XXXIX

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2...

-Luke-

Desplazo las puertas de vidrio para entrar, mientras doy cada paso resuena en la baldosa blanca y pulcra, en el ambiente se respira medicina y cloro.

Como ya es costumbre desde hace ya poco tiempo me acerco a la recepcionista, preguntó por su nombre pero esta vez ella me dice que ya no está aquí.

La han dado de alta, no se si sentirme mejor o sentirme desanimado por qué ella no me ha buscado.

Desde que me pidió que me fuera no volví, por lo menos no para que ella me viera, yo venía a preguntar por su estado y dejaba gelatinas, no sabía que más traer para que ella supiera que me importaba, no quería verla a la cara por qué sabía que talvez me volvería a hechar y me sentía mal

Creí que lo que ella hizo fue mi culpa, al principio mi primer instinto fue ir a ella, pero en cuando la psicología vio mis intenciones me detuvo, ella me explico que lo que Valery necesitaba era tiempo, necesita asimilar todo, ella tenía problemas emocionales, eso lo sabía, pero jamás creí que la depresión fuera uno tan grave de ellos.

Me dijo que le diera espacio, que lo mejor para ella era que la dejara salir de esto sola, ese era su mayor reto, aprender a ser feliz sola, con ella misma, no debía anclarse a alguien, necesitaba apoyo de los demás sí, mucho, pero más que todo necesitaba entender que de quién más amor le hacía falta era el de ella.

Así que decidí no acercarme, por lo menos no hasta que fuera prudente, pero entre más días pasaban menos me sentía lo suficientemente necesario, la psicología me decía que iba a progreso, no quería arruinar eso, talvez ella no me necesitaba, nisiquiera había preguntado por mi.

Considere más de una vez hablar con ella, pero siempre me repetía a mi mismo que lo mejor era que ella no me viera, tenía mi apoyo y mi cariño pero tenía que salir adelante sola, se que suena estúpido, ahora lo sé, ella había tenido ya mucho tiempo sola, pero eso era lo malo, ella no quería a alguien más, ella quería hacerlo sola, alejaba a todos, y tenía que aprender lo que era realmente estar sola, y salir adelante sin necesitar de nadie, pero de la forma correcta, no encerrando se en el desprecio.

Por qué aunque ella no lo quisiera aceptar le echaba la culpa a los demás, pero principalmente a ella misma, se creía tan víctima como verdugo que no sabía de nada más que de amargura y tristeza.

Tenía que aprender a quererse para querer a los demás.

Los días pasaron, la ví más de alguna vez, la seguí, pregunte por ella, no podía creer lo bien que iba, y lo que más me dolía es que efectivamente no necesitaba de nadie para hacerlo, nisiquiera de mi.

La ví reincorporarse, no había un cambio a simple vista, pero algo no estaba igual, ella ya no se cubría la cara, estaba enfocada, su cara demostraba serenidad no desprecio, caminaba con la corriente no esquivando y haciendo muecas, no corría apresurada, sino más bien caminaba sin prisa alguna.

La ví leer, la ví comer, la ví caminar, la ví poner atención, la ví en todo momento.

Nunca deje de verla.

Nunca deje de quererla.

El curso estaba por terminar, la vacaciones a la vuelta de la esquina, ella salió junto a los demás sin bajar la cabeza.

La ví alejarse por el rumbo que siempre tomaba.

Entonces unas manos tocaron mi brazo.

Gire mi cabeza para tomarme con Ashton.

-Sigues acosandola -dijo divertido.

-No la estoy acosando.

-claro que si.

El Nerd.Where stories live. Discover now