darle mucha importancia, pero mi mente vaga a aquella conversación por terminar.

-Me Voy, pero tengo que hablar contigo antes, necesito que vengas, hay algo que debes saber...

Trato de concentrarme en la contestación del chico antes de seguir pensando en aquella llamada telefónica.

-Entonces me debes esa cita. -dice sonriendo.

-Creí que era para tu primo.

-Si bueno, mi primo ya tiene con quien pasarla bien, alguien de su tipo, y tu no eres de esas.

-¿De las de su tipo?

Alzó una ceja divertida y el asiente aún con esa sonrisa que parece nunca querer borrarsele de la cara.

-Valla, así que me han rechazado, esto es nuevo.

El ríe y entonces un rayo se hace ver por la puerta de cristal y el trueno no se hace esperar mucho.

La lluvia no parece querer terminar y eso me desespera.

-No lo tomes a mal, sólo digamos que cambie de pensamiento.

Vuelvo mi atención al ruloso y me quedo pensando, no quiero quedarme atrapada aquí toda la tarde y por una extraña razón el tipo este me cae bien, tal vez simplemente estoy de humor hoy.

-Oye, ¿traes coche?

El asiente confundido.

-Bueno, ya que insistes tanto, venga vamos a tener esa cita ahora.

Sonrió cínica y el se sorprende un poco pero luego retoma su postura de niño sonriente.

Valla, este chico no se cansa de sonreír.

Ambos nos montamos en su auto un poco mojados después de haber corrido para subirnos.

-¿A dónde quieres ir?

-No interesa, pero preferiría un lugar no muy concurrido, en este momento casi todos los lugares con techo estarán infestados de gente.

La sola idea me parece asfixiante.

-Bien, creo que se donde podemos ir.

El no borra su sonrisa un momento y perece querer ostigarme.

Cuando veo que aparca junto a una casa familiar, me doy cuenta demasiado tarde de lo que ha hecho y el enorme error que he cometido.

Nunca, nunca le digas a un chico que hagan lo que el quiera, por que en ese momento te has metido en la boca del lobo.

Guardo mis pensamientos mientras intento pensar en una vía de escape rápido, el apartamento no queda lejos y tal vez pueda soportar un pequeño resfriado.

Guardo silencio mientras entramos en la casa, parece estar vacía pero antes de decir algo alguien baja las escaleras a trompicones y enseguida reconozco esas gafas de pasta que lo hacen ver completamente tonto.

Guarda silencio y saluda a su primo sin despegar la vista de mi, es demasiado notorio su shok y se me escapa una pequeña sonrisa por eso.

Es tan estúpido.

Para mi sorpresa me reprendo volviendo a estar seria, yo no soy de las que se van sonriendo por la vida a todos.

El Nerd.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora