19. El mejor sentimiento del mundo

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My heart's a stereo, It beats for you, so listen close
Hear my thoughts in every note
Make me your radio and turn me up when you feel low




– Okey, vámonos de fiesta, – dijo Simon subiendo a la batea a la camioneta.

– Oh dios, – siseó Jace al oído de Alec. – ¿De verdad lo va a traer? – Y más alto gritó. – Hola chicos. Tu debes ser Sebastián. – Para Magnus el chico daba algo de miedo y lucía como un imbécil.

– Hey, – Clary sonrió tomando la mano de Jace y subiendo a la batea.

– Entonces, – dijo Alec comenzando a conducir de nuevo. – Sebastián. ¿Cuánto tiempo vas a estar por aquí? –

– Como una semana, – dijo inclinándose en la batea. – Los Penhallow fueron amables al aceptarme mientras mis padres terminan los trámites de divorcio. –

– Oh, – dijo Simon sonando compungido. – Que fuerte. Mi papá murió cuando era joven. – Magnus no estaba seguro que eso ayudara. – Es duro, pero realmente no le extraño. Estoy bien con mamá, supongo. –

– Odiaría tener que vivir con mi madre, – dijo Sebastián bufando. – Es una horrible perra. Por suerte me quedaré con mi papá. También es un imbécil, pero al menos tiene dinero. –

Todos le miraron algo horrorizados. Magnus no era muy cercano a sus padres, pero les amaba y no se imaginaba diciendo algo así y menos a extraños.

– ¿Soy adoptado? – ofreció Jace, tratando de aligerar el ambiente.

– Que pena. ¿Qué fue? ¿Se suicidaron o ya no te querían? – Todos se quedaron sorprendidos. Alec estaba a punto de explotar, pero Jace solo negó.

– Como sea, – Clary trataba de cambiar de tema. – Que lindo que Kaeli nos invitara. –

– Si, – Magnus dijo tratando de seguir el camino de Clary. – ¿Aline vendrá? –

– Eso creo, – suspiró Sebastián. – Ella y la otra marica nos verán ahí. –

– ¿Disculpa? – Magnus miró enojado a Sebastián. – ¿Cómo las llamaste? –

– ¿Maricas? – preguntó Sebastián impasible por la mirada de Magnus. – Son lesbianas, ¿lo sabías? Es algo asqueroso pero supongo que cada familia tiene el suyo, – sonrió engreído.

Magnus resistió la urgencia de lanzarlo de la camioneta, y por la mirada de Isabelle, los puños de Alec y el odio de Jace, todos querían hacer lo mismo.

– Entonces, Sebastián, – dijo Isabelle con un tono sarcástico casi natural. – ¿Me repites cuando te ibas? –

*

La fiesta ya estaba a todo lo que daba cuando llegaron. Había montones de coches estacionados fuera de el granero y en el campo.

– Nunca había visto tantas pick ups en mi vida, – le susurró Magnus a Alec.

– Bueno, en el campo es indispensable tener una camioneta. Somos de las pocas familias que tenemos también autos. – contestó Alec.

– Bueno, – dijo Isabelle. – Voy a conseguir algo de beber. ¡Estoy aquí por la fiesta! –

– ¿Enserio? – dijo Jace lleno de sarcasmo, – Yo vine por la vista. –

– ¿Soy bastante sexy cierto? – Magnus sonrió con burla.

Big City (Malec UA)Where stories live. Discover now