Renacer

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(Light/Sleeping at last)

<<—¡Perra desgraciada!

No puedo evitar la risa que se me escapa de la garganta.

—¿Qué querías que hiciera? —dice Kath apretujándome entre sus brazos—. Tú estabas sin hacer nada y supuse que ustedes querrían un rato a solas. Ni siquiera entiendo de qué te quejas, porque bien que aprovecharon el tiempo.

Sin dejar que se aparte me arrojo al césped con ella sobre mí y nos hago girar entre risas dementes. El día cálido deja que los rayos del sol toquen nuestros rostros cuando nos acostamos una junto a la otra.

—Kath... —llamo su atención sin dejar de observar las nubes blancas como algodón.

—¿Qué?

—Si no entramos a la misma universidad... —Veo de reojo que se voltea hacia mí y se me acurruca en el costado.

—No importa si me mandan al otro lado del país Bini, eres mi hermana y siempre, siempre estaremos juntas. Siempre estaré para ti.>>

Parmenides decía que existía el pensar y el ser de manera distinta, y que el ser era finito, esférico, inmutable, indivisible y jamás podía dejar de ser.

El ser es y el no ser no es.

Pienso y luego existo, pensar y luego existir... ¿No resulta una hipótesis burda? ¿No implicaría que cualquier objeto inerte tiene la consciencia mínima para pensarse existiendo? ¿Un objeto inerte tiene entonces esa consciencia? De hacerlo... ¿Cómo puedo saber si yo vivo? ¿Por qué un cuerpo muerto deja de existir, de ser, si incluso estado muerta soy capaz de ser consciente sobre mi existencia?

¿Existe el tiempo? ¿Existe si incluso la muerte no resulta ser un final? ¿Cuál sería el punto de llegada?

No lo entiendo, maldita sea, no tengo la respuesta y me duele la cabeza de intentarlo siquiera.

Solo sé que cada termino implica un nuevo inicio y yo debo descubrir cual es el mío.

Un olor a desinfectante y hospital me llega a la nariz mientras los recuerdos comienzan a aparecer con lentitud en mi memoria, uno a uno, como si las ventanas de un ordenador tardaran minutos en abrirse. No me frustra en lo absoluto, lo agradezco de hecho pues de otro modo no podría mantener la respiración tranquila que tengo ahora.

Siento el deseo de moverme para verificar que cada parte de mi cuerpo sigue en su lugar, para ver si las punzadas en el útero han desaparecido para siempre. Pero me contengo. Me prohibo hacer muestras de que he despertado porque no sé a qué demonios estoy por enfrentarme.

Y lo sé, conozco cuál es mi nuevo inicio. Veo que la vida me entrega esta oportunidad como una señal divina de que debo morderme todas las inseguridades para hacer lo único que vale la pena, sobrevivir.

La luz del día entra por la ventana que yace a mi derecha, aún no abro mis ojos pero los rayos de sol me calientan los párpados, como aquel día en que Kath me prometió jamás se alejaría de mí. Y el recuerdo de mi mejor amiga me llena el corazón de una extraña sensación, algo similar al amor y la esperanza, al anhelo del pasado.

No sé donde puede estar la puerta de la habitación en la que me encuentro, soy consciente de los cables que se me conectan al cuerpo así que asumo estoy en la clínica de Mánchester que Harry mencionó. Por tanto existe alguna posibilidad de que yo salga de este lugar, si nadie me ve, puedo escapar de la clínica sin que logren verme y pedir ayuda fuera.

Entreabro mis ojos muy muy levemente, deseando que nadie más se encuentre junto a mí y me cuesta trabajo enfocar la vista nublada que al parecer no ha trabajado durante días.

CautivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora