Aterimiento

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(Made of Stone / Daughter)


            

No, no, no, no.

Es todo cuanto consigo pensar mientras acelero tanto como me es posible.

El auto va tan rápido que oigo el viento silbar ante el roce impávido contra el capó de la camioneta.

Jamás debí dejarla sola.

Jamás debí traerla hasta aquí.

Por suerte la carretera está vacía, sin ni un alma que vague por medio del camino, realzando el aire de terror que me invade, pero al menos asegurándome que llegaré tan rápido como es posible. No tengo claro el qué pasó, pero el presentimiento me grita que no es nada bueno.

Las palabras de Louis me dan vueltas en la cabeza, en realidad no dijo nada, solo enfatizó necesitar que yo volviera de inmediato. Pero lo sé, sé que de no haber pasado algo, simplemente no me habría pedido eso.

¿Por qué la vida me trae a este punto una y otra vez?

Este maldito momento en el que recuerdo mi culpa, en el que por más lo intento, sé que he arruinado absolutamente todo. Arruinado, fallando como hice al aceptar la ayuda de Claire, como hice al matar a Zack, como hice al aceptar traer a Lepbinia a este lugar. Y como hice cada vez al destruir la vida de todas esas personas que traje hasta aquí.

He logrado hacer un camino de media hora en solo diez minutos, y cuando estaciono en el subterráneo de la fábrica siento que voy a vomitar de la ansiedad que me genera la espera. ¿Qué le ha pasado? No puedo dejar de imaginar escenarios, los cuales me generan un temblor general, incontrolable.

Por favor que no sea nada grave... No puede serlo. ¿Verdad? De lo contrario, Louis ya me lo habría informado, más que eso, simplemente Louis no habría permitido que algo grave le sucediera.

Cierro la puerta de la camioneta antes de arrojarme a correr por los pasillos del lugar. Derecha, izquierda, izquierda y luego derecha. Cambio de dirección una y otra vez hasta que llego al pasillo que da fuera del galpón donde Lepbinia ha estado cautiva las últimas tres semanas.

Louis está sentado con su espalda apoyada en la puerta mientras se sostiene la cabeza. Sabe que he llegado, me ha escuchado correr y es obvio que me oye respirar agitado, pero aún así no levanta su rostro. La angustia me corroe, las manos me pican en tanto que camino hasta estar frente a la puerta dispuesto a entrar.

—Lo intenté Harry, pero era demasiado tarde. —Su vista se encuentra con la mía, dejando expuesta su nariz que parece rota, sus ojos están rojos y no tengo claro si es por los golpes que ha recibido o porque ha llorado.

No respondo nada. Me limito a abrir la puerta con lentitud, con terror, porque incluso sin que me lo hubiese dicho, el corazón me indica qué es lo que me encontraré, y no se equivoca.

La veo allí, hecha un ovillo con la ropa desgarrada y los jeans a medio bajar. Se acurruca contra la pared mientras su vista no se enfoca en ningún punto concreto. Su pecho se mueve muy lentamente, pero tirita como un cachorro mojado, llorando sin gemir, sin gritar, solo las lágrimas silenciosas que se deslizan por sus mejillas sonrojadas.

Entonces siento cómo el corazón se me hace pedazos, mientras me acerco a ella con lentitud comienzo perder la fuerza y no estoy muy seguro de qué es lo que debo hacer primero, pero estoy muy claro con algo.

Lo mataré.

Juro por mi vida que lo haré pagar.

Jamie pagará por cada una de sus lágrimas, por el dolor infinito que le ha causado.

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