ii. xii

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I'm fine.

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Los copos de nieve caían con fuerza sobre las ruinas de la vieja mansión, todos estaban callados mientras observaban como aquel imponente hombre caminaba a través de los escombros buscando algo con desesperación, coloco su mano en el puente de la nariz intentando calmarse, pero cuando uno de sus hombres informó que no habían encontrado ninguna señal de ellas. Con notable furia tomó al hombre del cuello y lo apretó hasta romper su cuello y tirarlo al suelo.

— ¡Les dije que la atraparan! —gritó el hombre furioso mientras mataba a otro de sus hombres, se dio la vuelta y observó a un grupo de personas— ¡Quiero la cabeza de esa traidora!

La mujer que encabezaba aquel grupo asintió y desaparecieron para ir en búsqueda de aquella rubia que había jurado lealtad, pero al final solo los había traicionado para salvar a su amiga. Todos guardaron silencio y pudieron escuchar a lo lejos los sonidos de unos tacones, los ojos oscuros del hombre observaron a la mujer quien sonreía como si todo hubiese sido un éxito, eso lo enfureció aún más, alzó una de sus manos y azotó a la mujer contra una de las pocas paredes que había quedado en pie.

Ella por su parte solo comenzó a reír, llamando la atención de todos los presentes, en sus manos apareció una daga con rastros de sangre.

— Aun podemos hacerlo mi señor, no todo está perdido.



─ ✦ ─



Las llamas de la chimenea emitían un ruido al quemar la madera que en aquel momento provocaban nervios al azabache, James miraba con el ceño fruncido a su padre y primo, este último había recibido un pequeño papel volador hace unos días que aseguraba que Isabelle estaba bien y que intentarían huir.

Aquella Lisa no le daba confianza y por más que Fred creyera en ella eso no le daba buena espina al azabache, pero como su padre había dicho es lo más cerca que han estado de Isabelle en días, ambos desaparecieron y James comenzó a maldecir, él también quería ir con ellos, quería saber de su pelirroja pero su padre había lanzado un rotundo no y hasta que el ministerio diera el visto bueno a que este libre no podía moverse de aquel lugar en el que se encontraba, ni siquiera había podido ir a clases todavía, la madriguera era su Azkaban por el momento.

Por supuesto que estar en la madriguera era mucho mejor que la idea que todos tenían de enviarlo hacia aquel sitio, más eso no quitaba el sentimiento de sentirse prisionero incluso si era en su propio hogar rodeado de su familia.

— Calma los nervios. —James alzó la mirada y vio una taza humeante frente a él, luego vio la sonrisa tranquilizadora de Dominique, quizás la única mujer en aquella casa que sabía cómo calmar al chico, algo que en el fondo agradecía en aquellos momentos.

— ¿Crees que sea cierto lo de esa tal Lisa?

— Fred confía en ella y Amber también, incluso su familia lo hace, nosotros no la conocemos y no vamos a juzgarla antes de hora.

Y era cierto, James sabía que era muy temprano para juzgar a la rubia amiga de Isabelle, pero no podía evitar sentir desconfianza de cada persona que se acercara a él o la pelirroja, al menos no después de todo lo que se enteró al estar poseído por aquel hombre. Cada persona había puesto su confianza en una adolescente y James quería hacerlo, de verdad quería confiar en que ella lograría regresar a Isabelle, pero al ver como el reloj seguía su ritmo y ninguna de las dos daba alguna señal de vida las ganas de hacerlo también se iban. Un suspiro salió de entre los labios de James.

— Lo siento, es solo que... no puede pasarle nada a ella, me niego a que Isabelle... —James frunció el ceño ante el ruido y miró a Nique sin entender que sucedía, pues la cabellera de Ginny Weasley había salido corriendo desde la cocina para ver lo que pasaba.

— ¡Ayúdenos por favor!

Ambos primos se miraron y salieron corriendo hacia donde había salido corriendo la mujer de cabellos rojos junto a Victorie, los dos llegaron a la entrada y Dominique hizo una exclamación antes de correr también a ayudar, James por su parte se había quedado estático en la entrada observando la situación.

— Uno de esos hombres nos siguieron, yo no... no sé dónde estaba, entré en pánico y ella... —Isabelle alzo la mirada unos segundos antes de cerrar los ojos y dejar de escuchar las palabras que salían de la boca de su amiga, todo comenzaba a ser distante, sintió las lágrimas en sus ojos, aun así, no quería mostrarse débil frente a las personas a su alrededor.

Un gemido de dolor salió de entre sus labios, sus ojos se abrieron unos segundos solo para toparse con los ojos llenos de lágrimas de su amiga. Al final de cuentas todo lo que había hecho le había llevado a este momento y lo más triste era que habían logrado obtener su sangre, la situación había empeorado pero la tranquilidad de saber que al menos su amiga se había salvado era suficiente para ella, volvió a abrir los ojos y observó nuevamente a Lisa sostener su mano, con las pocas fuerzas que le quedaban dio un apretón, giró su cabeza y ahí en la entrada estaba aquel chico de cabello alborotado.

En muchas de sus torturas, Aneska había usado la imagen de James muriendo y ella no podía hacer nada para evitar el destino el azabache, una de las tantas noches luego de su tortura diaria había casi rogado por ver a James solo por un segundo para asegurarse de que él estaba bien, pero no era posible y ahora en lo que parecía su lecho de muerte lo tenía frente a ella.

Las miradas de ambos estaban conectadas, provocando que Isabelle sonriera y murmurara un estoy bien, antes de desviar la mirada y cerrar los ojos.

Anchor ➳ James Sirius PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora