28 ✦ BRUISES

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20/06/2016

El viaje había sido un tanto aburrido, restando el hecho de que su madre le permitió a Josh escuchar la música que quisiera con los audífonos puestos, y no le obligó a socializar con sus hermanos ni con ella sobre ningún aspecto de la vida.

El monótono paisaje era siempre igual, de las mismas tonalidades. Al mayor nunca le había llamado la atención el campo y esta vez no iba a ser la excepción, aunque le gustaba la soledad de aquellas casas esparcidas una muy lejos de la otra, imposibilitando el contacto entre sus dueños, pero no le atraía mucho la extrema calma de ese ambiente. Sin embargo, no le quedó otra que observar a través de la ventana para matar el aburrimiento, porque había olvidado la caja con sus libros en lo de su tía.

Entre siestas cortas y reflexiones sobre cómo sería su vida en ese nuevo lugar al que se dirigían, el débil sol se puso y la luna estuvo lista para iluminar vagamente la carretera, aunque no más que las luces que ésta poseía.

"Ya estamos cerca", logró escuchar Josh de parte de su madre, a pesar de haber tenido los auriculares puestos.

Las casas ya se veían más unidas y cada vez crecían más, hasta transformarse en enormes edificios grises y cuadrados, fríos.

Pronto, Laura aparcó el auto a un lado de la acera y acto seguido giró la llave para apagar el motor. Soltó un suspiro y expresó, con aire victorioso: "¡Llegamos!".

A su ritmo, cada uno bajó del auto con sus cosas, turnándose para dejarlas en el departamento hasta que el auto estuvo vacío, permitiéndoles a los cinco subir a acomodarse en el nuevo hogar.

"Chicas, compartiré la habitación con ustedes. Josh y Jordan dormirán en la otra", informó. Sus descendientes asintieron en simultáneo y la rubia, agotada y frustrada, se lamentó. "¡Oh, lo siento! ¡Siento mucho que hayan tenido que dejar sus colegios una vez más! Espero que podamos salir adelante en ésta ciudad".

La mayor de sus hijas, Ashley, dejó su bolso en el suelo y abrazó a su madre, a lo que todos la imitaron. Las madres, por más fuertes e insensibles que parecieran, eran frágiles y estaban dispuestas a dar sus vidas por sus hijos, tal como hacía Laura. Había pasado por mucho mal por culpa de Bill, y lo mínimo que sus hijos podían hacer era agradecerle con un breve abrazo que la hizo sonreír ampliamente.

Luego, cada uno fue por su lado a desempacar. Josh, sin embargo, acudió a Ashley para pedirle un favor.

"Uhm, Ash, ¿podrías prestarme tu portátil, por favor?", preguntó con un susurro. Su hermana le regaló una sonrisita burlona y contestó, tendiéndole una mochila:

"Claro, enamorado".

Josh ignoró aquello y de inmediato corrió hacia su madre para rogarle que le dejara ir a una cafetería cercana para hacer una videollamada, ya que en su nueva casa aún no había internet. La mujer accedió y el chico en seguida salió por la puerta.

Tuvo suerte de haber visto por la ventana durante el transcurso del viaje, porque así le fue fácil encontrar el lugar adecuado para poder comunicarse con Tyler. Aunque había mucha gente en aquella cafetería, una opresión en el pecho le indicó su necesidad de ver a su novio a toda costa.

Abrió skype tan pronto como la computadora se inició y se conectó a internet. Agregó el contacto de Tyler -que se había aprendido de memoria- y procedió a presionar el botón de llamada, que en menos de unos segundos fue atendida.

El rostro moreno del más joven se hizo ver en la pantalla con una enorme sonrisa, que fue correspondida al instante por el chico de pelo desteñido.

BRUISES ✓ joshlerWhere stories live. Discover now