Capítulo VI

1.2K 152 15
                                    

Afuera llovía. Desde aquel día llovía sin descanso alguno, como si el cielo predijera el futuro, o como si trajera malas noticias con cada gota que resbalaba desde el cielo hasta la tierra.

Takao sostuvo firmemente su espada, mientras esquivaba el ataque de la persona que amenazaba con atacarlo. Se movía de manera ágil, cubriéndose, atacando y esquivando cada uno de sus ataques, apoyándose con la armadura de metal que llevaba puesta consigo. La pelea terminó con la espada de Kazunari en el cuello de su contrincante, finalizando con una sonrisa triunfante

-Fue un buen juego, señor cazador - dijo retirando la espada y quitando el casco que llevaba

-No me digas señor, me haces lucir viejo - respondió su rival, quitándose el casco de la armadura de igual manera, dejando ver a Miyaji detrás de él. - Realmente eres bueno con la espada, príncipe - Takao sonrió y negó con la cabeza

-No es que sea de mi total agrado tampoco - murmuró a lo bajo - digamos que tuve que entrenar de más como castigo por quedarme dormido en los establos - agregó con una risilla

-Establo... ¿Eh? - dijo Miyaji con leve desconfianza - ¿Estas seguro que fue en los establos? Sinceramente, yo... creo que tú volviste a ese bosque - el silencio de Takao se hizo presente, junto a una mirada desviada hacia la izquierda

-N-no...

-Mientes - afirmó Miyaji, y su gesto cambió a uno molesto. Se acercó hasta el príncipe, que retrocedió por inercia de manera rápida, chocando contra una pared - a mi no puedes mentirme, te conozco desde que somos niños - agregó Miyaji acercándose de nuevo hacia él y acorralándolo. Takao se asustó un poco, provocando que su corazón latiera con rapidez

-¿Kazu? - se escuchó una voz femenina resonar por la sala, en ese acto, Kazunari empujó a Miyaji y salió rápidamente a encontrarse con Kazumi, llevándola fuera de la habitación casi a rastras

====

Un escalofrío recorrió la espalda de Midorima y un sentimiento algo amargo se alojo en su pecho. Algo estaba mal en aquel preciso momento, algo malo ocurría, y no le estaba ocurriendo a él

-Midochin~- murmuró una voz soñolienta al lado suyo. Se sobresaltó. Ya hacía desde varios días que se encontraba y asustaba con más de uno de los jodidos vampiros con los que compartía techo

-Murasakibara - murmuró su nombre en respuesta. Realmente no tenía ganas de tratar con vampiro de cien años de edad con la mente de un niño

-Ayer te fuiste de nuevo - afirmó el Vampiro de cabello lila, sosteniendo una copa de sangre. Su afirmación no alarmó del todo a Midorima

-¿Y qué? - pregunto desganado

-¿No eres tu... El que siempre está diciendo... Lo correcto y lo incorrecto? - pregunto de manera pausada y tranquila. Midorima soltó un suspiro resignado

-Ni siquiera sé si estoy bien o mal. No lo sé - respondió frotando su rostro con impaciencia

-Rompí las reglas... Creo - murmuró Murasakibara dejando la copa frente a Midorima. Ante la mirada interrogante del peliverde prosiguió: - Me gusta un híbrido, Midochin, ¿Y sabes qué es lo más inquietante? - pregunto esbozando una pequeña sonrisa - Que no estoy interesado en las consecuencias que eso pueda traer.

Finalmente, Murasakibara se dio la vuelta y comenzó a alejarse por el pasillo, dejando a Shintaro sin palabras. ¿Por qué de pronto todos se estaban revelando?
Volvió su vista a la copa que el pelivioleta había dejado allí y de un solo sorbo la tomó completamente, para después, comenzar a buscar a Kuroko por toda la mansión.

