Capítulo 11

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Es verdad, varias veces le insinué que podíamos llegar a ser buenas amantes, pero no lo decía en serio, ¡nunca lo decía en serio!, de vez en cuando terminábamos la frase de la otra, nos entendíamos con mirarnos y a veces pensábamos lo mismo, y nos reíamos por nuestras coincidencias, cada vez que algo así nos pasaba le decía que podíamos llegar a ser buenas amantes.

-Siempre hemos sido amigas y ¿ahora de la nada te gusto?, además sabes que siempre lo decía en broma.

-Me gustas desde hace mucho, ya te lo dije, pero sé que te mueres por Miranda, se te cae la baba cada vez que la ves. Solo déjame tenerte, besarte, hacerte mía, te aseguro que no te arrepistaras –Se acercó, mirándome con un deseo que nunca fui capaz de identificar en ella, sus ojos irradiaban lujuria por todas partes, tanto que no podía moverme, no sé qué me sorprendía más, si las cosas que me decía o la forma en la que me miraba.

Me pegó a su cuerpo con brusquedad y llevo sus labios a mi cuello pasándome la punta de su lengua bien despacio, luego me mordió con fuerza, sentí como sus dientes se clavaban en mi piel pero antes de que pudiera sentir el dolor, volvió a pasar la punta de su lengua, y termino chupándome, volvió hacerlo algunas 3 veces más y sin darme cuenta ya estaba respirando con dificultad, sentí como mi coñito se calentaba, quería que bajara su lengua hasta mi sexo y me pasara su lengua como lo hace justo ahora.

-Aahh!!

Empezaba a querer más, pero debíamos detenernos, no podía permitir que las cosas fueran más lejos, ella era mi amiga y así debía quedarse, como amigas. Intente mover mi cuello un poco, para alejarme de sus labios, pero me fue imposible, sus manos enroscaron mi cuerpo, y sus besos subieron de tono, ahora eran feroces, como si necesitase de mí, como si estuviera sedienta y eso reducía casi a mínimo mis ganas de apartarme.

-Ángela, ah!, necesito que te detengas.

-No

- ¿Por........... qué?

- Porque lo estas disfrutando.

Deslizo su mano hacia mis pechos y los agarro con fuerza.

-Por favor....

-Oblígame

Inténto zafarme de su agarre, pero ella no deja de chuparme y de hacerme mojar, necesitaba sepárame de ella a como fuera lugar, y como si me hubiera sacado la lotería o Dios me hubiera escuchado, tocan la puerta y escucho como llaman a Ángela. Por su voz creo que es Catalina.

-Creo que te buscan Ángela, ya puedes soltarme - Me miro con cara de enojada y me soltó.

– Tú y yo no hemos terminado. – Se dirigió abrir la puerta y yo por supuesto Salí detrás, no pensaba volver a estar a solas con ella, tenía mi corazón a mil por hora y podría terminar haciendo cosas de las que luego me arrepentiría. Al notar que iba detrás, me miro de manera amenazadora,

- Tú no te vas.

-Okay, solo quiero ver quién es. –al abrir la puerta, como lo supuse Catalina estaba del otro lado, así que me abalance sobre ella a darle un abrazo para poder salir.

- Hola, ¿Catalina como estas?, déjame darte un abrazo, hace rato no nos vemos

-Bien de bien Ashley

-Qué bueno me alegro mucho, bueno... ya me tengo que ir, las dejo para que hablen. Chao –me fui casi corriendo a mi cuarto y puse el seguro por si se le ocurría venir.

Tenía tantas cosas que pensar y quería estar sola. Me dirigí a la ducha de inmediato, mi cuerpo pedía agua fría con urgencia.






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Una virgen adicta al sexoWhere stories live. Discover now