12. ¿Novios?

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– ¿Qué te parece ir a montar? –

– ¿Ahora? – Magnus alzó la mirada de su libro, viendo a Alec que estaba en el borde de su cama. Sus ojos tenían un brillo infantil de emoción. Magnus leía un libro de modas de la biblioteca acostado.

– Estaba pensando que podíamos tomar los caballos y tener otro día de picnic. Hay un increíble colina y pensé que podía gustarte tomar fotos de el paisaje. –

Magnus cerró su libro y sonriéndole a Alec se levantó, y fue a su closet. Se comenzó a cambiar lentamente, sintiendo todo el tiempo los ojos de Alec sobre él. Giró el rostro para ver a Alec mordiéndose el labio. Magnus se quitó la playera y cuando dio un paso hacia atrás, sintió a Alec detrás de él, tocándole.

– Realmente me haces querer quedarme, – suspiró Alec, respirando contra la piel de Magnus y haciéndole temblar. Magnus se inclinó en Alec.

– Creí que amabas montar. Jace dijo que estabas obsesionado con los caballos. –

– Lo estoy, – dijo Alec suavemente, – Pero me comienzan a gustar otras cosas más. – Pasó sus labios por la mandíbula y Magnus gimió.

– Nunca vamos a ir a montar si sigues haciendo eso, – Alec rió pero se alejó y Magnus hizo un puchero.

– Realmente quiero llevarte a montar. No bromeaba, podemos hacer esto luego, – así que Magnus se puso una playera.

– ¿Te vas a quedar ahí viéndome mientras me cambio? – preguntó Magnus, haciendo que Alec se sonrojara.

– Me gusta la vista, – Alec sonrió y Magnus se volteó riendo, intentando ocultar su sonrojo. Era extraño lo fácil que era estar con Alec y lo mucho que le afectaba. Magnus se giró para ir al baño a maquillarse, pero Alec le tomó la mano.

– No, – dijo suavemente. – Te ves bien. – Magnus abrió la boca sorprendido y Alec le besó, arrastrándole fuera del cuarto. – No necesitas maquillaje. Así te ves increíble. – Nunca nadie le había dicho eso a Magnus.

– Okey, – dijo Magnus, a pesar de todo. Tomó su cámara y siguió a Alec.

Isabelle asomó la cabeza de repente. – ¿A dónde van? – dijo mirándoles sospechosamente. –¿Van al bosque? –

– Ya estamos grandes Izzy, – dijo Alec sonrojándose. – Estaremos bien. –

– Okey, bien, – dijo yéndose, pero volteando le dijo. – Te tengo vigilado Bane. –

*

Estaban en el establo mientras Alec hablaba con los caballos y acariciaba a Balios. Alec amaba tanto a los caballos que casi se sentía celoso de ellos.

– ¿Quieres tomar a Aristóteles o a Fancy Pants? Puedes llevar a Princesa si quieres...– rió Alec.

– Tomaré a Aristóteles, por favor, – dijo asustado y Alec rió, mientras tomaba cosas de la pared. Había una enorme colección de sillas de montar y riendas y otras más que parecían objetos de tortura.

Magnus no podía evitar pensar en lo diferentes que eran, desde la ropa hasta la actitud. Pero lo más notorio era de donde eran. Magnus no podía ajustarse a esa vida.

– No deberías, ya sabes, ¿amarrar al caballo o algo? – preguntó viendo al caballo inseguro mientras el caballo estaba libre, sin nada que le detuviera de huir.

– Nah, – rió Alec. – Aristóteles es el más educado, y calmado caballo del mundo. No tienes que preocuparte. – Magnus solo asintió, mientras se perdía viendo a Alec ajustando las riendas y cuando se dio cuenta, los caballos estaban listos

Big City (Malec UA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora