15. Un consejo

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Creo en ti y en este amor
Que me ha vuelto indestructible, que detuvo mi caída libre



– Yo creo que se ve bien, – dijo Jace lentamente, mirando la descamada pintura. – Quiero decir, no es horrible. –

– Y se va a ver increíble, – dijo Maryse entregándole a Jace un bote de pintura roja. Se giró hacia los otros chicos quienes miraban al granero con pavor, e Isabelle con disgusto. – Además, su padre estará en el pueblo por unos días, ¡Imaginen lo feliz que se pondrá por ver el granero pintado!

– ¡Imagina lo genial que sería si no fuéramos nosotros quienes lo pintan! – exclamo Isabelle con brazos cruzados.

– ¿Cuándo fue la última vez que pintaron el granero? – preguntó Magnus.

– Probablemente hace unos treinta años, – admitió Alec.

– Esto nos va a costar treinta años. –

– Calla Max, – dijo Jace, alborotándole el cabello al menor. Magnus se preguntó cuanto tardaría Max en decirles lo mucho que odiaba esa acción. Siempre hacía caras cada vez que alguien le hacía eso.

– Estará bien, – dijo Maryse. –Nos divertiremos. ¡A empezar! – trató de lucir emocionada, lo que hizo reír a Magnus.

Los chicos gruñeron pero comenzaron. Se dividieron el granero, tomándose su tiempo y escuchando música del la radio de Isabelle. Magnus usaba una de las playeras de Alec dado que el no tenía ropa para pintar y había algo maravilloso en hacerlo. La playera olía a Alec y le hacía sonreír cada vez que pensaba en ello.

– ¡Maryse! – Magnus no podía creerlo. Era Rebecca, con una caja en sus manos y Simon luciendo algo aburrido. Rebecca lucía feliz, estando en su hogar.

– Hola Rebecca, Simon, – dijo Maryse bajando la brocha. – ¿Cómo están? –

– Bien, – dijo ella dándole la caja. – Mi mamá y yo horneábamos pays y creíamos que podrían gustarles. Te trajimos de manzana por que es el favorito de Max. –

– Gracias. Por que no entran. A cabo de hacer limonada. –

– Esta fantástica, – dijo Alec. – Isabelle no ayudó a hacerla lo que significa que es seguro tomarla...– fue cortado por Isabelle lanzándole pintura en la cara. Alec farfulló antes de lanzarla al pasto y pintarle un bigote mientras ella reía.

– Suena bien, – dijo Rebecca riendo. – Por que no les ayudas un rato, Simon. –

Simon asintió y se sentó al lado de Isabelle. Sus hermanos reían por la pintura en su rostro e Isabelle se sonrojó, intentando quitar la pintura con su playera. Simon la ayudó con su dedo y ambos se sonrojaron. Magnus les miró con la ceja alzada y volteó a ver a su novio quien solo negó con un suspiro. Magnus aprovechó para tomar su rodillo y pasarlo por la playera de Alec, haciéndole una línea roja.

– ¡Si! – gritó Isabelle. – ¡Véngame Magnus! –

– Esto es como lanzar pintura en la casa de Clary, – dijo Jace mientras sacudía su brocha lanzando gotas de pintura al rostro de Isabelle,.

– ¿Por qué la conversación siempre termina en Clary? – preguntó Alec burlón. – ¿Hay algo que quieras decirnos? –

– Cállate, – dijo Jace sorpresivamente sonrojándose. Isabelle rió.

– Aunque tiene razón, – dijo ella pasando un brazo por Jace. – Magnus lo amará, – volteándolo a ver dijo. – Es algo que Clary hace con su mamá. Tienen un montón de botes de pintura y un gran lienzo en el que avientas la pintura con tus manos o con la brocha. Es bastante loco. – dijo sonriendo.

Big City (Malec UA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora