CAPITULO 40

356 36 11
                                    

—Disculpa es mi teléfono.

Con esta simple frase hice un ademan para excusarme delante de la morena que parecía ya bastante consternada, Camila simplemente asintió sin estar del todo segura.

Me levante de la mesa para obtener algo de privacidad, sin embargo sentí la castaña mirada de mi amiga todo el tiempo quemando mi cuerpo, examinándome, desconfiada y perspicaz.

—¿Nena? —hable con algo más que dulzura sabiendo de antemano de quien se trataba. Escuche apenas un estornudo seguido de un quejido, sonreí de medio lado pues fue lo más adorable que había escuchado en todo el día —¿Estas bien —hable con diversión.

—Eso trato —responde esta vez con la nariz evidentemente congestionada —Solo quería saber como te fue después de visitar tu casa —dice con la preocupación adueñándose de su tono por primera vez.

—Estoy bien —termine por decir levantando mi vista sobre mi hombro para encontrarme con la mirada agobiada de mi morena amiga quien golpeteaba sus pies de forma errática contra el suelo. Mi entrecejo se frunció tratando de hallar una razón lo suficientemente convincente para su comportamiento, en definitiva no parecía la Camila a la que se había acostumbrado a tratar —Ahora estoy algo ocupada Pezz... ¿Podrías llamarme más tarde? —sueno más nerviosa de lo que esperaba recriminándome por esto.

—¿En dónde estás? —pregunto ahora más severa, mis ojos se cierran mientras intento procesar alguna mentira conveniente para la situación. No podría decirle que se encontraba con Camila, no ahora que su confianza por la morena cada vez va más en picada, no ahora que sabe lo celosa y controladora que puede llegar a ser la rubia —¡Jade! ¿Estás ahí? ¿Estas segura de que estas bien?

—Si... —titubeo de forma ridícula. Llevo mi mano hacia mi frente pensando en lo muy estúpida que estoy siendo justo ahora —Estoy en el auto Pezz, sabes que no me gusta mucho usar el celular mientras manejo —termine por decir sintiéndome medianamente cómoda con la artimaña sucia que de pronto se me había ocurrido.

Algunos segundos de completo silencio transcurrieron en los que me dedique a revisar el estado de Camila. Ahora me miraba algo irritada casi pude reconocer la reprensión en castaño de sus ojos. Le dirigí una pequeña sonrisa tratando de disculparme pero en definitivamente lucia perturbada.

—Jade no me gusta que me mientas —habla esta vez sacándome de mis cavilaciones de forma abrupta. Doy un pequeño respingo de sorpresa por su tono grave e intimidante —Dime la verdad ¿Con quién estas? —maldije a mis adentros por ser tan idiota.

—Estoy sola Perrie no empieces con tus alucinaciones —me queje intentando sonar algo molesta, le escuche rugir por lo bajo —Si me disculpas estoy en medio del tráfico y no tengo tiempo para discutir, te veo esta noche en casa.

—¡Jade! —sonaba en extremo molesta.

Pero corte antes de que pudiera escuchar alguna cosa peor. Gire sobre mis talones encontrándome con la mirada asesina de Camila Cabello. Me acerque a pasos lentos y algo avergonzada, sé que tiene prisa lo veo en su comportamiento ansioso e impulsivo.

—Lo siento —me disculpo tomando asiento una vez más. La morena conserva silencio por algunos instantes mientras observa su helado de menta derretirse con lentitud.

—¿Problemas con tu novia? —dice amarga intentando sonreír. Le miro con inquietud por un segundo, sintiendo aquellas tres palabras amargas y irónicas.

—Todo está bien —respondo sin querer tocar ese tema realmente —Pero ya no importa, tenías algo que decirme ¿No es así? —sueno más ansiosa de lo que pretendo haciéndole elevar una ceja de forma inquietante.

DEAR GOD - Jerrie ThirlwardsWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu