|29. E l s a.|

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Penúltimo capítulo ;')

Ojalá les guste.

Ortografía será corregida en algún momento.

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Me sobresalto cuando a Anna se le cae el plato que era para Miriam, mi madre, y el silencio inundó la pequeña casa antes de que esta gritara furiosa porque la pasta ha arruinado su ropa. Se paró de la silla para darle una bofetada. Y mi padre, ese señor del que me he encariñado en estos últimos días y quien nos abraza y cuenta historias tanto a Anna como a mi para distraernos de la realidad cada vez que vamos a dormir, también tuvo que levantarse para agarrar a mi madre e impedir que le hiciera más daño a mi hermana.

-¡Eres una estúpida! -gritaba mi madre histérica mientras yo me acercaba a Anna para ver cómo estaba su herida.

-¡Basta, mujer! -exclamó el Sr. Thomas, mi padre-. ¡Fue un accidente, ya cálmate!

-Estoy bien, tu tranquila -me susurró mi hermana, sin quitarle la mirada a mi madre.

Mi mano fue a mi vientre al sentir como si algo me pinchara, provocándome una leve mueca.

—No la quiero ver —decía mamá mientras hacía otro intento por agarrar a Anna—. Thomas, sácala de aquí.

—Eres una exagerada —le dijo él, aún sin soltarla.

—Hazlo si no quieres que yo cumpla lo que ya sabes —le dijo ella con esa sonrisa que tanto me da miedo cuando él se mostró pálido.

Nos miró sin quitar la expresión de horror en su cara, y cuando sus ojos se encontraron con los míos, que lo miraba extrañada, no hizo más que asentir. ¿Qué está pasando?

—Llévala al cuarto más helado.

Mi madre se sentó observando con satisfacción como mi padre sacaba a Anna del comedor para encerrarla en una habitación.

Me encorvé muy apenas al sentir como si me pincharan por dentro otra vez. Mi mano volvió a estar sobre mi vientre de ya siete meses. Inhalé y exhalé profundamente para que el dolor se esfumara.

—¿Y tú? ¿qué no te vas a mover acaso? —y tronando los dedos me apuró—. Rápido, rápido, que tengo mucha hambre.

Preparé nuevamente su comida mientras escuchaba como hacía sonar sus uñas cuando sus dedos golpeteaban la mesa, midiendo su paciencia. Supe que no debía demorarme y, teniendo en cuenta que mamá no le gusta esperar y podría descargar su rabia en mi, debía apurarme si no quiero que dañe a mi bebé.
Cuando me dispuse a alejar unos pasos una vez dejar el plato frente a mamá, me tengo que sostener de la mesa cuando me agarra de un puño el cabello. Cierro los ojos con fuerza tanto por el dolor de mi cuero cabelludo como por el nuevo pinchazo que sentí en mi vientre bajo.

Bebé, por favor, aguanta...

—Debería deshacerme de ti de una vez por todas —dijo entre dientes, mirándome asqueada—. Si no fuera por mi madre...

Y me soltó, mi mano se fue a la zona dañada para sobarla, tragando saliva del miedo al encontrarme con esa aterradora mirada. Ella me odiaba. Me odiaba y no entendía la razón.

—¿Sabes? Nosotros pudimos haber sido felices —murmuró, no obstante, el odio y rencor en sus ojos aún no desaparecía—, Tommy, tu y yo. Pero él no lo quiso, no me quería —se levantó para caminar lentamente en mi dirección, retrocedí hasta que choqué con la encimera de la cocina—. Él te quería a ti, nada más que a ti —me miró con desprecio, las lágrimas se juntaban en mis ojos sin que pudiese evitarlo. Siempre me ha dolido la miradas que me dedicaba, jamás pude enorgullecerla—. Me quitaste todo el amor que Tommy me pudo haber dado, nunca debí de haber planeado esa noche y así tu no hubieras existido —dijo aunque parecía haberselo dicho asimisma que a mi. Una lágrima rodó por mi mejilla—. Todo hubiese sido más sencillo —susurró—, y Tommy estaría conmigo...

Flechazo de amor |Jelsa| |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora