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Hogwarts se había convertido en un pequeño desorden luego de que Isabelle desapareciera por varias horas, sus hermanos y madre estaban preocupados por ella, habían buscado por cada rincón del castillo pero no habían encontrado ningún rastro de la pelirroja, su familia comenzaba a pensar lo peor; si fue secuestrada una vez en las narices de varios aurores, ¿quién les aseguraba que no iban a hacerlo ahora? Pequeños grupos de búsqueda se habían formado para encontrarla, cuando la noche llegó fue el momento de más tensión para todos, ya la mayoría del colegio se había enterado de lo sucedido, cuando fue hora de dormir McGonagall envió a todos a sus habitaciones a excepción los maestros y prefectos que se quedarían a buscar a Isabelle.
— ¿Acaso no escuchaste las ordenes, Potter? —los maestros miraron al prefecto de Revenclaw retando al azabache quien comenzaba a lucir como si estuviera enfermo, Minerva miró a James y suspiró, este se había negado a ir con su madre hasta que apareciera Isabelle.
— Déjalo. —habló Minerva. Dean Rice observó a la directora y asintió, James caminó hacia Theo Edwards y este le dio una pequeña sonrisa, el prefecto de Gryffindor había presenciado las miles de peleas que habían tenido James e Isabelle a lo largo del año, en un punto se había cansado de sus constantes peleas que se había planteado lanzarlos al lago negro para que se los coma el calamar gigante, pero luego simplemente estas se detuvieron y se convirtieron en bromas, ambos se hacían bromas, sobre todo ella.
Se había hecho un ritual para cada uno de los leones ver como ambos llegaban a tratarse, era lo primero que veías al levantarte y de seguro lo último que hacías al irte a dormir. Theo observó de reojo al azabache y sintió compasión por él, el rubio sabía que, si algo le pasara a Maggie, su actual pareja, perdería la cabeza.
— La encontraremos. —susurró Theo mientras ambos caminaban hacia la cabaña de Hagrid, James observó a su prefecto y asintió. Soltó un suspiro e intento controlar sus sentimientos, sentía tristeza, pánico, enojo y miedo, este último siendo el que más lo atormentaba, no quería que ella lo odiara.
Ambos llegaron hacia la cabaña de Hagrid quien ya los esperaba a ambos con una lámpara de fuego, lo más prudente hubiera sido que se adentraran al bosque cuando el sol había salido, lamentablemente cuando el suceso ocurrió Hagrid no se encontraba por los alrededores del castillo, el mitad gigante comenzó a explicarles unas pequeñas normas antes de entrar al bosque, pero James desvió su atención de él cuando escucho un ruido entre las penumbras del bosque.
Frunció el ceño e inconscientemente caminó hacia este, se detuvo a unos metros y vio como la silueta de Isabelle aparecía por entre los árboles, James corrió hacia ella y la abrazo, suspirando de alivio al tenerla cerca, pero entonces el sentimiento de miedo volvió hacia él cuando la pelirroja no correspondió su abrazo, algo dentro de él se rompió ante esto, pero entonces sintió los sollozos de Isabelle y como esta aferraba sus manos a la capa de James.
