Capítulo 16

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KILIAN

— Vuelve a la cama —me quejo.

— Espera, me apetece chocolate —dice ella de espaldas a mi rebuscando en el bolsillo de su mochila.

Cuando César y yo llegamos al campus decidimos apropiarnos de las habitaciones vacías que quedaban en la residencia de estudiantes. Un poco de control mental hizo el trabajo. Dado que Nicole no ha podido utilizar la suya porque actualmente funciona como celda de una bruja desequilibrada, ha estado quedándose conmigo.

Tras encontrar lo que busca vuelve corriendo a la cama y se deja caer sobre el colchón con un pequeño salto. Mi cuerpo rebota junto con toda la estructura de la cama y no puedo evitar reírme. Nicole abre el envoltorio de la chocolatina y se la lleva a la boca.

— ¿Quieres? —me ofrece ella con la boca llena.

— Sí —murmuro.

En lugar de coger el pedazo que se encuentra en su mano me incorporo y acerco mi boca a la suya. Mis labios rozan los suyos y hábilmente introduzco mi lengua en su boca. Sorprendida no le da tiempo a contraatacar y antes de que pueda darse cuenta ya le he robado el chocolate de la boca.

— Está muy bueno —comento masticando el delicioso chocolate.

— ¡Ey! —se queja ella divertida —. Eso era mío.

Se abalanza sobre mí y se sube a horcajadas sobre mi estómago desnudo. La visión es demasiado para mi pobre corazón. Su increíble cuerpo está tapado únicamente por un sujetador y unas bragas de encaje blanco. Parece un ángel.

Me besa fieramente y yo le correspondo. Poco después su boca se separa de la mía y comienza a dejar suaves besos por mi cuello. Se desplaza por mi pecho siguiendo el recorrido de mi tatuaje (una cruz invertida) con avidez. A pesar de que mis ojos quieren cerrarse por la gloriosa sensación de su suavidad contra mi piel, les obligo a permanecer abiertos. No quiero perderme nada.

Retira su pelo cayendo sobre uno de sus hombros y continúa bajando. Ahora recorre con su lengua el borde de mis márcados abdominales. Su cálido aliento deja un rastro de fuego a su paso. Me arqueo en su dirección pidiendo por más.

Húmedos y suaves, continúan bajando hasta el borde de la única prenda que llevo puesta: mis calzoncillos negros. Estoy tan duro por la cercanía de su boca que incluso duele.

Por temor a acabar como un niño adolescente demasiado emocionado la cojo de los hombros y le obligo a subir hasta que su rostro angelical alcanza mi nivel.

— Eres mala —la acuso pasando mis manos por su cintura.

— Y tú eres demasiado bueno — responde haciendo un movimiento con su pelvis que me roba el aliento.

La excitación aumenta entre nosotros y en pocos minutos la escasa ropa que nos cubre desaparece.

Nicole continúa sobre mí y debo reconocer que esta postura me encanta. Me introduzco en ella y ambos jadeamos. Ella apoya sus palmas sobre mi pecho y comienza a moverse. Primero lento y gradualmente va aumentado el ritmo enloquecedor. Sus gemidos se entremezclan con mis gruñidos.

Ángel o demonio, son dos partes que conforman un todo. Nadie es enteramente bueno de igual forma que nadie es completamente malo. Nicole es un claro ejemplo de ello. A pesar de su correcta moral esconde un lado más excitante y perverso que solo sale en momentos como este.

Sus ojos permanecen cerrados y su pelo cae a lo largo de su espalda en suaves ondas plateadas. Me encantaría parar el tiempo y poder inmortalizar este momento. Su cuerpo sobre el mío. Montándome decidida mientras yo me retuerzo de placer.

Mis manos ascienden por su espalda y me incorporo. En posición sentada nuestros pechos se juntan y siento su acelerada respiración que combina con la mía. Me apropio de su boca, dulce y húmeda, y nos besamos mientras nuestros cuerpos se funden en uno.

Siento su calor, su esencia, el roce de su cuerpo contra el mío y su apretado interior llevándome a la locura.


***

— ¿Cuántos años tienes? —pregunta Nicole mucho rato después.

Inevitablemente me tenso. En el fondo me preocupa que cuando sepa la edad que tengo decida que soy demasiado viejo para ella o algo por estilo. Ella es joven, no hace mucho tiempo que se convirtió en vampiro, y podría verse abrumada por mi longevidad.

Al ver que no contesto a su pregunta, ella levanta la cabeza que mantenía apoyada sobre mi hombro y me mira a los ojos. Desliza sus dedos por mi cuello en un movimiento repetitivo que poco a poco provoca que mi cuerpo vuelva a relajarse.

—Salvador tenía 500 años y tú lo venciste fácilmente... Tienes más que él ¿cierto?

— Unos cuantos más, sí —respondo desviando la mirada.

Ella permanece en silencio esperando mi respuesta. Tomo una gran inspiración y confieso:

— En mayo cumpliré los 982...

— ¿982 años? —pregunta ella lentamente y con los ojos muy abiertos.

— Aja —asiento buscando en su rostro algún indicio de rechazo.

— Mierda... Regalarte algo original va a ser realmente difícil —dice ella frunciendo el ceño.

— ¿Qué? —pregunto confundido.

— Bueno, son muchos cumpleaños por lo que ya te habrán regalado todo lo habido y por haber...

No me queda más remedio que reírme a carcajadas. Sólo ella. Sólo Nicole podía quitarle importancia al hecho de que estoy a punto de alcanzar el milenio y preocuparse únicamente porque será difícil encontrar algo que no me hayan regalado ya.

Parece que va a decir algo más pero la cayo con un beso. Sujeto su rostro a ambos lados y, entre risas, rozo mis labios varias veces con los suyos.

Es entonces cuando me doy cuenta que no solo me gusta Nicole... Estoy enamorado de ella.


NICOLE

Kilian me besa y sé que he conseguido mi propósito. Me he dado cuenta de que le incomodaba confesarme su edad. A mí realmente no me importa si tiene dos años como si tiene mil. Es más, incluso me alegra porque eso quiere decir que si Gabriel busca pelea con él, Kilian lo vencerá sin problemas.

— Tengo que ir a hablar con André —le digo sin demasiadas ganas de salir de su cama.

Kilian refunfuña como un niño pequeño y me permite bajar del colchón. Me visto rápidamente con unos vaqueros y una camiseta de tirantes azul marino. Me ato los cordones de mis zapatillas Nike blancas y salgo por la puerta sin mirarle demasiado porque sé que si lo veo desnudo sobre las sábanas me daré media vuelta y saltaré sobre él de nuevo.

Camino por el pasillo hasta las escaleras y subo hasta el piso de André. No soy de las que suelen llamar a la puerta antes de entrar por lo que, como siempre, ésta no es una excepción. Giro el picaporte y mis ojos se abren de par en par. Me quedo petrificada en el umbral y conteniendo la respiración. Cuando por fin consigo reaccionar vuelvo a cerrar la puerta de un portazo y me quedo en el pasillo mirando fijamente la madera oscurecida. No me creo lo que acabo de ver...

¡¡ AY. MI. DIOS. !!


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¿Qué será lo que Nicole ha visto?

Starving of BLOODDonde viven las historias. Descúbrelo ahora