|3. E l s a|

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Soundtrack 3: Human - Christina Perri

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Decir que las dos semanas que pasé en Hawaii fueron reconfortantes y una oportunidad para tratar de conocernos no fue exáctamente aquello.
Recuerdo lo sucedido mientras tomo asiento en el Jet privado de la familia Frost tras un suspiro.

Todo el viaje directo a la famosa luna de miel fue en un silencio completo, y no es que me guste como este hombre me hable de una manera cruel, pero deseaba al menos comenzar una conversación para que esto no sea tan incómodo.
Aunque no, no fue así.
Jackson se puso audifono e ignorandome se echó a dormir. Bueno, tampoco es que no esté acostumbrada a que me ignoren.

Luego llegamos, llevé mi maleta hasta la habitación del hotel y para mi sorpresa habían dos camas. Era obvio que el peliblanco no me quería cerca por lo que había reservado una habitación así.
Y yo, como siempre, me guardé los comentarios. No soy capaz de decirlo, me da vergüenza y no quiero que se enoje...

La primera noche fue tranquila. Jackson se la pasó en la gran piscina del hotel mientras que yo me quedaba en la habitación o iba al restaurante a comer. Para mi desgracia, no sabía nadar.
Nos nos hablamos ese día, y si yo lo hacía era para preguntarle si había comido. Nuevamente me contestó de una manera tan dolorosa que preferí callar.

¿Es qué acaso siempre será así?

El segundo día, ni hablar. Cuando desperté, Jackson no estaba y no regresó en todo el día. Me preocupaba puesto que no había dejado nota, ¿y si le había pasado algo? ¿o si se había ido?
Revicé los cajones, su ropa seguía por lo que quedé más tranquila.
Al menos, no me había abandonado para regresar a Inglaterra.
Recuerdo que caminé por algunas calles de Hawaii junto a la zona de turismo para conocer, no hablaba con nadie y sólo sacaba fotos a lo que me gustaba o si era algo sorprendente. Me gustaba sentir esa brisa chocar contra mi cara y el sonido de la mar sonar en el rompe-olas.

De camino al hotel, ví una tienda de pequeños recuerdos que me llamó la atención. Todo era artesanal, algo admirable y hermoso.
Me compré una libreta con diseños que inspiraban al mar y a la isla en general, junto con un bolígrafo para poder escribir todo lo que me sucederá a partir de ahora. También un pequeño collar con un dije en forma de una flor parecida a la que Lilo usaba en la película de Lilo & Stich. Talvez no valga mucho, pero a mi me encantó.

Estuve la tarde entretenida en escribir en la gran terraza del hotel mientras me servía un café.

Sólo la noche fue mi mayor temor.

Dormía tranquilamente hasta que sentí que abrían la puerta de la habitación, desperté asustada. Cuando me levanté, una silueta se notaba tambaleante por la oscuridad de nuestra habitación. Me costó mucho en adividar que era un Jackson borracho, con su ropa desarreglada y mirada llena de odio hacia mi.

-¡Eres una bruta interesada! -casi me gritó, su voz lleno de rencor el cual no entendía.

Las lágrimas se acumularon del miedo. Estaba aterrada por si se atrevía a hacerme algo, los golpes siempre me horrorizaban. Más si era con el cinturon por no hacer nada bien.
Intenté caminar para ayudarlo, pero me negó lanzando la botella de vidrio que tenía en manos. Chillé del miedo, sin embargo, por lo tambaleante y a punto de perder el equilibrio que estaba, no me llegó e impactó contra la pared.

-No vales nada, mosca muerta -negó con disgusto-. Ni siquiera te mantienes callada cuando yo no te he dado el permiso de hablar.

-P-Perdón... -susurré con lágrimas en mis ojos, que retengo para no soltar.

-¡Cállate! -ví como intentaba caminar en mi dirección, por instinto me alejé hasta un rincón de la habitación.

-N-No me pegues -supliqué con voz quebrada, no aguantaría otro golpe.

-Ah, pero claro que te mereces uno buenos latigazos por idiota -mencionó con un impresionante odio y frívolidad que me aterraba-. Pero jamás tocaría a una mujer, por muy merecido que lo tengas; ten por hecho que no te golpearé.

