|7. E l s a.|

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Soundtrack 7: Kuch Na kahe - Saras & Kumud (no escontré quienes la cantan)

Sé que dije que el soundtrack sería en español e inglés, pero me gusta canción (la novela igual). No aguanté y la puse :v
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-¿Y los dejaran? -pregunté inevitablemente.

-Claro, señora -respondió Adam, el hombre encargado del cuidado de los animales-; el señor Frost sólo permitió que se quedaran uno de los cachorros además de la pareja.

Por supuesto, esto era obra de él. ¿Quién más sería tan malo como para abandonar animales?

Me agaché para acariciar a los cinco pequeños cachorros que se me acercaban. Nunca tuve perro, y me resultaban muy lindo tener que cuidar y amar a alguno. El problema: me dolía que sólo nos pudieramos quedar uno. ¿Por qué?, el patio el grande para todos. ¿Y si Jackson era alérgico?, debe ser por aquello; aún así y aunque me cueste, hablaré con él...
Sin temblar, Elsa, no lo hagas.
Sería difícil, le tengo mucho miedo.

Mientras el hombre seguía trabajando, noté como otro castaño se adentraba a la gran casa. Lo reconocí como el amigo del que es mi marido, una vez lo vi, pero no se me olvidaban las caras. Ah, ah, eso no.
Me pregunto el porqué no puedo acercarme, Jackson trabajará y alguien debe de estar al pendiente por si algo llega a pasar. Pero no quiero enojarlo, quiero que su extraña actitud positiva -si es que se le puede decir así- dure más tiempo.

¡Guau!

El cachorro que anteriormente tenía en brazos, uno de rulos negros, lanzó un ladrido para que siguiera acariciándolo. Lo tomé en brazos, él -porque es macho según Adam- se acomodó en mis brazos y cerró sus ojos.
Sonreí, ya sabía quién sería mi regalón y por nada del mundo dejaría que lo abandonara. Aunque los demás tampoco.
Ingresé a la casa con el animal durmiendo en mis brazos, Sarah estaba terminando de limpiar la cocina. Le sonreí, ella hizo lo mismo, y seguí mi camino hasta la habitación. Al llegar dejé el cachorro sobre la cama, él se acomodó antes de seguir su siesta. Me acomodé a su lado para continuar mi lectura de uno de los tres que he leído infinidades de veces.

-¿Se puede? -la anciana ingresaba con una canasta de ropa, de inmediato me paré para ayudarla-. No, no, mi niña, yo puedo.

-A-A mi no me molesta, Sarah -dije, encogiendome de hombros-. Me gusta mucho ayudar.

-O sí eso me he dado cuenta -me miró con sus pequeños ojos verdes-, los que trabajamos aquí estamos contentos con su presencia. Usted es muy buena.

-¿E-Enserio? -pregunté con ilusión.

Nunca me habían dicho eso...

-Así es -noté como su mirada pasó hacia la cama-. ¡Oh, por dios!, ¿mi niño Jack le permitió el perro? -preguntó.

¿Debía pedir permiso?

Negué, otra exclamación de preocupación salió de sus labios.

-No se enterará -murmuré, convenciendome a mi misma.

-Eso espero -otra vez sonrió al ver la cama-. ¿Le gusta leer?

Asentí sonriente, me encantaba. Podría pasarme la vida entera leyendo de no ser porque debo cuidar mi casa, no que otras personas lo hagan por mi.

-Me agrada, leer es la fuente del conocimiento. Y conocer otros mundos, uff, eso es lo mejor -comentó, acomodando la ropa en los cajones al igual que yo-. ¿Qué otras cosas más le gustan?, perdón si me encuentra entrometida, pero me gustaría conocerla más.

-Descuide, de hecho, me gusta que me conozcan... -susurré lo último, sacudo la cabeza- Las rosas, esas me gustan mucho, y de cualquier color, aunque mis preferidas son las blancas. También los animales, yo no sería capaz en abandonar o lástimar a alguno, ellos también tienen sentimientos -Sarah sonrió-. La lasaña, nunca creí que fuera deliciosa...

-¿No la había probado? -negué ante su asombro.

-No hasta que usted la preparó -susurré con un deje de tristeza-. He estado mejor aquí que en donde antes vivía, claro, sin contar los gritos de Jackson.

-Él es un gruñón, pero no sería capaz de lástimar una mosca -frunció sus labios.

-Es que se enoja mucho, por eso trato de hacer lo que dice -suspiré pesadamente-; no quiero que se ponga furioso otra vez.

-Todo estará bien -me toma la mano con apoyo-, ya lo verá, mi niña.

Eso espero...

(...)

Habían pasado dos meses, y todo seguía tan igual. Sólo que ahora Jackson se enojaba cada vez menos, aquello me aliviaba.
Todos los días veía a los trabajadores junto con los amigos de mi marido ir hasta donde la construcción estaba. Yo no podía, Jackson se encargaba de vigilarme de vez en cuando, por lo que decidí tan sólo quedarme dentro de la casa como en los primeros días lo hacía.
Esa noche, lo recuerdo, estaba a punto de cambiarme al pijama cuando él ingresaba con una bolsa de marca para extendermela.

-Cámbiate, iremos a cenar -su tono frío me hizo fruncir levemente el ceño, aceptando la bolsa.

-¿C-Con tus amigos? -pregunté, aún confundida por la orden.

Porque él no me lo pidió, prácticamente lo había ordenado.

-¿Ah? -negó lentamente-. No, iremos tu y yo, así que apresurate. Tienes quince minutos.

Y salió.
Solté una pequeña risilla al ver lo nervioso que se encontraba. No entendía el porqué, tampoco el porqué saldriamos, pero no desaprovecharía la oportunidad. Talvez no vuelva a ocurrir, y yo realmente quería sentir lo que era salir a pasear un rato.
Ví el vestido, un hermoso vestido blanco, con los hombros descubiertos y mangas largas, que me llegaba a las rodillas. Sencillo. Precioso.
No creí que me regalarían algo tan bonito como un vestido, me limpie la lágrima que se me escapó antes de comenzar a vestirme.

Vi que también había una bolsa con zapatos. Unos tacos blancos que parecían botines. Me costaba caminar con ellos, pero rapidamente pude acostumbrarme. Sólo esperaba no caerme...
¿Cómo sabían mi talla? Ni idea.
Me dejé el cabello suelto. Y ¿listo?. Nunca había usado maquillaje, ¿me vería mal?. Emma me había regalado una maleta con pinturas hace un par de semanas, y lo único que saqué en estos momentos fueron brillo labial junto con la máscara de ¿pestañas?
¿Quién le coloca estos nombres? Ni que las pestañas tuvieran cara.
Le di la razón a mi conciencia.

Me miré en el espejo...
¿Podré gustarle?

Flechazo de amor |Jelsa| |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora