|10. J a c k.|

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Soundtrack 10: Solamente tú - Pablo Alborán
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—Oh, diablos —susurré al ver la ventana y oír las fuertes gotas que caían con intensidad.

Había amanecido con tormenta, e incluso la luz se nos había ido. Notaba como los trabajadores guardaban los pocos animales que teníamos en su refugio y otros se encargaban de guardar en el gran garage los autos. Sarah preparaba el desayuno con rapidez, y yo me había vestido para decidir a ayudar a Robert junto a otro hombre a guardar los autos.

Por primera vez me levanté más temprano que Elsa, recuerdo que la ví removerse en la cama antes de seguir durmiendo. La mañana era fría por lo que la cubrí más con las mantas, le besé la mejilla y salí hacia la que en ese momento era mi habitación para vestirme. Eso ya casi veinte minutos atrás.

—¡¿Cuántos faltan?! —le pregunté a Robert casi en un grito debido a la distancia que nos separaba.

—¡Dos más, señor! —respondió el hombre con el mismo tono.

Esto me pasa por tener demasiados autos...

En fin, entramos los últimos dos autos de los veinte que tenía. E ingresamos a la casa, los truenos se oían y los relámpagos iluminaban la casa a pesar de que son las nueve de la mañana. Robert y Clark se fueron hacia donde los demás trabajadores se encontraban en el comedor que en esta casa había aparte. Ambos estaban vestidos especialmente para la lluvia, yo tan sólo me puse la chaqueta impermiable aunque por el viento se me ha caído el gorro y ya no me lo podía poner debido a que a cada rato se me caía.

—¡Jack! —oí la voz de Elsa quien salió de la cocina bien abrigada junto a una toalla—. Vete a abrigar, te vas a resfriar —decía mientras recibía la toalla que me ofreció para empezar a secarme el pelo.

—Tranquila —entonces recordé algo que me hizo suspirar con cansancio, le entregué la toalla antes de ponerme otra vez el gorro—. Iré a encender el regenerador, así tendremos un poco de luz y podremos saber que sucede. Esta tormenta no me gusta para nada...

Antes de abrir la puerta, su mano tomó mi brazo deteniendome. Sus ojos estaban nublados de preocupación, de temor.

—Ten cuidado —susurró.

—Descuida —entonces salí.

(...)

Comencé a vestirme luego de haberme duchado, solamente esperaba que no me resfriara como Elsa decía. Odiaba estarlo.
Bajé las escaleras para ir al comedor donde la platinada me esperaba. Me sonrió, le correspondí, y Sarah nos dejó el desayuno recién hecho. Olía delicioso.
Gracias al regenerador pude enterarme que la tormenta duraría un par de días —según dicen—, y que nadie podría salir de sus casa. Eso significa que yo no iré a trabajar. Que gustaso. Por supuesto.

Rato después, caminaba por los pasillos sin saber que hacer. No podría salir a tomar aire por la lluvia, no tenía sueño y la tarde estaba siendo aburrida. Silenciosa.
Entonces llegué a la sala, la chimenea estaba encendida y Elsa se acomodaba en el suelo con una manta encima para comenzar a leer.

—¿Será que puedo acompañarte? —pregunté, alzó la mirada y asintió. Me senté a su lado, ella me ofreció parte de su manta para que no pasara frío—. ¿Qué lees?

—Recién iba leerlo —dice con suavidad—: Cumbres borrascosas.

—Quiero escucharte.

Suspiró, comenzando a leer en voz alta. Toda la tarde estuvimos ahí, cálidos junto a la chimenea disfrutando de aquel libro. Yo de oírla.

Así transcurrieron los siguientes tres días, había trasladado mis cosas a la habitación principal ya que desde aquella noche no dejaba de dormir a su lado.
Miraba por la ventana del cuarto, las gotas caían con menos intensidad que el primer día o incluso ayer. Elsa veía una película tranquilamente en la cama, por suerte la luz había regresado, ambos en silencio sólo oyendo lo que los personajes dicen además de las gotas caer.

Flechazo de amor |Jelsa| |TERMINADA|Where stories live. Discover now