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El invierno había llegado con fuerza, la nieve cubría gran parte del camino imposibilitando la movilización de los muggles en sus autos, ellos culpaban al clima mientras que los magos culpaban a los magos que estaban atemorizando a la comunidad, aquel cambio en las estaciones lo habían vivido con Voldemort, el frio y los días grises, pero esta vez parecía duplicada.
Isabelle miraba la nieve caer por la ventana de su habitación, el ministerio podía haber prohibido las salidas a Hogsmeade pero no podía prohibirles las vacaciones a los estudiantes, Isabelle volvió a su hogar para encontrarse solo a su madre y hermano mayor, faltaba Stefan y en las semanas transcurridas solo encontraban huellas de viejos lugares en los que estuvieron, pero nada que los condujera a un lugar exacto, la luz de su habitación comenzó a titilar hasta que esta se apagó completamente, la punta de su varita se iluminó y caminó hacia la puerta de su habitación pero esta se abrió mostrando a su hermano.
— ¿Qué está pasando?
— Tengo que sacarte de aquí.
— ¿Dónde está mamá?
— Haciendo tiempo. —la pelirroja comenzó a negarse y forcejear, alargo la mano y tomó un pequeño cuchillo de su escritorio, le clavo en la palma de su mano logrando liberarse, pero la puerta se volvió a abrir y por ella aparecía James, su aspecto era el de una persona enferma, estaba pálido y las ojeras eran muy perceptibles, la bruja sintió que su respiración se detenía, se levantó y vio la sonrisa macabra en el rostro del azabache.
Una explosión se escuchó a lo lejos y luego otra más cercana que golpeo a Isabelle, su cabeza daba vueltas y sentía un ruido en sus oídos, abrió los ojos y sintió el frio de la nieve en su espalda, se levantó con rapidez encontrándose con solo arboles a su alrededor, todos cubiertos de nieve. La pelirroja caminó entre estos hasta llegar a un lago congelado, del otro lado vio una figura, entrecerró los ojos y se vio a ella misma, los más sorprendente fue ver a James detrás de ella, se dio la vuelta y estuvo cara a cara con él.
— Que lastima tener que asesinar a un ancla tan bonita. —habló, su mano acaricio su mejilla y ella se alejó— ¿Por qué huyes?
— Tú no eres James.
— Soy aún mejor que ese patético brujo, soy más fuerte e inteligente que él.
— Solo eres un parasito. —la mano de James se levantó y envió a Isabelle contra uno de los árboles, la pelirroja se quedó ahí intentando recuperar el aire, pero volvió a ser levantada solo que ahora no fue estrellada contra nada, el aire comenzaba a faltarle, cuando creyó que todo acabaría volvió a caer— No... No eres... No eres James.
