Capítulo XVI

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Concentración.

Eso era lo que Midorima más necesitaba en aquel momento. Sin embargo, no podía sacar de su mente a aquel inquieto y risueño príncipe, mucho menos todo lo que había pasado el día anterior. Su expresión de felicidad y de paz le devolvían las ganas de seguir. Pero ahora eso no era oportuno. Necesitaba estar atento ante las palabras de su informante de más confianza

-Amo, temo que las noticias no son buenas... - habló aquel ser encapuchado frente al vampiro. - El clan Haizaki ha rechazado la unión, y contrario a eso a declarado una guerra.

Por un momento, la imagen de Takao desapareció de su mente, y contrario a ello, se vislumbró una serie de acontecimientos que podrían surgir de aquel creciente problema.

-Ya veo. - dijo adquiriendo su semblante serio e imperturbable - No hay mucho que hacer ante ello. - agregó, intentando planificar lo más pronto posible una estrategia. Tenía que ponerse en marcha puesto que él era el líder. Al final simplemente no podía evitarlo. Se puso de pie y dio un par de pasos por la habitación, sintiendo el frío de los muros incrustarse en sus huesos. - Vuelve allí, necesito que estés alerta a todos sus movimientos. Voy a hablar de esto con los líderes de nuestros clanes, al final y si es necesario, iré yo mismo personalmente a tratar éste asunto con ellos. - sus manos se posaron en el respaldo del sillón, apretando levemente éste. - me mantendrás informado. ¿Entendido? - ordenó fríamente, mientras que observaba como el contrario hacia una pequeña reverencia

-Entendido, amo. - respondió el informante, desapareciendo en una nube de humo

Los hombros de Midorima se tensaron. Un escalofrío recorrió su ser. Tenía que mantener la calma, y sobre todo tenía que hacer las cosas bien. Todo debería estar bien.
De pronto, la sonrisa cálida de Takao reapareció en su mente, y sólo por un momento volvió a recuperar la calma.

Después de unos segundos, optó por dirigirse a la puerta en donde aguardaba una chica, quien hizo una reverencia en cuanto lo vió

-Reúne a los líderes de cada clan. En una hora los necesito en el salón principal. - dijo pasando de ella

-Sí, amo

En un instante, desapareció de la mansión, reapareciendo en la habitación del príncipe. A esas horas, probablemente el príncipe estuviese cenando, o tal vez ocupado; sin embargo, Midorima necesitaba un poco de él, aunque eso significara sólo quedarse con el olor de su habitación, o de sus sábanas. Tal vez eso era más que suficiente

La puerta se abrió con la misma rapidez con la que se cerró. Y en la habitación entró lo que Midorima deseaba

-Takao... - murmuró bajo, contemplando la sonrisa que fugazmente surcó sobre los labios ajenos

-Shin chan... - dijo, dirigiéndose hacia él - Estás aquí... - susurró hundiéndose en sus brazos. Un complemento perfecto

-Quería... Verte. - expresó con cierta dificultad el más alto. No pasó mucho tiempo para que los labios del príncipe se unieran a los del vampiro.

-Has hecho agradable mi noche, Shin chan - confesó el más bajo contra sus labios.

Las manos de Midorima paseaban por su cintura. Quería perderse en el sonido de su voz, y en las curvas que se formaban en su cuerpo. Quedarse en sus labios un poquito más. Quedarse...

-¿Pasa algo? - preguntó con voz queda Takao ante el silencio por parte del más alto

-Me traes paz... - respondió. - Y me gusta estar contigo.

La risita de Takao se escondió en su garganta al besar sus labios nuevamente. La fría piel del más alto sólo lograban incitarlo a tocarlo más, sentirlo más, besarlo más.

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