Nahek

67.7K 6.2K 949
                                    

Soledad, eso era lo único que conocía, no sabía lo que era que alguien te mirara, te acariciara

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Soledad, eso era lo único que conocía, no sabía lo que era que alguien te mirara, te acariciara.

Soy un ser que no sabe de tiempo, de horas o minutos, esa extraña forma en que los hombres miden el tiempo. Y es que para mí no hay gran diferencia. O más bien no la había. No había un suceso que marcara mi existencia, no tenía la necesidad de llevar la cuenta de mi soledad, de mi oscuridad. No tenía importancia, estaba simplemente condenado a una existencia vacía, sola, a no tener ningún tipo de contacto con el mundo, con el universo. Aquellos que a veces lograban verme en ese lumbral de la vida y la muerte, sólo me recibían con terror. 

Hace tiempo hubo alguien que quiso hacer contacto conmigo, un fraile. 

Aquel ser me había ofrecido un trato, una ofrenda, quizás algo más parecido a un trueque. Él me pidió que su madre viviera más, para que él pudiera pasar tiempo con ella y despedirse. No quería que le perdonará la vida, sino quería simplemente despedirse de ella. 

Era un tiempo en el que tenia curiosidad por la humanidad, por eso que llaman sentimientos. Y había uno en especial que no entendía, que no era predecible. Un sentimiento que era irracional y desafiaba todas las reglas, la lógica, y yo era desafiado constantemente por esa fuerza que era incomprensible para mí, un ser que solo existía para mantener el orden, y los mundos de los vivos y los muertos separados. Yo era un mal necesario, un fin que todos tenían marcados desde su nacimiento.

He caminado solo desde que puedo recordar, había sido respetado hace algún tiempo y fui Dios y señor de algunas civilizaciones. Esos fueron mejores tiempos. Un tiempo en el que no me sentía ajeno, ni temido, era parte de un todo, de una vida, de un ciclo. Y un día simplemente empecé a ser odiado, temido.

Y no comprendía por que, los humanos son tan volubles. Tan volátiles.

Fue entonces cuando lo escuché, escuché sus plegarias dirigidas a mí. Alguien se acordaba de mí importancia en la vida mortal de los humanos, del ciclo que tienen que vivir. Por mucho tiempo había sido olvidado u odiado, y en ese momento alguien había recurrido a mí. A la muerte, aquel nombre que ahora me habían dado aquellos seres mortales.

Acepte dejarla vivir, y a cambio en sueños le pedí que dibujara aquel cuadro. Quería que alguien supiera que también quería conocer eso que los hacia humanos. Quería saber que era lo que los hacia desafiarme o desearme. Deseaba conocer esa fuerza desconocida para mí y que era objeto de mi curiosidad. Después de todo una eternidad es demasiado como para no dejarte llevar por algunos de los pasatiempos de aquellos seres.

Pintó entonces a ese ser sin rostro, y capa escarlata, con una mujer en los brazos.

Un cuadro que seria mal interpretado. Todos piensan que aquel ser se la lleva contra su voluntad. Sin embargo aquel ser llora la muerte de su amada, lo que no comprenden es que yo absorbo su vida, y aunque quería una compañera, primero tenía que enfrentarme a una imposibilidad... Que ella me viera, y segundo, bajo mi tacto se quedaría sin aliento, sin vida.

Cuando la muerte se enamoreWhere stories live. Discover now