Capítulo 15

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NICOLE

André no está muy convencido de que venir a BITE, una discoteca frecuentada por universitarios, haya sido la mejor idea. La verdad es que yo tampoco, pero después de mucho pensar y casi volverme loca unas mil veces he decidido que estoy cansada de esperar a que Gabriel haga su aparición. Así que se me ha ocurrido que tal vez si me pongo a tiro decida mostrarse.

— ¡Voy a ir al baño un momento! ¡No te muevas! — me advierte André apuntándome con su dedo.

—Sí, señor—le digo despidiéndole como lo haría un militar.

Sé que Kilian está preocupado por mí y lo más probable es que le haya dicho a André que no me quite el ojo de encima. No he estado actuando de la mejor de las formas durante estos días. He sido descuidada, irritable, gritona... No sé cómo me aguanta.

Mi crisis nerviosa de esta tarde ha sido una muestra más de lo mal que estoy llevando la vuelta de mi ex. Todavía no puedo creerme que sea precisamente él quien ha sido resucitado con el poder que la bruja extrajo de Bianca. Cinco muertes en total, cinco inocentes... todos ellos muertos por mi culpa. Sí, mi culpa. Porque sólo hay una posible razón para que Gabriel haya vuelto, y esa razón es por mí. Todavía está por ver si su objetivo es matarme o... no quiero ni pensar en la alternativa.

Mientras espero a que mi amigo vuelva me acerco a la barra con la intención de pedir una cerveza. La sensación persistente en mi nuca de que alguien me está observando me obliga a detenerme en seco. Me doy la vuelta y miro a mi alrededor. La gente baila con despreocupación como si nada fuese mal en el mundo. Giro varias veces buscando entre la gente pero no veo nada. De repente por el rabillo del ojo capto una figura de cabello rubio moviéndose hacia una de las salidas de emergencia. No pierdo el tiempo y lo sigo.

Mediante empujones me abro paso entre los universitarios. A pesar de los codazos e insultos que recibo no me detengo y continúo hasta la puerta metálica cuya parte superior está iluminada por una luz brillante de color verde.

El aire frío golpea mi cara y salgo a la pequeña callejuela alumbrada por un par de farolas. El chapoteo de mis pasos contra los charcos que cubren el suelo es el único sonido que se escucha además de mi acelerado corazón. Miro a ambos lados pero aquí no hay nadie más. Debo de estar volviéndome loca.

Doy media vuelta para volver a entrar en el local pero el tiempo se detiene.

— Hola, amor

Durante unos segundos permanezco inmóvil sin poder mover ni un músculo. Su sonrisa alegre se extiende en su rostro. Es como si el tiempo no hubiese pasado para él. Sus mechones rubios como el trigo caen despeinados sobre su frente. Nariz recta, pómulos marcados y unos hoyuelos acentuados por su aparente felicidad.

— Gabriel —acierto a decir saliendo de mi ensimismamiento.

No es lo mismo saber e intuir que estaba cerca que realmente tenerlo delante. Una extraña sensación produce un hormigueo en mi pecho y un caleidoscopio de imágenes a todo color se reproduce en mi cabeza. Cientos de momento que compartimos. La mayoría buenos y muy pocos malos, pero al final siempre queda aquel único instante en el que me llevó a tomar la decisión de matarlo.

Una losa fría como un témpano cae sobre mi despertándome. Doy varios pasos hacia detrás poniendo espacio entre nosotros.

La puerta de emergencia vuelve a abrirse y una pareja que no para de besarse se precipita hacia fuera. Nos movemos rápido. En apenas unas milésimas de segundo pasamos de estar en la pequeña calle mojada a estar sobre la azotea de la discoteca. El viento es más fuerte aquí arriba y mi pelo se mueve sin control en todas las direcciones.

— Te prefería de morena —comenta Gabriel siguiendo el movimiento ondulante de mis cabellos grisáceos.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —pregunto ignorando su opinión.

— He vuelto por ti

— Te maté —le recuerdo.