No dije nada, me senté en el suelo ocultando mi rostro entre mis piernas flectadas. Lo oí bufar, al segundo el sonido de la cama cuando alguien se lanza de un salto.
No me moví del lugar, le tenía demasiado miedo como para cometer alguna estupidez...

Aquel día acabó terriblemente. Y al siguiente, volvió a ocurrir otra estupidez mía.
Sólo quería hacer un buen gesto en ordenarle el postre de nueces que a muchos en el hotel le han gustado; pero Jackson era alérgico. Tuve suerte de que él trajera medicinas por siacaso, o si me hubiese ganado golpes. Si bien Jackson no le pegaba a ninguna mujer, tenía el presentimiento de que se le acabaría la paciencia y sería la primera mujer a la que tocaría de aquella forma.

No salí de la habitación en tres días por castigo, según él casi lo mataba. Me entretuve dibujando, escribiendo, o incluso mirando la televisión, deseando que entrara Jackson para decirme con arrepentimiento que era libre y podía pasear por la isla.
Talvez no con él, pero caminar y sentir la brisa del mar era lo que anhelaba.

Lloré del miedo mientras el peliblanco no estaba.
Esto lo hago por mis padres. Cada día voy teniendo un poco más de cariño, ya verás, Elsa, que no estarás sola y volverás con tu familia. Esta vez, para ser feliz.

Siempre me convencía con esas palabras, y ansiaba por el día en que eso llegara a pasar. Sabía que aquel sacrificio valdría la pena.
Lo sabía perfectamente.

(...)

En fin, esta a sido la peor de las lunas de miel que haya existido. En vez de sabor a miel, fue tan acida como el limón.
Jackson hablaba con su padre en total seriedad, diciendole puras mentiras de lo fantástico que hemos vivido en Hawaii.
Me dolía ver como ponía muecas por cada mentira que salía de su boca...

¿Qué tengo que hacer para que al menos nos llevemos bien?

Sentí mi teléfono sonar. No es tan tecnológico como el de Frost, pero me servía mucho.
Una pequeña sonrisa apareció en mi rostro al ver el nombre de mi hermanita, Anna.

-¿Anna? -pregunté en un susurro, ignorando la mirada de reojo del peliblanco- ¿Si eres tú?

-Claro, tonta -bajé la mirada, mi sonrisa se había desvanecido. Anna siempre fue agría y cruel con la gente-. ¿Y? ¿a dónde te llevó?

-H-Hawaii... -susurré tan bajito que la escuché resoplar

-Más fuerte, ricitos -ordenó como siempre lo hacía. Lo gracioso es que es menor que yo...

-Hawaii -hablé más alto, viendo por la ventana. Sólo deseando que lleguemos ya a tierra.

-Valla que tienen dinero... -la oí murmurar para si misma, fruncí el ceño con confusión.

-¿Q-Qué?

-Nada. Sólo escucha lo que te diré -puse más atención a sus palabras-. Este Sábado es el cumpleaños de mamá, y ella consideró que esta vez podrías festejarlo con nosotros.

-¿De verdad? ¿ella quiere que esté ahí?

Una felicidad inundó en mi que no pude evitar sonreír como jamás lo hice.
Nunca me habían dejado estar en alguna de sus fiestas, nisiquiera Navidad o el Año nuevo; siempre me encerraban como castigo por no haber cumplido alguna orden o hacer algo mal de lo que me decían.
Son unos padres algo raros...
Supongo que el casarme fue un requisito para ir a una celebración tan importante para mi como el asistir al cumpleaños de mi madre.

-No interrumpas -callé al instante, su voz no era tan seca como la de mi marido, pero si era cruel para su edad-. Quiere que asistan tu y mi cuñado, sin falta. Ninguno.

-Entiendo -asentí lentamente, pensando en cómo hablar con Jackson sobre la fiesta.

-Muy bien, Elsita -hice una mueca por ese apodo-. Espero que vallan.

Y tras decir aquello, colgó.
No sabía como preguntarle al que es mi marido si es quería acompañarme a la fiesta. Talvez no lo desea, ¿debería ir sola?
No lo sé. Pero me gustaría que me acompañara, que comencemos a llevarnos bien.

¿Y qué mejor oportunidad que esta, verdad?

Flechazo de amor |Jelsa| |TERMINADA|Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz