CAPITULO 7

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—No quiero más llamados de tu escuela Jade —la voz de mi madre retumbo en mis oídos bruscamente. Está sentada en la mesa mientras come un poco de lo que parece ser sopa, fruncí el ceño —Parece que no hubieras recibido educación alguna —se quejó mientras me lanzaba una mirada venenosa. Juguetee con mis dedos sabiendo de antemano que esto pasaría —¿Por qué de repente te comportas así?

La mire extrañada por su pregunta mientras me acercaba.

—Es la primera vez que te llaman por alguna falta de conducta —trate de excusarme, pero supe de inmediato el tremendo error que estaba cometiendo.

—¿Y ahora te justificas con eso? —enarco una ceja, mientras se levantaba de su asiento. Camino lentamente hasta quedar enfrente de mí, está más que enojada.

—No señora —mi mirada se posó en el suelo, odio que me mire con decepción.

—¿Qué es ese aroma? —ahora suena confundida. Se acerca un poco a mí para olfatear mi uniforme. Maldije a mis adentros al recordar a la rubia y el origen del olor a tabaco —Jade —dice esta vez con la mandíbula endurecida —¡¿Acaso estuviste fumando?! —su voz suena tosca y dura en el grito. Me aleje completamente petrificada.

—No —dije mientras negaba —Jamás haría algo como eso... Tú lo sabes.

Mi Madre niega con la cabeza y entonces puedo ver el color rojo de sus mejillas.

—¿Con quién demonios estuviste? —dice esta vez puedo jurar escuchar el rechinar de sus dientes de forma escandalosa —¡¿CON QUIEN DIABLOS ESTABAS AMELIA?! —El cosquilleo en mi mejilla se convirtió en un ardor fugaz que luego sentí como el calor de su mano chocando una vez más con la piel que para estas alturas ya debe estar tomando un tono de terciopelo.

—Mama... —hable con la voz rota, al sentirme herida de mil formas. Jamás me había golpeado en el rostro como lo acabo de hacer.

—Ve a tu habitación —trate de encontrar rastros de arrepentimiento o suplica pero mi búsqueda fue inútil. Aun sus ojos estaban abiertos demostrando desaprobación ¿Qué he hecho yo para ser merecedora de su desconfianza?

No dije más, quiero desaparecer justo ahora. Corrí como pude por las escaleras hasta mi habitación, donde cerré la puerta para luego recargarme sobre ella. Y entonces el llanto se desato, llore porque jamás me había sentido más miserable e infeliz.

Y me duele aún más saber que mi propia Madre es la causante de todas aquellas desagradables sensaciones en mí. Esa mujer que una vez fue ejemplo de cariño y dedicación para mí.

Me levante de la alfombra para luego sacar de la mochila mi celular. Necesito a alguien ahora.

—¿Leigh? —pregunto apenas oigo su voz tras la bocina. Luego rugo por lo bajo al percatarme de que es su buzón de voz.

Rasque mi cabeza para empezar a buscar el número de mi castaña amiga entre mis contactos.

Espera...

No creo que sea muy buena idea.

Camila debe seguir aún muy enojada y no creo que quiera venir. Pero justo ahora eso no me importa, la necesito. Necesito abrazarla, solo escuchar su voz me haría feliz ahora.

Sin importarme el resultado, pulsé el botón verde. La pantalla ahora me mostraba una foto de mi castaña amiga y yo, quien trataba de darme un helado de vainilla. Sonreí de medio lado.

DEAR GOD - Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora