11. Limpieza

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Era difícil de creer, que Magnus ya llevara casi tres semanas en Texas y dos semanas desde que él y Alec se habían besado y todo había cambiado. Aun no eran una pareja, le estaba dando su tiempo, pero aun así había muchos besos robados cada vez que estaban solos. Magnus hacía todo en su poder para tratar de no meter sus manos en los pantalones de Alec, ya que estaba consciente de que él había sido su primer beso, e iba a ser su primer todo, y no quería asustarlo yendo demasiado rápido.

Así que aprovecharía los besos, chismearía con Camille y esperaría por la decisión final de Alec. Y así fue como realmente comenzó a disfrutar su estancia.

Nuca esperó a Alec. Nunca pensó en la posibilidad de conocer un chico tan maravilloso en medio de la nada. Mientras pensaba en todo eso, recostado en su cama, alguien tocó a la puerta.

– Está abierto, – dijo negándose a moverse.

La puerta se abrió lentamente, y Alec se asomó, haciendo que el corazón de Magnus se acelerara. Alec cerró la puerta con seguro, algo que Magnus descubrió hasta que Alec comenzó a visitar su habitación, y se acostó al lado de Magnus, de lado para verle. Trazó la curva de la mandíbula de Magnus, haciendo que este temblara. Alec se acercó más, depositando un pequeño beso detrás de su oreja.

– Alec, – Magnus gimoteó. – ¿Qué tal si vienen tus padres? – realmente no se quería resistir, mientras jalaba el cabello de Alec y este besaba y chupaba su cuello.

– Ahora mismo no me importa, – dijo separándose y besando los labios de Magnus. Tan pronto como se juntaron sus labios, Magnus no resistió el meter su lengua en la boca del otro, sacándole un gemido.

Magnus metió una mano debajo de la playera sintiendo los abdominales, mientras seguía con su lengua en la boca del otro. Considerando toda la práctica que había tenido Alec en esas dos semanas y el hecho de que aprendía bastante rápido, Alec ya era bastante bueno sobre lo que volvía loco a Magnus. Suspiró mientras sus dedos llegaban al pantalón de Alec. Separándose un poco Alec jaló la playera de Magnus y dijo.

– Quítatela, – demandó, mandando descargas eléctricas por toda su columna. Obedientemente se la quitó mientras Alec seguía depositando besos ahora en su clavícula.

– Te estás volviendo realmente bueno en esto, – dijo Magnus jadeando.

– Tengo un muy buen maestro, – dijo Alec riendo. Sus pechos se presionaron y Magnus se separó un poco para hablar.

– No es justo, tu tienes más ropa que yo, – dijo Magnus firmemente, haciendo que Alec riera y se quitara la playera volviendo a la misma posición, besándose de nuevo, pero ahora lento y suave, poniendo a Magnus impaciente, por lo que besó de vuelta más apasionadamente, mordiéndole el labio.

– ¡Alec! –

El chico en cuestión dejó de besarle y gruño. – Debe ser Isabelle. Se supone que hoy haremos la gran limpieza, – dijo mientras recogía su playera. – Tu no tienes que hacerlo, claro. Mamá dice que puedes pasar el día dibujando. – Magnus abrió la boca para hablar pero fue cortado.

– ¡Alexander Gideon Lightwood! – gritó Isabelle. – ¡¿Qué diablos haces?! ¡No pienso limpiar toda esta basura yo sola! –

– ¿Debería responder? – suspiró Alec. – Solo se pondrá más y más enojada. – Antes de que pudiera decir algo más, la puerta comenzó a ser tocada. Magnus se apresuró a ponerse la playera y Alec a peinarse, hasta que abrieron.

– ¿Enserio? Los dos están descansando? Tenemos cosas que hacer, – dijo ella cruzándose de brazos y viendo a Alec. – ¿Cuál es tu excusa? –

Big City (Malec UA)Where stories live. Discover now