Capítulo XXI

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Alzo la mirada. Aquello fue suficiente para comprobar de nueva cuenta la melena verdosa que adornaba la cabeza de Midorima.
¿Cómo le habría ido con Haizaki? ¿Por qué se había demorado en volver? ¿Por qué estaba temblando de aquella manera?

Takao quiso preguntarle tantas cosas, pero temía que fuera un momento inoportuno para el peliverde, por lo que se abstuvo de preguntar sobre ello

-¿Cómo estás? –fue el peliverde quien rompió el silencio que momentos antes se había formado en la habitación.

-…Bien – respondió Takao esforzándose en esbozar una sonrisa –E-estoy bien…

-¿De verdad? – volvió a preguntar el vampiro

-Sí, de verdad – respondió de nueva cuenta, pero esta vez más convencido que antes –. ¿Y tú?

-Mejor ahora

-V-veras… ayer…

-Descuida, Kuroko me lo ha dicho todo – interrumpió Midorima poniéndose de pie y tendiendo la mano hacia el príncipe para que este se levantase de igual manera – Supongo que tienes muchas preguntas y…

-¿Por qué no me habías dicho nada de eso?

-Nunca quise que estuvieses involucrado en esto. Supongo que tal vez solo quise protegerte… - murmuro dándose la vuelta – o tal vez es que soy todo un tonto. No lo se

Takao apretó los labios. Pese a que estaba deseoso de seguir con aquel cuestionamiento hacia el peliverde, no quería arruinar la paz que sentía al ver a Midorima.

-Bueno… ayer no me fue nada bien.

Las palabras de Midorima de nuevo llegaron oportunas a todas las dudas de Takao, quien aun permaneciendo en silencio camino hasta pararse junto a él.

-Nos han declarado una guerra.

El príncipe estaba familiarizado con aquella sensación.

-No estas culpándote de ello… ¿o sí? – dijo Kazunari a su lado

-Tal vez. Después de todo mi responsabilidad es… protegerlos – Midorima bajo la mirada, el sabor amargo de la culpabilidad se propago desde su garganta hasta la punta de su lengua

-Y… lo harás – Takao se paró enfrente suyo y sujeto ambas mejillas del más alto, obligándolo a mirarle a los ojos –. Lo harás. – el mayor libero un pequeño suspiro y asintió, sonriendo con ligereza.

La sonrisa desapareció lentamente, dejando marcado en el rostro de Midorima seriedad. Una seriedad diferente a la que Takao conocía. Paso de ver sus ojos a sus labios, mismos que beso tiernamente. Era un beso como los demás, justo como los anteriores que se habían dado, o al menos eso pensaba Takao, antes de sentir como su boca era invadida por la lengua del peliverde, la cual se abría paso sin ningún permiso por aquella cavidad.

El príncipe no se había dado cuenta en que momento había accedido a aquel fogoso beso, pues lo seguía con la misma intensidad… o al menos lo intentaba. Se dejó caer en la cama cuando Midorima le empujo, enredando casi al instante sus piernas en la cintura de él.

El mayor se incorporó, y rápidamente se quitó la camiseta, bajo la mirada de Takao, el cual sentía emoción y nervios por aquel momento. A punto de protestar, Midorima volvió de nuevo a sus labios para besarlos de nuevo, colando una de sus frías y grandes manos por debajo de la camisa que aun llevaba puesta Takao

-E-estas… frio…- jadeo el más bajo contra sus labios

-¿Te molesta? – pregunto con aquel semblante serio Midorima

El Príncipe & El Vampiro Where stories live. Discover now