Prólogo

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El bosque era testigo de su rabia. Los árboles víctimas de su violencia. Nada podría parar aquel torbellino de cabello verde que arrasaba con furia todo a su paso.

De sus ojos despedía un inmenso odio. Y su cuerpo temblaba tal vez producto del enojo o la adrenalina de por fin romper las malditas reglas que le habían inculcado desde que llegó a ese lugar.

-¡Toma tus malditas reglas! - exclamó con evidente sentimiento de odio genuino - ¡Yo jamás lo quise! ¡No fue mi decisión! - arremetia puño tras puño cualquier árbol o roca que encontrara en su camino. Todo aquel sincero desahogamiento duró casi un día.

Internado en el bosque jamás nadie podría encontrar aquella fuente de furia llamada Midorima Shintaro. Cuando estuvo satisfecho por lo menos un poco se dejo caer al destruido suelo, mientras sus heridas se regeneraban con lentitud

-Sangre... Sangre... - "Adictivo color..." sus colmillos se tornaron más alargados y sus pupilas se contrajeron rápidamente. Aquel líquido vital y esencial para un ser sobrenatural como él ya estaba comenzando a ser más necesario de lo usual. Necesitaba por lo menos encontrar algún animal al cual cazar. Aunque la sangre de un humano no estaría para nada mal...

Intentó ponerse de pie. Pero no tenía la suficiente fuerza para hacerlo. En ese momento, se estaba arrepintiendo de no pensar antes de actuar. Cerró los ojos intentando hacer un esfuerzo, pero era inútil.

-¿Te encuentras bien? - escuchó a una voz hablarle. En cuestión de segundos sobre él había un humano. Podía escuchar su corazón latir y su calidez. Sus ganas de atacar se hicieron presentes, volviendo a preparar sus afilados colmillos - ¿Te atacó la bestia? - pregunto en tono de voz preocupada

-¿Ah? - pregunto como pudo desde el suelo

-Todo esta destruido... Me sorprende que estés vivo. Aunque estas herido - aquel chico sin pensarlo lo sujeto con fuerza y logro arrastrarlo a un árbol que aún seguía en pie, sentándose a su lado al mismo tiempo que buscaba algunas cosas en la bolsa que colgaba de su hombro y sacaba algunos pañuelos

-¿Que...?

-Tus heridas deben ser tratadas. No voy a dejarte sangrar.-

-Estoy bien. No hagas eso - dijo volteando su cabeza a un lado. Sus fuerzas volvieron, y la idea de saltar sobre él y alimentarse de su sangre se hicieron presentes. Era algo tan simple. Pero...

-Mi nombre es Takao Kazunari - extendió su mano hacia él mientras sus ojos brillaban - es un placer conocerte - reafirmo con una sonrisa - no temas, no voy a hacerte daño

"¿Que mierda?" pensó el vampiro con el ceño fruncido. Definitivamente aquel humano no sabía que se había topado con "la bestia" pero por alguna razón...

-Midorima Shintaro... - respondió estrechando su mano

En ese punto fue donde ambos sintieron que su vida estaba por cambiar.

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Hola! Soy yo de nuevo. Ésta historia se remonta en el siglo XVII en la época medieval. Como pueden ver, Midorima es un vampiro.
Espero que la historia les guste y no olviden dejar un voto o comentario si gustan. Todo es bienvenido. Gracias por su atención!

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