Capítulo VII

1K 147 5
                                    

-Un humano... - repitió por séptima vez Kuroko mirando hacia el frente. La paciencia de Midorima estaba por desmoronarse

-Ajá - respondió frotando el puente de su nariz mientras cerraba los ojos

-Un humano...

-Sí

-Un humano...

-¡Bueno ya! - exclamó molesto

-Lo siento, pero no me cabe en la cabeza. ¿Como quieres que asimile que... Bueno TÚ hayas salvado a un humano? Tú, el gran hombre de principios y apego a las reglas... No, no puedo simplemente creerlo

-¿Crees que estoy mintiendo? - pregunto - Estuve a punto de atacarlo pero no pude... No... - su molestia se disminuyó y sus ánimos decayeron en cuestión de segundos - No fui capaz de hacerle daño.

-Tu humor también es un desastre - agregó Kuroko acercándose a él y palmeando sutilmente su espalda. - Sabes... Tal vez no suene convincente tu muy... Inusual relato, pero voy a creerte - dijo con una pequeña sonrisa

-Ja-ja que divertido - respondió con tono serio Midorima, pero al notar la seriedad y la ausencia en la mirada de Kuroko se quedó quieto - ¿Que ves?

-Alguien se acerca - dijo el peli celeste y sacudió un poco su cabeza - humano

Una emoción se apoderó de Midorima. ¿Sería él? No, eso sería demasiada ironía, y ningún humano sería capaz de regresar de nuevo por aquellos caminos

-Sólo es uno - agregó Kuroko. Ambos se quedaron en silencio y la mirada de Kuroko se poso en el contrario - Midorima kun... Hay algo que necesito decirte - murmuró desviando la mirada hacia el suelo. El mencionado puso su atención a las palabras de Tetsuya y asintió

-¿Que es? - pregunto

-Yo...

El relato no pudo continuar, puesto que Kuroko retrocedió un poco ante la nueva presencia que llegaba cada vez más cerca de ellos. A lo lejos, pudo divisarse una persona completamente cubierta. A esa distancia, Midorima le reconoció, y su rostro se convirtió en una muestra de asombro total

-Es él... - murmuró Midorima sin apartar su mirada, misma que a lo lejos se encontró con la del príncipe. Kuroko solto un leve suspiro

-Bueno, te deseo suerte - respondió desapareciendo en una ráfaga de aire. Ya habría tiempo para terminar de hablarle después

Midorima apenas se volteo para ver a Kuroko alejarse. ¿Que hacer en ese momento? No tenía idea. Un debate en su interior se formó, mientras que aquel humano se iba acercando. Su tiempo se limitaban con cada paso, aunque desaparecer a toda velocidad era una opción benéfica a su favor

-No creí encontrarte de nuevo - dijo el humano frente a él. Aquello le hizo despertar de su ensimismamiento.
Takao se quitó la capucha que cubría su cabeza, al igual que la máscara inferior en su rostro y le miró con una sonrisa - Ahora, ¿Puedo saber por qué no me mataste? - pregunto - más bien... ¿Por qué me salvaste la vida?

Los ojos de Midorima se abrieron con sorpresa, aquella pregunta le tomó desprevenido. No tenía una respuesta fija, por lo que contestaría con sinceridad

-No lo sé - respondió. A pesar de su rostro serio, Takao soltó una pequeña risa. Tal vez la emoción del momento le hacía actuar así.

-Bueno, de igual manera... Solo vine a agradecerte por ello, y a presentarme formalmente. Mi nombre es Takao Kazunari - dijo, a lo que el peliverde solo frunció el ceño

-Ya lo sabía...

-Déjame terminar, ¿quieres? - intervino el pelinegro. Ante el silencio del contrario, prosiguió - Príncipe de éste reino - finalizó. Una pequeña sonrisa surcó los labios del vampiro y después una pequeña carcajada

-Seguro. Y yo soy el rey - respondió volviendo a recuperar el semblante serio. El más bajo se encogió de hombros

-Puedo demostrarlo.

Ambos se miraron fijamente. La situación era sumamente extraña, tanto para ellos como para cualquiera. Sin embargo allí estaban ellos, frente a frente y sin más protestas que esa. No había un vampiro amenazante y hambriento, y tampoco había un humano temeroso y cobarde. Allí solo había un Midorima y un Takao que se miraban fijamente, uno intentando ser más inteligente que otro

-Demuéstralo, entonces. - dijo cruzándose de brazos - vagabundo

Takao ni siquiera se inmutó ante lo último, solo esbozó otra pequeña sonrisa y asintió

-Ven al castillo conmigo - dijo señalado el camino por el cual había llegado. El Vampiro le miro con desconfianza

-¿Cómo se que no se trata de una trampa? - pregunto avanzando un paso hacia él

-No lo sabes - respondió Takao dando un paso de igual manera y quedándose frente a él, casi rozando con su pecho - Si te atreves vendrás. Eso es todo lo que puedo decir - respondió mirando un poco hacia arriba, puesto que la diferencia de altura era evidente. Después de ello giro sobre sus pies y comenzó a caminar - Además... Te debo la vida. No me atrevería a hacerte daño, ni a permitir que lo hagan. - dijo volteando un poco para verle, y reanudó su andar.

El camino se tornó silencioso, y por desgracia, Takao no podía saber el pensamiento de Midorima o si acaso lo iba siguiendo. Aunque por el hecho de sólo escuchar sus propios pasos asumió que no. Al llegar al final del bosque soltó un suspiro, el pueblo estaba allí a pocos pasos

-Takao - llamó el vampiro detrás de él - Confiaré sólo por esta vez, pero a la más mínima amenaza no dudes que atacaré. - dijo parándose al lado de él - Vamos - dijo sin atreverse a mirarlo a los ojos. Si lo hacía, sabía que diría alguna tontería, puesto que aquellas últimas palabras en el bosque realmente habían logrado conmover una pequeña parte de su ser.

-E-entiendo - respondió comenzando a caminar, a la vez que colocaba de nuevo la capucha en su lugar, cubriendo su rostro y cabeza

-¿Cómo quieres que no sospeche de ti si haces eso? - pregunto Midorima al verle realizar esa acción

-Escapé - respondió Kazunari caminando rápidamente

-¿Entonces es cierto que encierran a los príncipes en torres y...? Ah no, esas son las princesas - bromeó el peliverde y recibió una mirada molesta

-Bueno... - algo así - respondió el contrario desviando la mirada.

Ambos se aproximaban cada vez más al castillo, en donde Kazunari rodeó hasta llegar a la parte de atrás en donde entró, seguido del peliverde. Una vez en la entrada secreta de su habitación, donde removió el librero con suma delicadeza

-¡Kazunari Takao! - gritó con furia Kazumi

-Paz - dijo el príncipe poniéndose en pose de defensa

-¿Puedo saber es donde estabas? ¡Se suponía que...! - la entrada del peliverde llamó su atención - que estabas enfermo...

Un silencio inundó la habitación.

"¿Donde rayos me vine a meter?" pensó Midorima para sí.

______

Nos vemos en el próximo capítulo! 💜

El Príncipe & El Vampiro Where stories live. Discover now