Capítulo siete.

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Joaquín suspiro saliendo del edificio Reeve. Era algo detestable tener que ir a recoger el sueldo de la semana en domingo por la mañana siendo que era día libre y el jefe bien podría haberlo dado el sábado cuando todos se iban pero al parecer la empresa tenía una política muy estricta de "Entre más infeliz el empleado mejor." Solo podía opinar que de ser así lo estaban haciendo muy bien.

Estaba bastante perdido en sus pensamientos cuando de pronto una voz lo detuvo antes de llegar al estacionamiento. Lila corrió hasta quedar a su paso y entonces lo saludo sonriente. La chica meneo su cabello castaño al momento en que jugaba con sus pequeños rulos y le contaba algo acerca de las nuevas reglas que había puesto el gerente de su área. Lo del cabello era algo común, ella se lo había contado antes, una especie de tic nervioso que hasta ahora no había logrado controlar.

-¿Por qué no fuiste a la fiesta que tuvo el padre de Vany? Pensé que te había invitado.- Joaquín parpadeo confundido por el drástico cambio de rumbo que había dado la conversación pero aun así contesto.

-Oh, lo hizó. Pero me desinvitó ayer por llamarla inmadura y no quitar la denuncia de su cuenta.- Lila rió ante las palabras del muchacho.

-Deberías de tenerle paciencia, es una buena chica.

-Tan buena como un mono con una motosierra cargada. No entiendo como la defiendes y la ayudas, esto literalmente esta de miedo.

-La verdad yo tampoco la entiendo, siempre ha sido mucho de guardar sus pensamientos y actuar por impulso. Yo le sigo el juego porque es mi mejor amiga.- Estas palabras hicieron que Joaquín la mirara. Entonces recordó. Ethan.

¿Quién era ese sujeto?

Disimuladamente toco su nariz y se preparó sus siguientes palabras, la verdad era que había algo que lo intrigaba de la actitud de su acosadora, muchas cosas pero de igual manera no quería demostrar más interés de lo normal, no era que le animara mucho el que Vany se enterara de que le importaba su vida o amigos. -¿Qué hay de Ethan?

-¿Han estado hablando mucho, eh?- Lila rió como si estuviera diciendo un chiste personal, entonces continuó. -Ethan es el hijo de John, el vecino. A veces esta en casa cuando visito a Vany, es buen chico.

<<Buen chico, claro...y los teletubies no daban miedo>>

-Como sea yo pienso que...

No había terminado de hablar cuando un auto rojo se detuvo justo en frente de sus narices como si estuviera en una especie de película de persecuciones. Joaquín pudo escuchar el sonido de los neumáticos contra el pavimento y ver el humo saliendo del escape. Era un auto viejo pero al parecer lo bastante rápido como para matar al conductor irresponsable que parecía manejarlo con los ojos vendados.

-Me tengo que ir.- Lila acomodó la correa del bolso que colgaba de su hombro apresurándose a llegar a su seguramente próxima muerte. Si bien era verdad que Joaquín no era mucho de sacar su lado protector se sintió asustado de que su compañera de trabajo subiera ahí.

-¿Pero qué haces? ¿No vez como conduce ese lunático?

-Solo es Vany, me tengo que ir.

Ahora todo cobraba sentido. Joaquín miro en dirección a la ventanilla del auto donde era apenas visible una maraña de cabello negro carbón (seguramente por el tono obscuro de los vidrios) Era lógico que la chica seguía molesta y el hecho de que ni siquiera hubiera bajado del coche o despegado la vista del frente lo dejaba más que claro.

Joaquín nunca la había visto y comprendió que ese día no sería la excepción al momento en que Lila subió y auto arranco a toda velocidad.

El chico rodó los ojos y siguió caminando por el estacionamiento hasta llegar a su propio auto. Una vez dentro encendió la radio y tomo su celular marcando al primer número de su lista de contactos.

La voz de una mujer llego a sus orejas. –Hola cariño.

-¿Hay novedades?

-No, lo siento mucho. ¿Quieres que te programe una cita esta tarde con el doctor Ernest? Va a estar desocupado alrededor de las cuatro.

-Por favor.

-Todo estará bien, no te preocupes.

-Eso espero, como sea, Adiós.

Llamada finalizada.

TMR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora