cincuentaiseis

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SIN EDITAR

NaNa y Rong estallaron de coraje al enterarse que JungKook estaba aquí. Tuve que escuchar sus insultos por toda una hora.

Tae y Jin se habían esforzado como nunca en no dejarme sola ni por cinco segundos.

Al iniciar el día, Tae me recogía en mi casa e íbamos juntos a la Universidad, me dejaba en mi salón correspondiente y no salía del salón hasta que mi profesor llegará.

No salía de mi salón más que para el almuerzo y mis clases de música que eran en el auditorio.

Aún así, cuando apenas daba un paso fuera de mi salón, Tae o Jin ya estaba en la puerta esperándome.

Jin me contó que cuando Tae no era capaz de estar minutos antes del almuerzo fuera de mi salón, le mandaba un mensaje a él y entonces el iba por mi. Aún sigo sin creer como es posible que cuando Tae no pueda, Jin si. Algún día de estos los dos no podrán y nadie estará fuera esperándome.

El almuerzo lo pasaba junto a Jin, Yuju y LeeSoo. Tae iba con sus amigos, pero siempre lo cachaba vigilandome.

Durante las clases de música, Jin no se despegaba de mi y por cada intento de JungKook queriendo acercarse a mi, Jin me llevaba lejos y se ponía más empalagoso que nada.

A la hora de la salida, Tae ya estaba esperándome, tomaba mi mano o me abrazaba por detrás y caminabamos de esa manera hasta llegar a la biblioteca de la ciudad que estaba a tres cuadras.

Y a partir de ahí, la historia ya la conocen. Estudiabamos y hacíamos tareas y después si sobraba tiempo paseabamos un rato por Seúl sino íbamos directo a casa de mi abuela y nos quedábamos ahí hasta que Tae se fuera.

La rutina había funcionado perfectamente.

Por tres semanas.

Hoy fue ese día en el cual ni Tae ni Jin estuvieron fuera de mi salón esperándome.

Les mande un mensaje diciéndoles que los vería en la cafetería.

A sólo unos pasos de entrar a la cafetería, me tomaron bruscamente por el brazo.

Voltee aterrada, no quería hablar con él. No ahora y no nunca.

—¡LeeSoo! —le reclamé una vez la ví. Ella estalló en carcajadas.

—Lo siento, es sólo que se me hizo demasiado raro verte sin tus perros guardianes. —me tomó del brazo y entramos a la cafetería.

—No les digas así. —le pedí.

—Ay __________. No te hagas, te hizo gracia. ¡Admitelo!

—Está bien, lo admito. El apodo es gracioso. —acepte riendo.

—A todo esto... Jamás me contaste porque se portan de esa manera contigo.

—¡Como no! LeeSoo, te lo conté a ti y a Yuju.

—¡No es cierto! Se lo habrás contado sólo a Yuju.

—No. Se lo conté a las dos.

—Claro que no. —se quedó pensativa— Bueno... No lo sé. No recuerdo.

—Tonta. —le dije riendo.

—¿A quien le dices tonta? Tonta. —reí más fuerte.

—A una tonta, tonta. —las dos reímos.

—Como te amo estúpida. —me abrazo y le regrese el abrazo.

—Yo también tonta. —después de quedarnos un rato en silencio hablé— Es por JungKook.

La Primera Vez. [En Edición]Where stories live. Discover now