Capítulo 3

13.1K 1.7K 104
                                    

NICOLE

Bianca me está evitando. Entendible si tenemos en cuenta lo irrespetuosa que fui al dirigirme al profesor chiflado. Menos mal que tengo esa asignatura aprobada porque de no ser así probablemente ahora estaría arrepintiéndome de mis palabras.

Sus estupideces me hicieron sentir insultada. Como vampiro no me gustó escuchar que su patético ser era auténtico mientras que yo no existía realmente. Ja, no tiene ni idea de lo que hay ahí fuera.

Debería ser más cuidadoso con lo que va diciendo porque algún día un vampiro menos comprensivo podría enfadarse y responder de forma más violenta que yo. Esperemos que para entonces ya no esté por aquí.

Siento los cálidos rayos de sol en mi cara y por unos segundos me permito cerrar los ojos. La fría brisa se cuela entre mi ropa creando olas de tejido a mí alrededor y el canto armonioso de los pájaros hace que mi mente se relaje. Esto es vida.

Unas manos ligeramente frías se posan sobre mis ojos todavía cerrados.

— ¿Quién soy? —dice una voz conocida tras de mí.

— André —sonrío —. Nunca vas a conseguir sorprenderme.

— ¿No te he asustado ni siquiera un poquito esta vez? —pregunta esperanzado tras apartar sus manos.

— No —niego sin piedad.

— Maldita sea —se queja él sentándose junto a mí en el banco —. Algún día lo conseguiré.

Me río ante su insistencia pues dudo mucho que ese día llegue. Le he oído desde varios metros atrás y he averiguado sus intenciones en el momento en el que ha empezado a andar más lento mientras se aproximaba. Su corazón saltaba más y más rápido con cada paso anunciando su inminente llegada.

— ¿Fuiste al seminario? —pregunta él con su profunda voz mientras frota sus manos juntas para combatir el frío de febrero.

— Aja

— ¿Yyyyy? —alarga el sonido inclinándose en mi dirección.

— Tenías razón. Ese tío cree que es un vampiro.

— Wow —exclama él abriendo mucho los ojos —. ¿Cómo le permiten ser profesor?

— Yo me pregunto lo mismo. Pero no sabes lo peor de todo...

— ¿Qué?

— Parece ser que bebe la sangre de sus alumnas

André abre la boca pero nada sale de ella. Se ha quedado mudo ante mi revelación.

— ¿Lo admitió? —pregunta finalmente.

— No, pero no hace falta ser un genio para darse cuenta del retorcido propósito que hay detrás de sus seminarios. Deberías haber visto la forma llena de amor y admiración con la que lo miraban las otras chicas. Era asqueroso.

— Ugg... las mujeres y su pasión por los vampiros. No podré entenderlo jamás.

No puedo evitar reírme ante la cara de asco que acompaña a sus palabras. André es un chico bastante sencillo y que sólo cree en aquello en lo que puede ver y tocar con sus dos manos. Por ello, los vampiros o cualquier otro ser sobrenatural no tienen cabida en su mente. Si sólo supiera que su amiga es uno de esos seres...

— ¿Tienes hambre? —pregunta él después de unos minutos de cómodo silencio.

A pesar de que el hambre que me corroe no puede ser saciada con comida normal asiento y ambos nos levantamos para ir a la cafetería. A mitad de camino recuerdo que no llevo suficiente dinero y a pesar de la insistencia de André en invitarme a comer, me rehúso a ello. Soy una persona de ideas fijas y entre ellas se encuentra el no dejar que los chicos paguen mi comida. Aunque he hecho algunas excepciones... como aquella vez con la comida china...

André me acompaña hasta la residencia de estudiantes. Pasamos el recibidor y subimos las escaleras hasta el tercer piso donde se encuentra mi dormitorio. El edificio es bastante antiguo por lo que no tiene ascensor e instalar uno no es opción debido a los bajos fondos de los que dispone la universidad. Tal vez esa sea la razón por la que no pueden permitirse contratar mejor profesorado y deben quedarse con los trastornados.

En el momento en que pongo un pie sobre el viejo suelo resquebrajado del pasillo que conduce a mi dormitorio lo huelo. La pesada esencia cae sobre mí como una losa. Todo mi cuerpo se tensa y mis fosas nasales se abren ligeramente.

— ¿Qué pasa? —pregunta André al ver que me he quedado parada de forma abrupta.

— Algo va mal —contesto de forma ausente.

A penas puedo prestar atención a sus palabras. Todos mis sentidos recogen un único estímulo: el de la sangre.

Me pongo en marcha hacia la puerta. Mis pasos son rápidos y en pocos segundos recorro la distancia llegando hasta el pomo. André me sigue desconcertado y tras un minuto de duda abro la puerta lentamente.

— ¡Dios mío! —exclama André tras de mí.

Le insto a entrar rápidamente y cierro la puerta. Frente a nosotros queda el cuerpo sin vida de Bianca.

— ¡Ay, madre mía! ¿Está muerta? —susurra él paralizado contra la pared.

— No lo sé —miento a pesar de escuchar con todo detalle la ausencia del bombeo de su corazón.

Su cuerpo descansa sobre las sábanas ahora teñidas por el color de la sangre. Sus brazos están extendidos a ambos lados de su pálido cuerpo. Las muñecas colgando de los bordes del colchón asoman hacia fuera dejando cae un hilillos de sangre hacia el suelo donde se forman dos charcos oscuros.

Mis pasos son lentos mientras me acerco. Mi corazón bombea rápido como un colibrí, no porque me impresione ver un cadáver, sino por el intenso olor de su sangre. Mi garganta arde ante ella y todo mi ser grita por alimentarme. El hambre es uno de los inconvenientes de ser un vampiro. Es una de las cosas sobre las que más control debe ejercerse para no dejarse dominar por nuestra condición y convertirnos en simples asesinos despiadados. Por suerte yo soy una experta en el control.

Tomo varias respiraciones profundas y me concentro en suprimir el sentido del olfato. La esencia se reduce levemente sin desaparecer por completo y me acerco sin temor. Coloco mis dedos en su cuello de forma que André pueda verlo y le confirmo lo que el teme.

— Está muerta


----------------------------------------------------------------------

Chan chan chan... que comiencen los misterios jajaja ¿Os está gustando? Si es así vota y comenta.

¿Echaís de menos a Kilian? Ya queda muy poco para que aparezca...


Starving of BLOODWhere stories live. Discover now