XL

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-Valery-

El Viento soplaba fuerte, el cielo tenía un tinte gris, sabía que la lluvia no estaba muy lejos, pero aún así seguí caminando.

Entre en aquel lugar lujubre, todo eran colores grises, me recordó el tinte de mi cabello.

Yo era como ese lugar, muchas cosas había muerto dentro de mi, había muchos agujeros para otros más, y todo se basaba en recuerdos, y palabras vacías.

Un panteón, eso era yo.

Llevaba la muerte dentro de mi, yo así lo asumí.

Me sentía desolada, me sentía desgastada.

Tendría apenas la mayoría de edad y para entonces ya me sentía como si la vida se me fuera a acabar.

Busque con la mirada su tumba, dónde estaba él.

Debía de ser un año, un año desde que se fué.

Pero este aniversario, no era célebre como muchos otros.

Para mí sería mejor estar en casa, olvidarlo, beber y acostarme con alguien, pero ya no, no podía seguir escondiéndome.

La mierda que traía conmigo ya era suficiente, así que cargandome de valor me acerque, ví la inscripción en la lápida, mi Madre no había querido gastar más que lo indispensable con ella, y nisiquiera se había tomado el tiempo para elegir una inscripción adecuada.

Cristian R. Weigel j.
1977-2017

Eso era todo.

No más, eso era todo lo que estaba en su tumba, aunque estaba bien así, solo las personas que lo conocían sabían que no habría palabras para describir a mi padre.

No lo odio, creí que era un traidor por qué después de todo fue el lo que más dolor me ocasiono.

Pero el no tiene la culpa, el solo fue lo mejor que pudo, no fue perfecto como persona, pero si como padre, fue perfecto para mi.

Entendí que no tenía más nada que reprocharle, si, tenía un poco de coraje dentro de mi, desilusión talvez, pero esa no era culpa de el, yo no podía esperar que el fuera completamente perfecto por qué el era humano, y no podía juzgarlo por cosas que no me correspondían.

¿Acaso no todos nos equivocamos alguna vez?

Prefería sentime en paz y recordarlo de la mejor forma, a odiarlo y sentirme atormentada para siempre.

Ya no, mi decisión ya no era esa.

Es de sabios saber cambiar de opinión, mis principios, mis valores, y algunas cosas (la mayoría) de mis pensamientos no iban a cambiar solo por arte de magia, pero ahora entendía que la que estaba mal era yo, por querer echarme la culpa de todo, por querer ser la víctima, por muchas cosas en general.

Mi manera de tomar todo no fue la correcta pero era de esperarse, mi situación me llevo a hacer y ser lo que era y había hecho, pero las sesiones me habían ayudado a aceptar, aceptar que estaba mal.

Talvez aquello fue lo más difícil, aceptar, aceptar que yo no era víctima más que de mi misma, aceptar que el mundo no era todo mal, sino mi mundo era el que estaba mal.

Aún hay cosas que no logro cambiar, y que me costará hacerlo lo sé, pero lo más importante es que quiero, quiero cambiar.

Me agachó y pongo en la superficie un pequeño racimo de clavelinas, no son las típicas flores que llevas a una tumba pero almenos son coloridas y sé que a papá le gustarían.

El Nerd.Where stories live. Discover now