Gabriel suspira. Me tenso cuando da varios pasos en mi dirección.

— Eras un vampiro recién convertido y tus emociones estaban completamente fuera de control. Entiendo que te vieses superada por todo y tomases una mala decisión en aquel momento, por ello he decidido perdonarte.

Mi boca se abre de par en par. Como un pez bajo el agua lo miro en completo shock. ¿Perdonarme? ¡Perdonarme él a mi! JA...

— Créeme cuando te digo que aquel día era absolutamente consciente de lo que hacía —respondo con rabia.

— Pobre, niña. Intentas engañarte a ti misma para no sentir la culpa.

Recuerdo la culpa de la que habla. Sin importar cuantas veces me dije a mi misma que tenía que hacerlo, no puede evitar sentirla. Era tan intensa... tan desgarradora.

— Culpa... es un concepto del cual pareces no conocer su significado —le acuso recordando todas aquellas muertes de las que fue responsable y que en un principio yo desconocía.

— Sigues siendo joven. Te costará varios años más comprender las virtudes de ser lo que somos —dice él de forma tranquila —. Pero está bien... Te quiero. Nunca he dejado de quererte. Ahora que estoy de vuelta podremos estar juntos.

— Lo nuestro se acabó en el momento en que me pusiste  a aquel hombre inocente delante. ¡Estaba sangrando! —le grito reviviendo el recuerdo —. A penas tenía control sobre la sed en aquel entonces. ¡Lo mate! ¡Él era inocente!

Mis puños se aprietan con fuerza. Recuerdo el miedo que aquel hombre sintió cuando me vio cambiar. No pude contenerme a mi misma. Fui dominada por el hambre y acabé drenándolo por completo. Gabriel me felicito después de eso y en su abrazo de consuelo le arranque el corazón. Murió al instante. Su piel se volvió cenicienta y sus ojos permanecieron abiertos e incrédulos incluso después de muerto.

Gabriel se mueve rápido y me rodea con sus brazos obligándome a apoyarme contra su pecho.

— Shhh, tranquila —dice él con ternura.

Me quedo inmóvil conteniendo la respiración. En el pasado su tacto solía producirme calor. Mi piel hormigueaba con el roce de sus dedos pero ahora solo siento frío. Le empujo con fuerza alejándolo de mi.

— ¡No me toques! —le advierto.

— ¿Todo esto es por ese vampiro con el que has estado jugando? —pregunta él estrechando sus ojos —. Lo entiendo, yo estaba muerto. Es normal que siguieses adelante con tu vida y te hayas estado entreteniendo con otros hombres. Pero eso se acabó.

Su tono es tajante y su mirada penetrante. El poder ondea fuera de su cuerpo para intentar imponerse pero apenas me intimida. Salvador solía hacer lo mismo constantemente. No pienso dejarme dominar de nuevo por ese patético intento de superación.

— No estoy jugando con él —respondo con una sonrisa.

— Tienes que dejarle, amor. Tú y yo estamos destinado a estar juntos —insiste él.

— ¿Destino? No creo en ello. Seré yo quien decida mi propio camino y seré yo quien elija con quien quiero estar. Ese alguien no eres tú —termino mirándole fijamente a los ojos para que sepa que voy enserio.

Él se ríe y da media vuelta. Camina hasta el borde de la azotea deteniéndose justo en el borde.

— Volverás a mí —dice él sin ni siquiera girarse —. Te lo aseguro.

Salta y desaparece en la noche. El aire que había estado conteniendo sale por fin y me desplomo sobre húmedo cemento.

— Mierda —murmuro abrumada por todo lo que acaba de pasar.


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Aquí tenéis el capítulo recién salido del horno. Tanto el primer libro (Drinking Blood) como el segundo (Starving of Blood) están teniendo una gran aceptación y quería daros las gracias.

¡¡ Muchas, muchas, muchísimas gracias por vuestras lecturas, votos y comentarios !!

P.D.: ¿Qué opinais de Gabriel?

Starving of BLOODWo Geschichten leben. Entdecke jetzt