Capítulo XXVI

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-Príncipe Kazunari Takao, ¿toma usted como esposa a la princesa Satsuki Momoi, para honrarla, protegerla y amarla hasta que la muerte los separe?

-Acepto.

Su voz producía ecos. Todo a su alrededor se veía distorsionado y oscuro, y ni siquiera se sentía lo suficientemente fuerte como para levantar la mirada. Eso no podía ser real. ¿Lo era? Pues para su suerte, no.

Despertó con la respiración agitada, sintiendo la incomodidad del sudor propagado alrededor de su cuerpo. Los oídos le zumbaban intensamente, y su corazón palpitaba con desenfreno. La tenue luz de la luna colándose por la ventana le ayudaba a entender que todo había sido un sueño. Solo un sueño. Entonces, él no estaba casado con la princesa Satsuki… todavía. Se sentó al borde de la cama regulando su respiración, y al no tener éxito, optó por ponerse de pie y caminar hacia la salida de su habitación.

Los pasillos estaban igual a como acostumbraban a estar en el día: desiertos. A diferencia que no había mucha luz en ellos, salvo la luz que provenía de algunos de los candelabros que se sostenían firmemente en la pared. Detuvo su caminar justo en la habitación que estaba a un lado suyo. Allí dentro, yacía la chica que dentro de pocas horas sería su esposa. Ambos padres habían acordado que la boda se celebraría justo en el castillo del príncipe, decisión que fue la más “apropiada” según ideales entre ambos reyes. La idea a Kazunari, no le había caído del todo bien en lo absoluto, pero no podía opinar. Aun no era el rey. Decidió caminar un poco más, hasta llegar a la habitación de su hermana pequeña; en donde las luces encendidas del interior se colaban por debajo de la puerta. ¿Por qué Kazumi estaría despierta a aquellas horas? El príncipe iba a averiguarlo hasta que sintió un toque en uno de sus hombros

-¿¡Qué-!?- los labios del príncipe se vieron envueltos por una mano, la cual lo silenció al instante

-Sólo soy yo. No quise asustarte- al escuchar ésta voz, Kazunari se relajó y entonces al verse liberado pudo darse la vuelta para ver de quien provenía dicha voz

-Miyaji, me asustaste- dijo sonriendo levemente –. ¿Qué haces despierto a ésta hora?

-Debería preguntarte lo mismo- comentó el rubio mientras se alejaba un poco. El príncipe le siguió

-No logro dormir. Apenas puedo creer que realmente vaya a casarme- emitió un suspiro algo pesado

-Es mejor que lo creas y lo aceptes. Además, es una chica muy hermosa- Miyaji continuó caminando un poco más, deslizándose entre los pasillos y bajando escaleras

-Lo es, pero yo… yo no quiero contraer nupcias con una desconocida. Hubiese preferido casarme sintiendo…

-¿Amor? No hables como una princesa, Kazunari- el rubio por fin detuvo su andar, ante una gran puerta de madera que se imponía frente a ellos, completamente cerrada

-No lo entiendes, yo…- el príncipe se detuvo al notar que el contrario se detenía. Admiró por un momento la puerta antes de atreverse a preguntar – ¿Qué es esto?

-Han habido muchos problemas últimamente- comenzó a hablar el rubio mientras contemplaba la puerta con suma atención –, problemas con lo sobrenatural. Recientemente los híbridos y los vampiros han contraído una alianza entre ellos mismos, y no sabemos lo que significa. Tu padre te lo ha mantenido oculto, y me ha pedido que no te cuente nada sobre ésto, por la cuestión de la boda y eso…

-¿Alianza?

-El rey cree que se trata de un ataque hacia el pueblo…

-Eso no es posible. Seguramente debe ser algo más. Seguramente ellos deben estar en grave peligro…- la voz del príncipe comenzaba a quebrarse

El Príncipe & El Vampiro Where stories live. Discover now