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Your idea is ridiculous.

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Con el inicio de las vacaciones también llegaba la mudanza de la familia Bennett hacia Reino Unido. Isabelle por supuesto que seguía molesta con idea de irse, pero ya no había vuelta atrás, todas sus cosas ya habían sido llevadas a algún barrio en la capital, Isabelle insistió en que se iría a Reino Unido si aceptaban ir a un lugar más bonito, como Bristol o Gloucester, porque para la pelirroja Londres era demasiado molesto y cliché para ella, pero otra vez, su padre se negó. Ahora ambos estaban de camino hacia el aeropuerto, la idea de aparecer o usar algún transportador no le agradaba a la chica, ni tampoco a Joseph debido a las consecuencias que podía traer, por lo que ambos por fin habían estado de acuerdo en usar uno de los transportes muggles más común para ir a otro sitio.

Isabelle acaricio al gato y con cuidado lo metió en una caja para poderlo transportar, al único que parecía no agradarle la idea del viaje en avión era al gato.

— No seas gruñón, Demian, es culpa de papá. —exclamó la chica hacia el animal que maulló como respuesta— Hasta Demian sabe que tu idea es ridícula.

Joseph vio a su hija caminar dentro del aeropuerto e ir hacia el lugar correspondiente ella sola, el hombre miró al gato y este le mostro los colmillos como amenaza, con una sola mirada al hombre a su lado este se llevó al pequeño animal para que lo enviaran al embarque mientras este caminaba en busca de su hija quien seguramente se encontraba siendo revisada para luego dirigirse a esperar por su avión, no era necesario ser un genio para saber que Isabelle Bennett molesta era insoportable, primera vez que Joseph Bennett se arrepentía de ir por su hija a la estación.

Isabelle por su parte tomó asiento al lado de un niño que no dejaba de jugar con una liebre de peluche, la chica sonrió ante el recuerdo de su amiga. Lisa Mitchell se había convertido en su mejor amiga desde que entraron a Salem, ambas se convirtieron en uña y mugre aun cuando fueron a casas distintas e incluso cuando ambas eran totalmente distintas; Isabelle podía llegar a ser la persona más narcisista del planeta mientras que Lisa era todo lo contrario, eran como blanco y negro, la digna representación entre ambas casas, la una Parris y la otra Putman. Aunque Lisa sabía que por más terrible que describieran a su amiga, ella no sería capaz de lastimar ni a una mosca.

El niño observó a la chica a su lado y sonrió para luego salir corriendo hacia una mujer, la pelirroja observó a la mujer y frunció el ceño al ver una pequeña sombra en la parte trasera, como si estuviera adherida a ella, era la primera vez que veía una cosa como esa; su aspecto lucia demacrado, como si hubiese sido desfigurado e Isabelle podía estar segura que aquella sombra pareciera como si la estuviese mirando, lentamente la sombra se movió hasta desaparecer frente a sus ojos sin embargo de un momento a otro esta apareció frente a ella y la tocó.

Era la primera vez desde que frente a ella se materializaban esas cosas en las que sintió o vio algo, más lo único que le mostro fue una cosa: Muerte.




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Lo primero que noto Isabelle cuando llego a Londres fue el horrible clima que los había recibido, hacia frio y estaba lloviendo, algo raro cuando se supone que el verano estaba comenzando, su padre dijo que quizás era de esas lluvias veraniegas, y con esa idea Isabelle fue hasta el auto que el Ministerio Mágico había designado para ellos con la gran esperanza que mañana el cielo estuviera despejado y pudiera recorrer las calles de la ciudad o que en todo caso convencer a su madre de llevarla a Bristol o Gloucester. El auto comenzó a conducir atravesó de las concurridas calles de la ciudad, su padre le había advertido que su hogar se encontraba algo lejos pero después de varios minutos que para ella se le hicieron horas supo que ese algo solo era una mentira, al menos disculpo esa mentira cuando un barrio bonito les dio la bienvenida.

El auto se detuvo frente a una casa, Isabelle miró a través de la ventana su nuevo hogar y sonrió, la casa lucia incluso mejor a como había dicho su madre en una de las tantas llamadas que recibió, el buen gusto de su madre jamás fallaba y solo era cuestión de tiempo para comprobar eso por dentro. La pelirroja bajó del auto y caminó hacia su nuevo hogar, dejando una última acaricia al gato, lo dejo en el suelo y abrió la puerta, siendo el animal quien entrara primero corriendo escalera arriba ignorando totalmente a la mujer que aprecia por la puerta de la cual suponía era la cocina.

— Hola madre.

— ¿Tuvieron un buen viaje?

— Excelente, pero Demian no lo disfruto tanto, lo viste, está molesto con ustedes.

— Demian siempre está molesto. —Isabelle se dio la vuelta y vio a su hermano mayor en uno de los sofás con una sonrisa, luego se escuchó la maldición de otro por los escalones.

— ¡Eso fue trampa!

— Todo es válido en esta vida.

— También es lindo verlos, tuve un buen viaje, gracias por preguntar. —comentó la pelirroja en voz alta mientras apartaba a su hermano y subía las escaleras, Alec miró a su madre y ella sonrió de manera tranquilizadora, los tres ahí presentes sabían de antemano el humor con el que iba a ir Isabelle, a pesar de que ambos hermanos disfrutaban de hacer enojar a su hermana esta vez decidieron dejar esa idea de lado, no querían que la bomba explotara.

La pelirroja terminó de subir las escaleras y camino a la única habitación que tenía la puerta cerrada y claro que también tenía a un gato acostado esperando a que esta fuera abierta, la chica abrió la puerta y el felino fue el primero nuevamente en entrar y acostarse en la cama, la habitación no estaba mal, camino tocando cada cosa que había a su paso hasta llegar a su tocador, donde dos cartas se encontraban, la una con el sello típico de Hogwarts la cual le hubiese gustado quemar, pero sería llamar la atención del ministerio y la otra con la pulcra letra de su amiga, ambas habían aprendió una manera de enviarse cartas sin que estas fueran interceptadas e incluso la magia usada no podía ser detectada, sonrió al saber que incluso ese hechizo funcionaba en otro continente.

Tomó la carta con el sello del colegio entre sus manos y le dio unos pequeños golpes, la puerta se abrió y la figura de su hermano apareció por ella.

— Si piensas decir algo, ahórratelo.

— Yo solo pensaba en ayudarte a quemar la carta.

— ¿Cómo sabias que iba a quemarla?

— Olvidas que yo queme la carta a Ilvermorny.—la chica rio ante el recuerdo de un molesto Alec quemando la carta del colegio que no quería, el castaño caminó hasta donde estaba la carta y de un chasquido la quemo, a pesar de que ambos sabían que llegarían más cartas hasta que ella aceptara y respondiera la carta— Lo hermanos Bennett por fin estarán juntos.

— Es como tener a la realeza. —dijo la chica con sarcasmo en su voz, Alec soltó una carcajada y camino hacia su hermana— Va a ser un año muy interesante.

— Ya lo creo.

Anchor ➳ James Sirius PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora