CAPITULO 8

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—Supongo que ya estarás contenta ¿No es así? —digo mientras camino hasta la cama, donde ella sigue riendo sin razón aparente.

—Así es —dice mientras se encoge de piernas sobre la cama. Bufo mientras pongo las manos en mis caderas.

—Bueno, dime ¿Qué te propones con todo esto? ¿Por qué querer alejarme de Mila eh? —pregunto acercándome un poco más.

Perrie borra la sonrisa de su rostro de una forma brusca. Quedo estática cuando veo el temblar de su labio inferior, se acomoda sobre sus rodillas para luego mirarme con inocencia.

—Acércate un poco —su voz representa arrepentimiento ahora, frunce sus labios mientras me hace un gesto con el dedo. Obedezco y me acerco lo suficiente como para que su tibio aliento empezara a estremecerme por completo. Cerré mis ojos al sentir el contacto cegador de sus dientes mordisqueando mi oreja —No me importa —se alejó para luego echarse a reír.-

No hay dudas ahora.

Perrie Edwards estaba loca.

Me queje para luego mirarla despectivamente ¿Cómo es posible tal nivel de desfachatez en un ser humano?

—No te diré mas Perrie, quiero que te vayas —hable mientras empuñaba mis manos —Te quiero fuera de aquí ahora mismo.

La rubia me miro con nostalgia, y aquella risa contagiosa ya no se escuchaba más. Se levantó, haciendo que me perdiera en el vaivén de su caminar mientras se dirigía hasta la ventana. Volteo su rostro mostrándome una sonrisa macabra que logro hacerme erizar de pies a cabezas.

—Volveré —admitió para luego echarse a reír una vez más.

—No, no lo harás —recrimine mientras me cruzaba de brazos.

Un guiño fue recibido de mi parte cuando la vi erguirse tal cual un soldado de combate. Puso su mano en la frente haciendo un gesto militar mientras trataba de ocultar su diversión.

—¡Claro que lo hare capitán! —rio para si misma... De nuevo.

Dio un giro rápido y desapareció mientras parecía deslizarse por el árbol que daba a mi ventana, mis labios se entreabrieron mientras la veía maniobrar de manera práctica y aparentemente sencilla. Es casi como si supiera a la perfección como bajar y subir por él.

Y lo único en lo que puedo pensar ahora es ¿Lo ha hecho antes?

La figura de la chica desvergonzaba se alejaba de mi casa sin dejarme de observar, lanzo un beso lleno de malicia en mi dirección lo que de alguna forma me hizo sonreír. Voltee sobre mi propio eje al verla desaparecer entre la lejanía... La escena antes ocurrida volviendo a mí.

¡Camila!

Como pude quite mi uniforme para luego ponerme una falda color azul marino que llegaba hasta mis pantorrillas. Una blusa color blanco fue puesta sobre mi torso y por ultimo recogí mi cabello en una desordenada coleta. Camine por las escaleras con rapidez para luego llegar a la sala, donde se hallaba mi Madre viendo lo que parecía ser un programa de cocina.

Su mirada se posó sobre la mía y pude ver que ahora no estaba tan enojada como hace algunos momentos.

—¿A dónde vas? —pregunta cambiando de canal.

—Ire a la casa de Camila, a terminar un trabajo de la escuela —hable con rapidez, como si mi cerebro reprodujera la mentira que luego me haría recriminarme, odio mentir y más cuando es a ella —Claro... Si me dejas ir.

La mirada de mi Madre se posó sobre mis manos, las que ahora temblaban sin cesar. Mire hacia el comedor tratando de evadir su mirada, se perfectamente lo que hace. Y también tengo la certeza de que conoce de mi engaño.

DEAR GOD - Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora