Distorsión

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(Dead to me/ Melanie Martinez)


Jodido cuestionamiento, ese puto deseo que tiene el ser humano de saberlo todo. El no conformarme con lo que ya sabía, todas las miles de veces que me pregunté que venía después de la vida y así era como iba a enterarme.

¿Estaba muerta? ¿ Eso era morir?

Me lo pregunté mil veces ¿Podía sentir luego de dejar de respirar?¿Podría oír mientras perdía la consciencia?

Mi cuerpo pesaba toneladas y no tenía fuerzas para mover siquiera mis brazos ¿Tenía brazos? ¿Tenía un cuerpo que mover? Quizás no, y por eso pesaba tanto, quizás solo era mi alma sin acostumbrarse a la perdida de mi yo físico ¿Podría ser eso la muerte? Tu consciencia existiendo, sabiendo que eres pero solo como un pensamiento vago respecto al mundo que conocías, sin cielo, sin infierno, solo ideas flotando en la nada.

Quizás si había infierno,  la idea de no ser más que ideas no me agradaba, nada concreto ¿Qué son las ideas? Nada, solo están en tu cabeza y si no hay cuerpo que las concrete, son como energía repartida en el universo, sin forma, sin dirección, solo flotan. No sabía cuanto podría aguantar así, no demasiado, de eso estaba segura, esa clase de muerte realmente era escalofriante, era una tortura.

No tenía sentido estar así, era mil veces mejor dejar de pensar, dejar la consciencia y unirte a la materia inerte, esa era la clase de muerte que yo deseaba.

Entonces sentí, unos dedos acariciándome el cabello, mi cabello, mi cuerpo, había cuerpo, sentía aún. La alegría ante el conocimiento de que aún estaba viva fue demasiada. ¿Por qué creí estar muerta? Estaba más confundida que nunca, desconfiada incluso de lo que mis sentidos intentaban enseñarme.

¿Cómo podría sentir aquel frío en las mejillas si estaba muerta? ¿Cómo el aroma de Harry me llenaba las fosas nasales? Tantos estímulos, tantas cosas reales. No podía estarlo, estaba más viva que nunca.

Recuerdos, mi mente trabajó buscando explicación, creí morir porque alguien casi me asesina, porque casi me asfixiaron. 

De pronto fui consciente de mi cuello resentido y mi garganta que ardía como las brasas, como si trozos de vidrio la rasparan con cada bocanada de aire que luchaba por entrar a mi sistema, la piel del cuello dolía como si la hubiesen molido a puñetazos. Fui consciente de mis ojos, pesados, inflados, doloridos, a punto de estallar, de salirse de las órbitas y los pulmones secos a penas resistiendo, intentando recuperarse del susto de muerte que se habían llevado.

De pronto estaba yo, contra una muralla siendo asfixiada, las manos firmes contra el cuello, el recuerdo grabado con fuego y Harry me observaba, se reía, se reía de mí y de mis torpes movimientos intentando escapar, quería llorar, quería gritarle, pero no podía hacer nada porque las manos hacían más presión, estaba muriendo, dolía, quemaba. Él debía salvarme, pero no lo hacía, solo rodeada de pánico, dolor y decepción.

Entonces desperté, abriendo los ojos con terror, intentando sentarme pero el cuello dolía tanto que no pude hacerlo, mis músculos fatigados me impidieron levantarme, los ojos me escocieron al contacto con el aire y mis pupilas lucharon por enfocar la visión, todo lucía borroso con bordes dobles, luces blancas y paredes grises. Una figura cernida sobre mí, observándome, intenté gritar, decir algo, pero mi voz fue solo un hilo ronco, como cuando te enfermas y pierdes la voz del todo, completamente afónica. Entonces vi a Harry con preocupación en sus ojos, me hablaba pero el sonido no llegaba a mis oídos, como si estuviese bajo el agua, a metros y metros de profundidad.

—Bini, tranquila. —De pronto distinguí sus palabras y sentí los ojos inundarse en lágrimas, quería alejarme pero cada miembro pesaba tanto que era una lucha entre mi consciencia y mi cuerpo. 

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