Capítulo 20

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KILIAN

— ¡JODER! —estallo golpeando la pared con el puño.

Ésta se agrieta bajo mi ira. Mis nudillos, enrojecidos por el fuerte golpe, se curan poco segundos después.

— Vamos a encontrarla, amico — me asegura César colocando su mano sobre mi hombro.

Su contacto me ayuda en cierta forma a respirar. La ira e impotencia me consume. He dejado que Gabriel se llevase a Nicole sin poder hacer nada para evitarlo. De que me sirve ser tan viejo y tener tanto poder si en el momento en que más lo necesito no me es útil.

Por fin había conseguido el valor suficiente como para confesar mis sentimientos por ella. Y ahora...

— Voy a hacer un hechizo localizador —nos informa André con voz temblorosa. Enterarse de lo que le ha pasado a Nicole le ha afectado bastante —. Con todos los objetos que hay en su habitación y que le pertenecen será más fácil encontrarla.

Asiento con resignación y me siento sobre la cama. Apoyo mis codos sobre mis piernas y agacho la cabeza. Por favor, Nicole... que estés bien.


NICOLE

Me despierto sobre una cama de sábanas negras. Abro los ojos y me llevo una mano a la cabeza. El dolor ha desaparecido por completo pero todavía persiste la sensación de presión. Es entonces cuando me doy cuenta de que mi ropa, empapada por la lluvia, ha sido sustituida por un pantalón de chándal gris y una camiseta blanca. Me incorporo sobre la cama y compruebo que la camiseta es demasiado grande para mí.

— Me alegra que te hayas despertado —dice Gabriel junto a la puerta de la habitación.

De brazos cruzados se apoya sobre la pared y me mira con una sonrisa.

— ¿Dónde estoy? —pregunto observando la habitación en la que me encuentro.

Es un dormitorio grande con muebles de madera oscura y la gran cama sobre la que me encuentro justo en el centro.

— En un lugar seguro —responde él.

— No creo que ningún sitio en el que te encuentres tú sea seguro —murmuro, por supuesto él lo oye y su sonrisa se apaga.

— Estoy haciendo esto por tu bien

— ¿Por mi bien? No me hagas reír. Lo único que quieres es convertirme en una asesina —le acuso.

Gabriel se separa de la pared y se acerca a la cama con paso decidido. Intento alejarme pero él se mueve en un pestañeo y me inmoviliza. Sus manos fijan mis muñecas contra el colchón y su cuerpo queda sobre el mío. Forcejeo con todas mis fuerzas pero no es suficiente.

— ¡Basta! —me grita él enfadado —. No quiero hacerte daño.

En sus ojos veo que lo que dice es cierto. A pesar de lo loco y trastornado que pueda estar Gabriel me quiere. De una manera muy retorcida...

— Por favor, deja que me vaya —le pido pero él niega con la cabeza.

— Te empeñas en negarlo pero te he visto disfrutar de tu nueva naturaleza —sonríe él —. Dime que no has sentido la adrenalina surcar tus venas cuando un humano ha temblado ante ti. Niégame que no has disfrutado la sensación de superioridad ante el miedo de otro.

Me encantaría gritarle y negar todo lo que ha dicho pero permanezco en silencio. La vergüenza me llena pues he experimentado todo lo que él ha dicho. La forma en la que elegí comportarme ante el profesor es un ejemplo de ello.

Gabriel me mira fijamente a los ojos y su sonrisa vuelve al darse cuenta de mi falta de palabras.

— Tú y yo somos iguales —susurra.

— No —respondo con los dientes apretados —. Confieso que a veces me he dejado llevar pero yo no mato por placer como tú.

Sus manos aprietan con fuerza mis muñecas y me quejo debido al dolor. Gabriel aproxima su rostro al mío quedando a escasos milímetros de mis labios.

— Aprenderás a hacerlo —dice él mirando mi boca —. Una vez que los preparativos estén listos serás mía para siempre.

— ¿Qué quieres de...

Mi pregunta es interrumpida por su boca que se estrella contra la mía. Mis ojos se abren en horror. Su beso es demandante e intenta someterme con su poder que se despliega fuera de su cuerpo. No puede compararse con la inmensidad que Kilian alberga en su interior. No tiemblo, no siento temor, no bajo la cabeza ante él como un buen perrito... y Gabriel se da cuenta.

Se separa de mí y me mira con molestia.

— Que te quede claro que tú eres mía  —dice liberándome y levantándose de la cama.

— Voy a matarte —le aseguro limpiándome la boca.

Gabriel me observa y pasa una mano por su pelo dorado.

— Eso es lo que dices ahora pero te olvidarás de ello pronto.

Frunzo el ceño sin comprender a que se refiere.

— ¿Qué estás tramando?

— Voy a hacerte olvidar tu odio hacia mí —me informa él.

— ¿Y cómo piensas hacerlo?

La esquina de su boca se eleva y me mira sospechoso.

— Sé lo que estás haciendo —me acusa él.

— ¿Lo sabes? —respondo alzando la barbilla.

— Intentas que te cuente mi plan malvado para así buscar una forma de detenerlo.

Mierda. Es justo lo que estaba intentado. Debí haber sabido mejor que no funcionaría. Gabriel es listo y no se dejaría engañar de una forma tan tonta.

— Mañana es el gran día. Volverás a amarme y te olvidarás de es estúpido vampiro.

Tras su sentencia sale de la habitación. Rápidamente me levanto de la cama y corro hacia la puerta. Intento abrirla pero no hay forma de hacerlo.

— ¡Gabriel! ¡Déjame salir! —grito aporreando la madera.

— Lo siento, amor. Permanecerás encerrada hasta que ya no desees irte.

¿Pero de que está hablando? No hay forma de que pase todo lo que está diciendo.

¿Quererle de nuevo?

¿Quedarme por mi propia voluntad?

¿Olvidar a Kilian?

ESO JAMÁS.

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Siento el retraso pero estos días he estado viajando y no he tenido tiempo de escribir :) ¡Como siempre muchas gracias por vuestros votos y comentarios !

¿Qué será lo que Gabriel pretende hacer?  Lo veremos en los próximos capítulos...

Starving of BLOODWhere stories live. Discover now