Capítulo IX

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"Admítelo. Di que fue una mala idea"

Pensó Kuroko para sí. Sus ojos miraban inquietos hacia todos lados, y sus sentidos se pusieron alertas a todo movimiento.

No estaba perdido, eso jamás. Sin embargo, había llegado a la zona prohibida del bosque, la frontera entre los vampiros...

-¡Kuroko!

... Y los híbridos

-¡Kagami kun! - exclamó el vampiro de cabello celeste corriendo hacia el contrario. Kagami Taiga, cabello rojizo intenso, rasgos felinos... Orejas sobre su cabeza y una cola. Él era un híbrido mitad tigre y mitad humano

-No creí que vendrías - dijo el más alto sonriente, mientras abrazaba con fuerza al peli celeste

-Kagami kun... - repitió Kuroko refugiándose en los fuertes brazos del híbrido. Aspiró su aroma y sonrió - Yo... Es sólo que... Hacía tiempo que... Yo...

-También te extrañé - susurró el pelirrojo estrechandolo con fuerza en su pecho

-U-uh...

-¿Qué pasa? ¿Estas mal? - preguntó con tono de voz preocupado Kagami, liberando de su agarre al contrario. Al verlo, sólo notó que tenía los ojos aguados y una ligera sonrisa. Seguidamente, acarició su mejilla y dejó un sutil beso sobre sus labios - Te quiero, Kuroko. Más que a nada, y más que a todo - dijo volviendo a estrecharlo en sus brazos

-También yo... Kagami kun.- susurró aferrándose a su pecho, y comenzó a llorar

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El agarre de las manos de Midorima se debilitó. Allí es donde Takao se dió cuenta de que algo andaba mal

-¿Shin chan? - preguntó consternado el príncipe - ¿qué pasa?

El peliverde retrocedió un poco y cerró los ojos con algo de fuerza

-N-no es nada... Sólo estoy algo cansado, es todo - respondió abriendo los ojos y parpadeando un poco - Estoy bien... - agregó esbozando un intento de sonrisa

-Regresemos a mi habitación, ¿si? - dijo Takao tomando su mano y guiandolo hacia afuera - No vas a engañarme... - susurró, sin embargo el contrario pudo escucharlo perfectamente

-Con ir a mi casa será suficiente... - respondió Midorima, sin embargo sólo recibió una negación por parte del príncipe - Takao, realmente no es nada. - dijo, sin embargo no recibió respuesta - ¿recuerdas aquella vez en la que me encontraste en el bosque? - preguntó finalmente. Al llegar a la puerta de la habitación de Takao, éste se detuvo

-¿El bosque? - preguntó Takao - ¿Eso que tiene que ver?

-Yo fui quien destruyó todos esos árboles - dijo apoyandose contra la pared - Cuando tú me encontraste, estaba justo como estoy ahora. Sólo necesito descansar... - finalizó esperando alguna respuesta por parte del más bajo, sin embargo sólo fue arrastrado hacia el interior de la habitación nuevamente - ¿Qué...? - la mano de Takao sobre sus labios impidió que siguiera hablando

-¡Kazu! ¿Estas aquí? - sonó la voz de Miyaji a lo largo del pasillo. Takao aseguró la puerta de la habitación e hizo un gesto a Midorima para que no hiciera ruido - Kazunari... - el rubio tocó suavemente la puerta - Lamento lo de ésta mañana. Quería saber si estabas bien... Y también saber si no habías vuelto a ese bosque... - agregó el cazador desde afuera

-Estoy bien, descuida... - respondió Takao sin abrir la puerta - Sólo estoy algo cansado... Quisiera estar solo, por favor - agregó

-De acuerdo. Si sucede algo sólo búscame - respondió finalmente el rubio, para alejarse de nuevo. Una vez que sus pasos dejaron  de escucharse, Takao quitó su mano de los labios de Midorima y sonrió apenado

