¿Es tu novia? | 6

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Ya habían dado las doce menos diez y sólo quedaba la mitad de los invitados. La iluminación había vuelto a la sala, y se formaron pequeños grupos de conversación.

Marinette estaba sentada en un banco cerca de la puerta del baño, rodeada por los restos de confeti y vasos esparcidos por el piso.
Sus ojos sólo se concentraban en Adrien, quien hablaba con los últimos invitados junto a la puerta principal. Esa noche lo había visto hablar con todas las chicas, y eso demostraba cuánto le importaba Ladybug.

—Ve a hablarle —susurró Alya, al notar que su amiga lo admiraba desde lejos.

Dudó al recordar el momento tan incómodo que habían pasado, pero finalmente se animó a acercarse.

Cruzó la sala viendo pasar las baldosas bajo sus temblorosas piernas. Cuando le faltaban unos pocos metros, Adrien notó su presencia y se giró hacia ella.

—Ah, hola, Marinette.

—H-hola...

—¿Vinieron por ti?

—No, aún no. Sólo vine a... conversar mientras espero.

—Claro —respondió el rubio. Entonces la lista de preguntas reapareció en su mente. ¿Música? Ya sabía su música favorita. También sabía qué le gustaba hacer en su tiempo libre. El diseño podía ser un buen tema de conversación.

Estaba a punto de formular la pregunta, cuando una figura le hizo sombra por la espalda.

—Padre, ¿qué haces aquí?

—Ya es hora de terminar, hijo. ¿Faltan muchos por irse?

—No, sólo tres, y Marinette —respondió, presentando a su compañera. Ella levantó la mano a modo de saludo.

—Bien, Nathalie controlará que todo salga en orden. Buenas noches, señorita Marinette.

—Buenas noches, señor Agreste —despidió cordialmente.

Ante la presencia de Gabriel, los murmullos se extinguieron y todo quedó en absoluto silencio. Destilaba autoridad e imponía respeto con tan sólo pisar el lugar. Subió de nuevo las escaleras y cerró la puerta de su habitación.

—¿Tu padre diseña de noche?

—Eh... no, no lo sé. ¿Por qué?

—Es que traía un cuaderno con modelos de vestidos.

—No lo había notado.

—Sus diseños son asombrosos, me inspiran.

—¿De verdad? Eso es... fantástico. Si quieres, puedes venir otro día y te mostraré sus campañas, siempre debo modelar en ellas.

—¿Me mostrarás... tus fotos?

—Por supuesto.

Marinette pudo contenerse, pero quería gritar de la emoción. Había logrado que Adrien la invitara a su casa y le mostrara sus álbumes de modelaje, y todo gracias a Alya.

—Ya vinieron por mí —avisó, mientras señalaba un automóvil rojo que se estacionaba afuera.

—Ah, ya lo vi. Bueno, nos vemos el lunes.

—Nos vemos —se despidió y comenzó a descender las escalinatas hasta la entrada.

Abrió la puerta del auto, y antes de subir sacudió la mano como último saludo. Adrien devolvió el gesto.

...

—Entonces ¿sí pudiste hacerlo?

—Sí, y fue muy divertido. Debo decir que no creí que mi padre me dejaría hacer una fiesta en casa, pero todo salió muy bien. Y conocer un poco mejor a mis compañeras de clase fue interesante.

La última cartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora