Sentimientos Encontrados. (Carl Grimes)

∆ C14: Nuevo grupo.

|Narra Katie|

¡Feliz cumpleaños a mí!

Era extraño cumplir año en esas... circunstancias. Es decir, nadie se hubiera imaginado que íbamos a tener un apocalipsis zombie. Aunque sí, existían muchas personas obsesivas con el tema, categorizados como lunáticos por la sociedad y sus estereotipos; sin embargo, el karma siempre actuando de la mejor manera, dejó claro que ese grupo de lunáticos eran los que estaban más protegidos y preparados. Yo lo más cerca que había estado de un apocalipsis era por los videojuegos. Era muy buena, por cierto.

Pero, una vez más, mi cumpleaños se sentía vacío, melancólico, triste y miserable. Antes no estaba mi papá, pero ahora mi mamá tampoco —porque yo y el mundo la matamos— ni mi hermano. Ashley no le contó a nadie, respetó mi decisión, pero insistió un poco en que todo estaría bien, que ella estaba conmigo sin importar qué. Y lo apreciaba, ella también era mi familia, era mi hermana y gracias a ella, mi cumpleaños no llegaba a sentirse tan desagradable rozando lo insoportable. Esa castaña era muy importante para mí apesar de sus defectos.

— ¿Por qué Terminus queda tan lejos? —protestó Ashley.

—No seas tan floja —respondió James—. Es bueno caminar para tu organismo.

—Lo sé —admitió, frustrada—, pero aún así estoy cansada.

—Hacemos esto por Rick, Michonne, Carl y Daryl —le recordé, destapando una botella de agua—, su grupo está allá, hay que ayudarlos.

—Esperemos que estén bien —agregó Carl casi en un susurro.

—Lo están —Ashley quiso animarlo—. Hay que tener esperanza.

Yo la perdí hace unos meses.

Un rato atrás, nos habíamos encontrado unos cuantos caminantes que salieron de un bus abandonado en medio del camino de tierra. Estuvimos todos luchando contra ellos, de hecho Ashley le salvó la vida a Rick y a Michonne cuando ambos estuvieron a punto de ser comida para caminantes. El cabecilla y la morena ahora estaban agradecidos con la castaña ganando ella un punto a su favor con lo que a la confianza de Rick respecta.

Además, el trío dinámico había estado callado y separado por culpa de Matt. El imbécil con piernas nos había robado a James desde la mañana y no dejaba de parlotear con el chico de cabello azabache sobre deportes. Carl y yo nos habíamos dedicado a insultarlos en silencio, codo a codo, analizando a ambos amigos desde la lejanía. Me parecía genial —nótese el sarcasmo— lo envidioso que era Matt, de verdad que sí. Un completo idiota.

Pero, ya se habían sumado dos horas de caminata, mis piernas ardían, mis pies exigían un descanso con cada paso que daba, mi cabeza dolía por el excesivo calor del sol y mi cuerpo estaba empapado en sudor. Sudor, tierra, hojas y sangre de caminante. Llevaba más de tres días con la misma ropa y estaba asquerosamente sucia, debía cambiarla solo que no había tenido oportunidad de hacerlo.

Sin embargo, lo más agradable de mi día fue cuando Ashley y James me despertaron con un suave «Feliz cumpleaños» y yo, por el susto mezclado a la alerta, le di un puñetazo al chico de cabello azabache. Nunca en mi vida me reí tanto como en ese momento.

—Rick, mira —la voz de Michonne me hizo espabilar.

Eché un vistazo hacia donde estaban todos enfocados, notando un edificio grande construido de ladrillos que en su pared tenía la palabra «Terminus» escrita. Por como se veía a su alrededor, parecía ser un gran almacén, uno industrial, solo que no estaba segura de qué almacenaba exactamente por la lejanía.

—Aleluya —susurra Ashley, admirando el edificio—. Creí que eras un espejismo.

Algo se removió en mi estómago. Ese algo era el mal presentimiento. Porque si una cosa era despreciable en mí, era la desconfianza que le tenía a todos a mi alrededor. A veces podía ser un don y en otras una maldición, pero estaba segura que en ese momento era un don.