Habitaciones, salas, cocina, sótano, techo. Todo aquello había sido objeto de búsqueda de Midorima, quien por ningún lugar lograba dar con ese tipo.

-¡TETSUYA KUROKO! - exclamó fuertemente. A su lado pasó Akashi mirándolo con rareza

-Patio - murmuró el pelirrojo volviendo a concentrarse en su camino. Ya tendría tiempo de molestarle después.

Midorima al escucharlo se aproximó hacia la ventana y saltó por ella hacia afuera. Aquello ya era un hábito desde... Bueno, desde aquel día donde se encontró a ese humano por segunda vez. Divagar sobre aquellos pensamientos le provocó que cayera de espaldas

-¿Te encuentras bien? - pregunto una voz mirándole desde arriba. Por un momento, le pareció ver aquella mirada azulina con cabello negro mirándole con un gesto preocupado. Una pequeña e involuntaria sonrisa apareció en su rostro. El humano había vuelto... - Midorima kun. ¿Podrías dejar de verme como un raro? Das miedo - agrego Kuroko golpeando repetidas veces su frente, haciéndolo reaccionar. No era el humano, era Kuroko. La sonrisa de Midorima se borró, y se puso rápidamente de pie

-Kuroko, es justo a ti a quien necesito - dijo sujetándolo de los hombros y mirándolo fijamente. El contrario palideció aún más y se zafo del agarre, empujando lejos al peliverde

-No. No estoy interesado - respondió sacudiendo sus manos frente a él y retrocediendo de manera nerviosa

-¿Que? No... ¡NO! No me refiero a... - soltó un suspiro - necesito consultarte algo. - dijo con tono resignado. Kuroko parpadeo un par de veces, pero de nuevo se acercó a él

-¿Qué tan grave es? - pregunto tirando de su camiseta y caminando al interior del bosque

-Todo comienza con... El hecho de que le salve la vida a un humano y... Y que no lo maté - dijo mirando hacia el frente. Kuroko sonrió

====

Kazumi descansaba sobre el hombro de Takao. Se habían encerrado en la habitación del príncipe después de lo sucedido con Miyaji. A costa de las constantes preguntas de Kazumi sólo se limito a decirle que no se sentía del todo bien. La convenció después de narrarle una pequeña historia que la dejó completamente dormida. Definitivamente, no iba a salir de su habitación en un tiempo.

Se limitó a cerrar sus ojos para descansar un poco, quería olvidar lo sucedido ese día. Sin embargo, las imágenes de aquel vampiro se hicieron presentes en su mente, provocando que su corazón se acelerara. Llevó una de sus manos a la zona de aquellos pequeños impactos que era su pecho y mordió su labio inferior para no sonreír. Había asimilado el hecho de que un vampiro le había perdonado la vida.

Su mirada se posó en la ventana. Después en su pequeña hermana.

Quería ir... Quería regresar.

En cuestión de segundos, ya se encontraba colocando cuidadosamente a su hermana en la cama, cubriéndola con sus sábanas. Sus ropas se vieron nuevamente reemplazadas, y el librero fue movido silenciosamente.

Ignorante a este hecho, las personas pasaban junto al príncipe en el pueblo. Inclusive, hasta el mismo Miyaji pasó al lado suyo. Nadie lo reconoció

Tras una pequeña sonrisa ladina, Takao volvió a internarse en el bosque.

___________

Antes que nada, lamento la demora. Quiero tomarme la libertad agradecer su apoyo por tan hermosos comentarios y votos, me hacen tan feliz!

Solo quiero aclarar una pequeña cosa. Nada importante, pero me pareció conveniente: Nuestro querido Midorima NO usa lentes. Aclaro porque incluso yo leyendo siempre lo imagino con lentes, ji :3 espero que el detalle no les moleste, pero los famosos lentes aparecerán después!

Gracias por leer y nos vemos en el próximo capítulo! 💜

El Príncipe & El Vampiro Where stories live. Discover now