O.B.L.I.V.I.A.T.E [Harco-Drarry]

Obliviate # I

Lunes....

Harry Potter y Draco Malfoy son conocidos por ser los mayores enemigos del momento en el mundo mágico —Más que Lucius y James en sus tiempos en Hogwarts—, además de ser conocidos como enemigos de vida, son enemigos de casas; serpiente contra león, verde contra rojo. Desde el momento en que cruzaron miradas y palabras el primer día en Hogwarts —cuando Harry ofendió a quien sería el príncipe de Slytherin—, comenzó su enemistad. Ninguno de los dos puede verse en los pasillos, salones, comedor o alrededores (fuera o dentro) de Hogwarts sin intentar: hacerse mucho daño, soltar algún comentario borde o un "inofensivo" tipo de hechizo que pase desapercibido entre los profesores.

Ni siquiera en la Sala Común de sus casas pueden dejar de: ofender, opinar, pensar o conspirar contra el otro. Es tanto la insistencia de uno sobre el otro, que muchos de sus amigos o compañeros de casa huyen cada ves que los ven sabiendo que comenzaran a hablar: o Harry del hurón o Draco sobre el cabeza rajada de Potter. Muchas veces los estudiantes de las demás casas se preguntan cómo no se han matado en uno de sus tantos enfrentamientos, mientras que un pequeño grupo de alumnos piensa y sabe que ninguno se atreve a "deshacerse" del otro simplemente porque no pueden vivir uno sin el otro.

Tanto era el peligro que había alrededor de Harry y Draco de una explosión de magia cada vez que se cruzaban, que cada año hasta los ingresados de primero eran advertidos de mantenerse lo más alejado posible de ese par.

Mientras que el séquito de Malfoy intentaba de vez en cuando "iniciar" las discusiones entre ambos, los amigos de Harry intentaban a toda costa que el par de magos no se juntaran, si era posible que ni se vieran en todo el día. ¡Ningún Gryffindor quería estar perdiendo puntos de casa a cada rato sólo porque Harry no podía dejar pasar por alto algún comentario de la serpiente rastrera! Si se querían matar, muy bien podían hacerlo fuera de Howgarts, o bien cuando se graduaran de la escuela.

Sin embargo, justo esa mañana –a pocos días de las vacaciones de invierno– Harry Potter y Draco Malfoy se encontraron caminando a sus correspondientes primeras clases, pasando por el mismo pasillo pero en direcciones contrarias, sin poder evitar verse o pasar por un lado en el camino del otro. Ambos jóvenes de 16 años –quienes estaban de malas desde muy temprano por un mal sueño de "belleza"– chocaron hombros al pasar al lado del otro y actuando tan impulsivamente como los adolescentes enemistados que eran –y pensando que el choque había sido intencional y no un simple accidente – sacaron sus varitas listos para enfrentarse al otro.

Estudiantes que pasaban por el pasillo al mismo tiempo que Potter y Malfoy –y otros que están en el patio – se acercaron comenzando a formar un círculo al rededor de ellos, curiosos y animados de ver otra de las típicas peleas de ese par; siendo la mayoría, divertidas a los espectadores. Muchas de las veces ambos chicos sólo usaban encantamientos o hechizos de transformación para molestar al otro, cosa que se ganaba las risas de sus compañeros y un misero regañó/advertencia de los profesores –o de Hermione por parte de Harry– si es que eran descubiertos.

Aunque todo eso es típico para las otras casas como Ravenclaw y Hufflepuff –llegar o pasar por el lugar y ya ver a ese par peleando– para los de Gryffindor y Slytherin que siempre están alrededor de ambos jóvenes o le conocen aunque sea un poco, esa vez no lo es tanto. Es sólo luego de unas provocaciones verbales, que ambos chicos piensan en sacar sus varitas, no antes y menos por un infantil golpe de hombros.

—¡Harry! —Grita Hermione lista para detener a su amigo de hacer una tontería y cometer un error. Esa mañana cuando la castaña lo vio en el desayuno, se podría decir que no era el mismo, se veía realmente irritado y vulnerable a una explosión de mal humor con unas simples palabras incorrectas. No podía ver peor momento para que a Malfoy se le ocurriera molestar a Harry.