-Lo lamento. El es Miyaji... Él pudo haberte reconocido... - susurró Takao. El vampiro solo asintió - Y sobre el bosque... Comprendo. No haré más preguntas por ahora. Sólo quiero que me obedezcas - sentenció algo serio el príncipe y se dirigió a su cama en donde se sentó. Seguidamente, comenzó a desabotonar su camiseta

-¿Qué estás haciendo? - preguntó el vampiro

-Ven aquí - dijo el contrario. Sin embargo, Midorima no se movió - Shin chan, la tienes que tomar - alegó con tono de voz autoritaria

-No- sentenció el peliverde

-No te lo estoy preguntando. - respondió serio de igual manera y se puso de pie - sólo un poco, Shin chan...

-No voy a poder contenerme - dijo de nueva cuenta

-Sólo un poco - repitió Takao tomando su mano y retrocediendo de nueva cuenta, hasta llegar a la cama - Tú no me harías daño. - agregó trayendo al peliverde con él. Finalmente, Takao se dejó caer sentado en la cama, y Midorima cayó de rodillas en el suelo - Anda, hazlo...

La voz de Takao se fue haciendo un eco en la cabeza de Midorima, quien sutilmente se había atrevido a colocar sus frías manos en la cálida cintura del príncipe, comenzando a avanzar lentamente hacia su cuello. Takao suspiró para controlarse y colocó una mano en la cabeza del vampiro, para así, darle la confianza de continuar.

Un escalofrío recorrió la espina dorsal del humano al sentir aquellos dos afilados colmillos posarse en su cuello.

-¡Mm! - ahogó un grito en su garganta cuando sintió que Midorima finalmente le mordió. Cerró los ojos y enredó sus dedos en el cabello del vampiro. Al sentir cómo su sangre era extraída suspiró. Eventualmente, sus piernas se vieron envueltas alrededor del peliverde involuntariamente, dando paso a más segundos, en los que su sangre era absorbida por él.

Midorima abrió los ojos. En su boca se sentía un sabor exquisito, demasiado para ser algo bueno. Su boca se separo del cuello del contrario, a la vez que miraba su rostro con algo de pánico

-Lo... Lo siento... Yo... - se detuvo al ver el rostro sonriente del contrario

-¿Qué pasa, Shin chan? - pregunto jadeando suavemente

-Lo lamento... Yo sólo...

-Está bien. Yo estoy bien. - susurró sosteniendose del cuello del contrario y nivelando su respiración - ¿Como te sientes? - preguntó incorporándose un poco

-E-estoy bien... - respondió, después de ello, retiró las manos de su cintura - Sabes, Takao... Tal vez lo mejor sería que me fuera por hoy. Han pasado muchas cosas y... - se puso de pie y retrocedió un poco cubriendo su boca, a la vez que desviaba la mirada - no puedo estar aquí por más tiempo...

-Entiendo - murmuró Takao bajando la mirada. Su mente se bloqueó. Ciertamente todo había pasado de manera extraña y rápida - Shin chan, yo... - dijo mirando hacia el frente, sin embargo, el vampiro ya no estaba. Miró hacia todos lados, sin embargo, él ya se había marchado.

Se levantó rápidamente y corrió hacia la ventana. Su mirada se centró en el bosque que se situaba más allá de las murallas, sin embargo no pudo verlo. Se dió la vuelta y caminó hacia el espejo, en donde vió aquel par de marcas en su cuello

Sonrió.

Pasó sus dedos sobre aquella zona y notó como un pequeño hilo de sangre salía por aquellas hendiduras. Mordió su labio inferior intentando ocultar aquella sonrisa.
Después de aquello, corrió a su cama y se acostó sobre ella

-Mamá... He enloquecido - susurró al aire, cerrando los ojos finalmente.

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Hola!
Aquí con la continuación hasta ahora. Realmente espero que el hecho de que habrá leve mención de otras parejas no les moleste. Espero que no... ;u; gracias por leer y nos leemos pronto! 💜

El Príncipe & El Vampiro Where stories live. Discover now