|2. J a c k|

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Soundtrack 2: Perdón - Camila

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Que detestable.
Lo admito, la chica es hermosa, pero aburrida en el sentido de que no ha hablado con nadie en toda la fiesta. La he visto regresar del jardín hace menos de cinco minutos y lo único que ha hecho es estar sentada nuevamente.
¿Enserio esa era mi esposa?

Que horrible esa palabra: esposa.

No le presto más atención a pesar de las miradas de reproche de mi madre. Que idiotas son por haber formado este matrimonio sólo para que los Arendelle puedan tener dinero ya que los "pobrecitos" están en banca rota; a mi me da igual como estén, aún no perdono lo que nos hicieron los malditos...

-Jackson, ¿qué estás haciendo aquí? -me tenso mientras dejo el bocadillo a un lado al oír la dura voz de mi padre murmurar con seriedad-. Se supone que deberías estar con Elsa, ella es tu esposa y la estás dejando de lado.

Mi padre, Nicholas Frost, siempre ha sido un hombre serio e intimidante con las demás personas, y con nosotros cuando está molesto. Creo que heredé eso de él, no soy una persona que disfruta el estar riendo de aquí para allá en la vida.
Alzo una ceja mirando de reojo a la platinada que aún sigue sentada y que observa a todas las personas con un deje de tristeza demasiado barata en mi opinión.

-Ella está bien -me encogí de hombros, pero me arrepentí de lo dicho al notar la mirada enfadada de papá-. Ya voy...

Camino hasta llegar al lado de esta mujer, me senté notando como dio un respingo por mi presencia. No me importaba, ¿a mi qué me van a importar las personas interesadas por nuestro dinero?
La miré y la miré, ella agachando su mirada un segundo después. ¿Por qué sigue actuando? Sé que se hace la tímida, pero yo eso ya lo descubrí y me molesta que siga de la misma manera

-¿Por qué no hablas con la gente? -pregunté con sequedad-, y no me vengas con que no estás acostumbrada. ¿Qué persona no está acostumbrada a hablar?

-P-Pero es que yo... -decía.

-Pero nada -la interrumpí ya cansado, la tomé del brazo para levantarla-. Te presentaré a varios para que al menos te dignes a no pasarte el resto de la noche sentada sin hacer nada.

Noté como agachó nuevamente la mirada. Dios, dame paciencia...
Le presenté los invitados que conocía, todos fueron muy cortés con esta mujer a pesar de que ella dijo algunas palabras entre tartamudos que me tuve que aguantar.

Y así estuve por el resto de la noche. Presentándola, bailando con ella, cenando en nuestra mesa junto a los demás invitados; estuve haciendo lo usual en las bodas, aparentando que estaba bien con Elsa.

(...)

La fiesta acabó cerca de las cuatro de la madrugada y yo estaba exhausto. Subimos las escaleras no sin antes despedirno de todos, incluyendo mis padres -aunque sólo les dimos las buenas noches-. Nos quedariamos hasta el mediodía de mañana ya que gracias a la gentileza de mi padre, nos iremos a Hawaii por dos semanas para la famosa luna de miel.
No aguantaría un mes entero.

-¿D-Dónde está el baño? -escuché que preguntó con una suavidad que me llegó a asombrar.

-Aquella puerta -señalé hacia la única puerta de la izquierda a la que se fue a encerrar de inmediato, yo proseguí a buscar mi pijama.

Ni loco me metería con ella. Ni en sueños.

Guardé todo en el gran vestidor que tengo antes de acomodar la alarma para despertarme. Mientras lo hacia, escuché como Elsa salió del baño pero ni la miré. Sólo lo hice cuando jamás sentí un peso más en la cama. Su pijama era veraniego, como en la época que nos encontrabamos, de color celeste; su cabello caía por sobre sus hombros que parecía una cascada; y su mirada era como siempre y fastidiante, tímida.

Flechazo de amor |Jelsa| |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora