sesentaidos

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SIN EDITAR

Entré a mi salón bufando molesta e insultando en balbuceos a todo lo que se me pasara por la cabeza.

Si el quería irse con EunJi de ahora en adelante y dejarme a mi sola, esta bien. No iba a obligarlo a que se quedase a mi lado para siempre.

Ya estaba acostumbrada, nadie se quedaba conmigo. Eventualmente todos me dejaban sola, ya era turno de Tae.

Debido al coraje me senté bruscamente en mi banca provocando que todas mis cosas cayeran al piso haciendo un gran sonido que hizo eco en el salón.

Cerré los ojos frustrada, hoy no era mi día.

Hice una pequeña reverencia murmurando una disculpa mientras me hincaba a recoger mis cosas. Volví a tomar asiento esta vez mas delicadamente, me cruce de brazos y no cambie mi posición incluso cuando la clase de la profesora Kang ya había comenzado.

Seguía molesta, y aunque no estaba tomando nota de nada, estaba poniendo atención a la clase. Por lo que cuando mi compañero detrás de mi comenzó a golpear mi asiento con su rodilla, como acostumbraba a hacer durante esa clase, cerré mis ojos tratando de mantener la calma.

Lo soporte por alrededor de 5 minutos y al ver que el no iba a parar, lo encare.

—¿Podrías dejar de golpear mi banca?

Él me miro sorprendido. Y era de esperarse, todo este tiempo jamás me había quejado, ya que la clase duraba 50 minutos y después iría a mi otra clase, sin embargo hoy no estaba de humor para soportar 50 minutos de golpes.

—Oh, ¿Hablas de esto? —sonrió burlón y golpeo aún más fuerte.

—Si. —hable con los dientes apretados.

—¡Claro! No hay problema, bebé.

Apreté los puños provocando que mis uñas comenzaran a encajarse en mis palmas.

—¿Disculpa?

—Nada. —se estiro en su lugar— Pon atención a la clase.

Una vez le di la espalda rodé los ojos.

Ni siquiera sabia su nombre para poder maldecirlo como se debía. Tenía ocho diferentes clases y un grupo diferente para cada una. No es como que me interesara memorizar los nombres de todos ellos.

La paz y tranquilidad duraron unos cuantos minutos hasta que el golpe rítmico volvió a azotar en mi espalda.

Me puse de pie y tome mi mochila, la colgué en mis hombros y salí del salón haciendo caso omiso a los llamados de la profesora.

Conforme aceleraba la velocidad de mis pasos por los pasillos, las lágrimas se acumulaban cada vez mas en mis ojos. Lágrimas de frustración, ira y coraje.

Limpie una que otra lágrima traicionera que se escapo sin mi consentimiento con el dorso de mi mano, mi vista se hacia cada vez mas borrosa y el grito atorado en mi garganta se hacia aun mas difícil de soportar.

Al bajar el último escalón, gire a la izquierda. Pare en seco, Tae estaba recargado en una de las columnas al final del pasillo. Nuestras miradas chocaron.

Aun tenía que caminar unos metros y girar de nuevo a la izquierda para salir del edificio. Si o si tendría que pasar cerca de él.

Sorbí mi nariz y cubrí mi rostro con mi fleco, tratando de ocultar mis ojos vidriosos, aun que sabia que lo mas probable es que él ya los hubiera notado.

Reacomode la mochila en mi hombro y camine con la cabeza agachada.

—Maknae.

No, no voltees.

La Primera Vez. [En Edición]Where stories live. Discover now