Starving of BLOOD

¡Capítulo EXTRA!

Sí, amigos. ¡Estoy de vuelta! Me he dado cuenta de que hay algunas cosillas a lo largo de la historia que han quedado un poco sueltas, por lo que he decidido hacer unos capítulos extras que las aclaren.

No sé cuantos haré, ni cuando los subiré pero espero que os gusten.

*** Inicio spam***

He empezado una historia nueva que se llama: "¿Celosa de mi profesora?¡NO!" Pasaos si os apetece y dejadme vuestra opinión.

***Fin spam ***

Uy que extraño... no tengo ni idea de quién ha puesto eso jajaja

¡ Bueno, sin más dilación aquí tenéis el primer extra !

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KILIAN

— ¡Nicole! ¡Tu teléfono está sonando! —grito desde la cama.

Coloco la almohada sobre mi cara intentando apagar el horrible ruido del móvil pero sigue sonando sin parar. El hecho de ser un vampiro con oído altamente sensible tampoco ayuda demasiado.

— ¡Nicole! —la llamo de nuevo pero sigue sin haber respuesta.

De mala gana aparto las sábanas blancas y me levanto. Estiro la mano hacia la mesilla de noche y cojo el teléfono. La luz atraviesa las finas cortinas que cubren la ventana e ilumina el suelo de madera. Mis pies avanzan pesados hacía el pasillo siguiendo el repiqueteo de las gotas de agua.

La puerta del baño está medio abierta y sigo la estela de luz que se escapa hacia el exterior. Empujo la puerta completamente y doy un paso dentro. Frente a mí se encuentra una gran ducha de baldosas bancas rodeada por paneles de cristal transparente. El vaho creado por el agua caliente inunda el pequeño cuarto pero, a pesar de ello, soy capaz de ver claramente el magnífico cuerpo que se haya bajo la ducha.

— Nicole —hablo esta vez en un tono moderado.

Sus manos que hasta ese momento estaban masajeando su cabello plateado descienden y se gira hacia mí. Es increíble la forma en la que mi corazón sigue acelerándose cada vez que la veo de esta forma después de los años que llevamos juntos.

— ¿Qué pasa? —pregunta Nicole con una sonrisa sin amago de tapar su desnudez —. ¿Quieres jugar?

Sus cejas suben y bajan mientras menea las caderas de forma provocativa. Disfrutando de la vista me carcajeo y le muestro el teléfono.

— Lleva sonando un buen rato

Nicole pone cara de decepción y apaga el grifo. El agua se detiene y ella sale de la ducha. Le paso el teléfono y, mientras ella contesta, alcanzo una de las toallas azul marino que hay colgadas junto a la puerta y la envuelvo a su alrededor.

— André —exclama ella feliz al escuchar la voz al otro lado de la línea.

Me mantengo ocupado afianzando la toalla alrededor de su pecho e intento no escuchar demasiado la conversación.

— ¿Qué tipo de problema?... Mmmm... ya veo... —el intercambio continúa hasta que Nicole asiente con convicción —. Estaremos allí.

Termina la llamada y Nicole suspira.

— ¿Qué ocurre?

— André y César necesitan nuestra ayuda con algo —dice ella dejando el teléfono sobre el lavamanos.