Capítulo 7

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KILIAN

César y yo paseamos por el camino adoquinado a través del campus universitario. Los jóvenes se detienen a nuestro paso, nos admiran y suspiran. Es una reacción normal ante un vampiro.

— ¿Vas a decirme quien es esta "amiga" por la que hemos cogido un avión justo después de su llamada? —pregunta él haciendo comillas con sus dedos.

— Es sólo una vieja amiga —contesto buscando con la mirada la cafetería en la que he quedado con Nicole.

— Ya, seguro... —se ríe César a mi lado.

Localizo el local y ambos nos dirigimos hacia él. Atravieso la puerta y no me cuesta nada localizarla. Es como si el tiempo se detuviese a mí alrededor. El sonido de los platos y tazas se apaga y su voz llega a mis oídos. Está hablando con un chico de tez morena que asiente incomodo ante sus palabras. ¿Quién ese chico?

En ese momento, Nicole detiene su conversación y gira su cabeza. Sus ojos se detienen en mí y su sonrisa crece. Me doy cuenta entonces de que todos los ojos están puestos en nosotros y que esa debe haber sido la razón por la que Nicole ha notado mi presencia. Cuanto mayor es un vampiro más poder desprender pero prefiero mantenerlo oculto. Es como mi as bajo la manga.

— Pero mira eso —digo con voz coqueta al llegar a su mesa —. Estás tan guapa como siempre.

Nicole se ríe por mi comentario y se levanta de su asiento. Sus brazos me rodean y nos abrazamos durante unos segundos. Tenía de miedo de que este reencuentro fuese incómodo y que ambos nos quedásemos quietos sin saber cómo actuar, pero se me olvidaba que Nicole no es como los demás.

— Gracias —dice ella bajando sus brazos —. ¿Es eso una arruga?

Su broma me hace estallar en carcajadas y es entonces cuando César me recuerda su presencia aclarando su garganta.

— Nicole este es César, el amigo experto en brujería del que te hablé —no se me escapa la forma en la que su amigo abre los ojos con sorpresa.

— Es un placer conocerla, bella ragazza ­­— dice César cogiendo la mano de Nicole. Deposita un beso sobre su dorso y me doy cuenta de que me observa por el rabillo del ojo mientras lo hace. Está midiendo mi reacción a sus afectos.

— ¿Italiano? —pregunta ella sorprendida y apartando su mano de forma disimulada. Las esquinas de mi boca se elevan complacido al ver que su actitud ante los hombres no ha cambiado nada.

— Nacido y criado en Roma —asiente orgulloso César.

Nicole nos pide que nos sentemos con ella y su amigo, el cual no ha abierto la boca desde nuestra llegada. Sus ojos saltan entre nosotros y su corazón late tan rápido que parece que se le vaya a escapar por la boca. Soy yo el que acaba sentado junto a él y éste se aleja lo máximo posible de mí hasta que está completamente pegado contra la pared.

— André —le reprende Nicole con el ceño fruncido —. Tienes que relajarte.

— ¿Relajarme? ¡Estoy rodeado de vampiros! ¡No me pidas que me relaje! —susurra histérico comprobando que no nos escucha nadie.

— Wow... ¿humano? —aventuro.

— Brujo —me corrige ella —. Pero se enteró de ello hace un par de días.

— Oh sí, fue toda una revelación —murmura André —. ¡Sobre todo cuando te clavaste un lapicero en la mano para mostrarme que eras un vampiro!

— ¿Y qué querías que hiciese? ¡No creías nada de lo que te estaba diciendo!

Está discusión es realmente divertida pero me temo que debo cortarla ya que está empezando a llamar la atención de los clientes a nuestro alrededor.

— Vale ya, niños.

Nicole me fulmina con su mirada por mi comentario. A mi lado César no puede contener la risa y acaba golpeando la mesa varias veces con su muño. Nicole suspira y masajea el puente de su nariz.

— Tienes razón, vamos a calmarnos —le advierte a su amigo André. Porque espero que sea su amigo y nada más...

Él gruñe y se cruza de brazos. Es como un niño de cinco años teniendo una rabieta. Nicole niega ante su actitud, después saca su teléfono y lo deja sobre el centro de la mesa. En la pantalla aparece una fotografía de un extraño símbolo rojo escarlata.

— ¿Lo habíais visto antes? —pregunta ella señalándolo.

Niego pues mi conocimiento en brujería deja bastante que desear. César en cambio coje el móvil y evalúa la imagen con detenimiento. Sus ojos azules recorren el trazado y su cara se vuelve sería.

— ¿De dónde has sacado esto? —le pregunta a Nicole.

— Estaba en el tobillo de mi compañera de habitación...que está muerta —contesta ella.

Por la forma en la que habla de ello sé que no estaban muy unidas. Yo de primera mano conozco su reacción ante la muerte de una amiga de verdad.

— Tengo una ligera idea de lo que podría ser pero no estoy del todo seguro —murmura César con la vista fija en el símbolo.

— André tiene un libro en el que aparece. El problema es que el idioma en el que está escrito es desconocido para mí —dice ella molesta.

— ¿Un grimorio? —pregunta César curioso.

— Sí, exacto.

— ¿Podría verlo?

— Claro. Ahora André y yo tenemos clase pero después podéis pasaros por mi habitación —sugiere ella.

Asiento de acuerdo. Poco después Nicole y su amigo se van a las clases. César sigue con la mirada a Nicole hasta que sale de la cafetería.

— Ahora todo tiene sentido —comenta él.

— ¿A qué te refieres?

— Su pelo es gris —responde como si eso lo explicase todo.

— ¿Y?

Él me mira divertido.

— Estás tan jodido...


NICOLE

No puedo borrar la sonrisa que parece haberse establecido de forma permanente en mi cara. Kilian no ha cambiado nada en estos cuatro años. Su pelo negro es ligeramente más largo pero sus ojos siguen tan brillantes como en aquel entonces.  No puedo negar que lo he echado de menos.

Su amigo es exactamente como cabría esperar. Mi esperanza es que de verdad pueda ayudarnos a averiguar la naturaleza de ese símbolo. Sufro escalofríos cada vez que pienso en ello y estoy intranquila. Siento que algo muy malo está por llegar.




Starving of BLOODWhere stories live. Discover now