Capitulo 01

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Doy unas cuentas vueltas en la cama, miro la hora en el despertador y son las 3:15am, y yo sigo sin poder dormir. Odio cuando mi cerebro no quiere apagarse, y solo quiere pensar cosas estúpidas.

Me coloco boca abajo y pego mi cara con fuerza en la almohada. Es tan frustrante tener sueño y no poder dormir, volteo mi rostro para mirar por la ventana y observo la luna, me muevo lentamente para quedar de lado y al hacerlo mi pezón roza con la sabana, produciéndome un pequeño escalofrió, se sintió tan rico que muevo mis pechos otra vez para poder sentir esa sensación.

Cerré mis ojos un momento, ya que no puedo conciliar el sueño quizás sea bueno darme un rico orgasmo, a lo mejor mi cerebro se cansa y por fin me deja dormir.

Lo pienso un poco más y decido hacerlo. Me acuesto de espaldas y llevo dos dedos a mi boca, los chupo y los llevo a mi pezón, lo empiezo acariciar lentamente y cierro mis ojos para disfrutar de esa rica sensación que recorre mi cuerpo, es lo más parecido a tener una lengua rozando tu pecho. Vuelvo a llevar mis dedos a mi boca, los chupo otra vez y hago lo mismo con mi otro pezón.

Puedo sentir como empiezo a mojarme, junto las piernas y confirmo que estoy húmeda. Aparto los dedos de mis pezones y los deslizo hasta mi coño he inmediatamente lo rozo, siento una descarga eléctrica recorrer todo mi cuerpo, llevo el dedo a mi entrada y comienzo a esparcir los jugos por mi vagina, saco mis dedos y los chupo. No es por presumir, pero me encanta mi sabor.

Regreso mi mano derecha a mi clítoris y empiezo a moverlo lentamente en círculos, mientas mi mano izquierda pellizca mis pezones. Estoy tan excitada, que las ganas por más crecen rápidamente, aumento el ritmo de mis dedos y muevo mis caderas ligeramente hacia delante y hacia atrás, mis jugos empiezan a salir con mayor rapidez y siento como mi cuerpo se estremece y mi corazón empieza a palpitar cada vez más rápido ante la inminente llegada de un orgasmo, chupo mi pezón con fuerza y me dejo arrastrar por ese glorioso orgasmo que se esparce como pólvora por todo mi cuerpo.

Cuando ya mi respiración se ha tranquilizado, me levanto de la cama y me dirijo al baño, me doy una ducha rápida para quitar de mí el olor a sexo producido por mis jugos y me vuelvo acostar, miro el reloj y ya son las cuatro de la madrugada y ahora estoy más cansada que nunca, siempre termino exhausta después de correrme, aunque pude lograr mi objetivo, mi cerebro se cansó y pude dejar de pensar tonterías.

Debía levantarme a las 6 de la mañana así que solo me quedaban 2 horas de sueño y las debía aprovechar. Me acomodé en la cama y segundos después ya estaba dormida.






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Una virgen adicta al sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora