Capítulo 22

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KILIAN

Recorro los pasillos de uno de los edificios del campus. Los estudiantes universitarios caminan a mí alrededor en dirección a sus clases que están a punto de empezar. Para mí son como un borrón. No soy capaz de fijarme en sus caras, borrosas mientras me adelantan debido a mi paso lento.

Es entonces cuando reconozco una puerta y me quedo quieto en medio del corredor. Sé lo que hay tras ella. Es el cuarto de la limpieza donde Nicole y yo perdimos el control aquel primer día. No me puedo creer que casi haya pasado un mes desde nuestro reencuentro.

El número de personas que me rodean comienza a descender poco a poco hasta que soy el único que queda. Las puertas de las aulas se cierran y las clases comienzan. Un profesor sale en ese momento de lo que parece un despacho y me doy cuenta de que lo conozco. Es el mismo hombre que Nicole mantiene aterrorizado. Él levanta su mirada y se encuentra con la mía. Sus manos afianzan con fuerza la carpeta que carga y su corazón salta en su pecho. Sin pensar me acerco hasta él y sus ojos se agrandan.

— ¿Usted ha visto a Nicole? —le pregunto con poca esperanza de que pueda ser una posibilidad.

— ¿N-Nicole? —tartamudea él negando con la cabeza —. No, no... no la he visto.

Suspiro derrotado a pesar de que ya preveía su respuesta.

— Váyase —le digo sin apenas mirarlo.

Al profesor le falta tiempo para desaparecer de mi vista. Sus pasos son rápidos mientras atraviesa el pasillo y se escabulle escaleras arriba.

He recorrido cada edificio, cada callejuela de este campus y sé con certeza que Nicole no se encuentra aquí. Temo que Gabriel se la haya llevado demasiado lejos y que no sea capaz de encontrarla. A pesar de ello en mi mente reside el pensamiento de que ella es fuerte. Puede enfrentarse a esto y mucho más. La esperanza no está toda perdida.

Comienzo a andar en dirección a la salida pero una voz conocida e irritante me detiene en seco:

— Vaya, vaya, vaya... Mira a quien tenemos aquí...

Me doy la vuelta y ahí está. El hijo de puta más grande que alguna vez he conocido. El cabrón que se ha llevado a la chica de mis sueños y el mal nacido que pronto estará muerto.

— Tú —escupo con rabia.

Aprieto los puños tan fuerte que siento el dolor recorrer cada músculo y tendón. La ira me invade e inmediatamente desato mi poder. Me gusta mantenerlo oculto. Guardado en mi interior. Los demás vampiros suelen subestimar a otro que no muestra poder alguno. Piensan que soy demasiado joven, tanto como para no haber desarrollado ni un solo granito de fuerza y ese es su primer error. Cuando se dan cuenta de su fallo ya es demasiado tarde.

— Cálmate —dice él dando un paso atrás y sonriendo burlonamente —. Estás muy mayor como para alterarte de ese modo.

Gruño frente a su provocación.

— Estás loco si piensas que vas a abandonar este lugar con vida —le aseguro.

Gabriel se ríe y se cruza de brazos.

— Siento tener que decirte que te equivocas. Es más... vas a dejarme salir por esa puerta —dice él señalando la puerta doble que se haya a mi espalda y que conduce al exterior.

— No lo creo

Su sonrisa permanente me va hacer perder la paciencia. Ya lo estoy notando. Cada molécula se mueve en su dirección. Vibran excitadas con el deseo de matarle lenta y dolorosamente.

— Durante todo este tiempo sólo has sido un sustituto. Yo estaba muerto y Nicole estaba aburrida, pero ahora estoy de vuelta —dice abriendo sus brazos a ambos lados —. Ya no te necesita.

— Creo que Nicole te dejó bien claro que no iba a volver contigo —le recuerdo.

Gabriel ríe.

— Nicole estaba confundida pero ahora ha recobrado el sentido. Ella y yo estamos juntos de nuevo.

— Mientes —exclamo con seguridad.

Aprieto los dientes con tanta fuerza que oigo el crujido. Nicole jamás volvería con él. Antes llegué a dudarlo pero después de que ella me contara que había matado a un hombre inocente por su culpa supe que eso no pasaría. Es una de las cosas que ella más odia de nuestra especie: el asesinato de inocentes. Un asesinato que incluso ella ha cometido.

— Nicole me ama. Ella misma me lo ha dicho, pero si dudas de mis palabras por qué no vienes y lo compruebas por ti mismo.

Gabriel camina en mi dirección. Su paso es decidido mientras atraviesa las ondas de poder que se resisten a su paso. Como él mismo ha dicho antes le dejo pasar si tocarle ni un solo pelo.

Lo sigo y ambos salimos al exterior. El sol me da de lleno y durante unos segundos me quedo ciego. Cuando por fin mis ojos consiguen adaptarse a la luz mi respiración se detiene. Frente a mí y a pocos pasos de distancia se encuentra Nicole.

Los rayos de sol acarician su pelo provocando que brille. La recorro de arriba abajo comprobando que no tiene ningún daño. Doy un paso hacia ella pero me detengo cuando Gabriel llega a su lado y rodea su cintura.

— Hola, mi amor —le saluda él sonriente antes de posar sus labios sobre los de ella.

Me quedo sorprendido al ver cómo Nicole no sólo le devuelve la sonrisa sino también el beso. Me quedo frío. Soy incapaz de apartar la vista del lugar donde se mantienen unidos. El beso apenas dura unos segundos pero son suficientes como para causar en mí un gran dolor.

— Hola, cariño —responde Nicole relamiéndose los labios —. ¿Dónde has ido?

— Estaba buscando a un amigo —dice él señalándome.

— ¿Un amigo? —pregunta ella fijándose en mi por primer vez —. ¿Quién es él?

Su pregunta me deja perplejo.

— ¿Nicole? —la llamo con el ceño fruncido.

— ¿Nos conocemos? —responde ella inclinando su cabeza hacia un lado.

Dirijo mis ojos rápidamente hacia Gabriel que continúa con las manos alrededor de su cuerpo. Su blanca sonrisa crece de satisfacción al ver mi estupor. Vuelvo a mirar a Nicole y en su rostro no hay ningún signo de reconocimiento hacia mí.

No sabe quién soy. Me ha olvidado. ¿Cómo es eso posible? En el mismo instante en el que la pregunta se forma en mi mente también lo hace la respuesta: compulsión. A lo largo de mi vida he visto varias veces como vampiros eran capaces de controlar mentalmente a otros. La bruja debe haber sido la responsable de esta nueva habilidad.

— No lo conoces, amor —dice Gabriel acariciando su mejilla.

Nicole sonríe enamorada y mis entrañas se retuercen. Su mirada abandona la del imbécil y se detiene en mí. Sus ojos atraviesan los míos. Externamente su cara muestra el desconocimiento pero es como si la intensidad de sus ojos intentase mostrarme algo.

De repente un recuerdo me golpea y en mi mente... se forma una sonrisa.


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Siento el restraso y espero que os guste :)

Starving of BLOODWhere stories live. Discover now